Lugo-Córdoba CF | Crónica

La casa exige más manos de pintura (2-1)

  • El estreno de Curro Torres en el banquillo del Córdoba se salda con otra derrota, fraguada en dos regalos defensivos en un intervalo de sólo cinco minutos

  • La reacción tras el descanso no tuvo continuidad hasta el final

Para empezar a lucir en plenitud, esta casa necesita más manos de pintura. Los primeros brochazos que ha dado Curro Torres en apenas cinco días y seis entrenamientos apenas si lucieron en el Anxo Carro, en un duelo que como tantos otros el Córdoba empezó a perder por su fragilidad defensiva. Dos errores evitables en cinco minutos regalaron dos goles a un Lugo que llevaba más de tres partidos y medio sin marcar. A partir de ahí, los blanquiverdes tardaron en reaccionar, si bien en la segunda mitad dieron un paso al frente que sólo les sirvió para reducir distancias. El retraso en los cambios para aliviar el cansancio y, una vez más, una alarmante falta de pegada privaron al CCF del premio de al menos un punto. Y eso se traduce en que ya van seis derrotas en siete desplazamientos y que el equipo seguirá otra semana viviendo entre los cuatro últimos de la clasificación de LaLiga 1|2|3.

Forzado por las bajas, que le redujeron el margen de maniobra ya desde la confección de la lista, y con pocos días para dar un lavado total de cara, el nuevo Córdoba fue continuista con el pasado. Al menos en cuanto a los nombres. En la concepción del juego, los visitantes ofrecieron un 4-1-4-1 con Quim haciendo de enlace en las transiciones, aunque la presión alta local obligó en más ocasiones de las deseadas a lanzar por fuera. Ya sin pelota hubo alternancia entre la defensa en campo contrario, fundamentalmente tras pérdida, y el repliegue en el propio. Todo para intentar controlar la situación ante un rival que sabe bien qué hacer con la pelota y que buscó de manera continua el desequilibrio de Lazo, uno de esos hombres que tanto y tanto sonó para el proyecto cordobesista el pasado verano.

Con ese decorado y un terreno de juego pesado por una incesante lluvia, el partido se convirtió en un duelo por minimizar los errores, casi siempre lejos de las áreas. Con todo, Lazo ofreció la primera gran oportunidad con un zurdazo que se fue muy desviado; la respuesta la dio Quezada con un zapatazo que repelió Juan Carlos. Parecía claro que habría que esperar a algún fallo para empezar a decantar la balanza. Y como en tantas ocasiones, cayó en el debe del Córdoba. Una falta lateral sin aparente peligro acabó con un penalti por una clara mano de Vallejo, que evitó así el remate de Escriche; el atacante le tocó un poco, aunque no lo suficiente para sacar esa mano de esa manera tan arriesgada. Arcediano ni se lo pensó, y Cristian Herrera puso fin engañando a Carlos Abad a una sequía de 373 minutos del Lugo sin celebrar un gol.

Otra vez tocaba remar contracorriente. Y por si fuera poco, tocó hacerlo por partida doble. Porque en la siguiente llegada albivermella, apenas cinco minutos después, la pelota volvió a besar las redes de Abad, que esta vez fue actor directo de la acción. El meta no supo blocar un centro lateral de Luis Ruiz y dejó a Iriome el balón franco para que sin querer lo empujara; el esfuerzo final de Quezada resultó inútil. Sin haber hecho nada, el Lugo tenía un 2-0 que lo ponía ante un horizonte desconocido.

Perdido tras los dos goles seguidos

Ahora lo importante era ver qué era capaz de hacer el Córdoba para evitar un nuevo borrón a domicilio. De partida, fue poco. Vallejo se fue del partido y el Lugo empezó a encontrar pasillos interiores por los que intimidar exprimiendo la velocidad de Lazo y Escriche. Por suerte, tampoco tuvo mayor presencia en el área. Ya camino de los vestuarios, los blanquiverdes por fin se encontraron de nuevo, y acariciaron el gol con un zurdazo de Quim que, tras tocar en Vieira, murió en el larguero.

Curro Torres, en su estreno como entrenador del Córdoba. Curro Torres, en su estreno como entrenador del Córdoba.

Curro Torres, en su estreno como entrenador del Córdoba. / CARLOS CASTRO / LOF

Pese a no encontrar premio, ese empuje final tuvo continuidad, y multiplicado, tras el intermedio. El CCF salió con nuevos bríos, decidido a voltear la situación. Pasó a jugar en campo contrario, a acumular llegadas... y a evidenciar que tiene una falta de gol más que preocupante ya a estas alturas de la temporada. Quim tuvo la primera tras un envío lateral de Aguado, pero entre Bernardo y Juan Carlos mandaron a córner; Quezada lo probó también y las manos blandas del meta casi dejan un regalo a De las Cuevas que sí apareció minutos más tarde, con un mal rechazo del ex cordobesista que el alicantino llevó a las mallas.

Con los laterales mirando el arco local, los volantes combinando bien, De las Cuevas buscando los espacios por dentro y Galán de manera incisiva en el uno contra uno, el Córdoba se encontró con un panorama alentador. Pero entonces el Lugo tiró de veteranía y supo parar a su oponente. Primero con posesiones más largas que casi siempre acababan de manera vertiginosa en los pies de Lazo, para buscar ya la finalización; luego con los cambios, sobre todo la entrada de Aburjania, que reforzó la medular y minimizó espacios en la zona de creación visitante. El empuje inicial ya había pasado a mejor vida.

Los cambios, muy tarde

Ese parón pedía a gritos aliento desde el banquillo. Pero Curro Torres retrasó el primer cambio hasta el minuto 79, poco después del primer y único remate en el área de Piovaccari (74’) que refleja la falta de pegada de este CCF. Algo que no es culpa del ariete italiano, sino de concepto. Porque en 83’ entró Erik y, con dos puntas, al igual que ocurriera ante el Cádiz, los blanquiverdes apenas si fueron capaces de llevar una vez el balón con peligro real cerca del portal de Juan Carlos: un centro lateral de Miguel de las Cuevas que ni el tinerfeño ni Pio llegaron a tocar y Bernardo desvió a córner. Eso fue ya en el tiempo extra, y ahí acabó un partido que supone la sexta derrota del Córdoba a domicilio y el primer borrón en la cuenta de Curro Torres, que ya sabe que el proyecto exige más manos de pintura para lucir... o al menos para salir del descenso.

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