Superior de principio a fin. El Córdoba CF completó una temporada sobresaliente tras proclamarse campeón de Segunda RFEF tras ser el mejor equipo de los 90 que han competido en esta cuarta categoría nacional. El objetivo era ascender sí o sí y los de Germán Crespo demostraron su poderío en El Arcángel, donde lo han ganado todo en esta campaña, y a domicilio, donde han enganchado una línea regular.

Con 82 puntos en su casillero, el Córdoba CF aventajó en 20 puntos al segundo clasificado, el Mérida. Además, se apuntó 25 victorias en 34 envites disputados, de las que 17 fueron en El Arcángel, donde hizo un pleno de triunfos. Toda una fortaleza para los blanquiverdes. En total, sumaron 51 puntos en casa y 31 fuera de ella, donde los cordobesistas encajaron solo dos derrotas, ante el Villanovense, en la primera vuelta (1-0), y ante el San Fernando, en la segunda, aunque la última fue por cometer alineación indebida con Javi Flores, que jugó estando sancionado, tras ganar ese envite por 0-3.

A pesar de las incomodidades de los rivales, que intentaron bajar los humos al gran líder del Grupo IV de Segunda RFEF, muy pocos consiguieron frenar a los de Germán Crespo. De hecho, los blanquiverdes, gracias al triunfo de este pasado domingo ante el Vélez en el Vivar Téllez (1-2), hicieron 42 puntos en la segunda vuelta, dos más que los 40 logrados en una magistral primera parte del campeonato, en el que se alzaron también como campeones de la Copa RFEF y tutearon y metieron en aprietos a un Sevilla que eliminó a los cordobesistas con un gol en la prórroga.

A todos estos números y registros conseguidos en una temporada para el recuerdo está también un ataque feroz. Con 86 goles anotados en 34 partidos disputados, los blanquiverdes han demostrado su poderío ofensivo ante unos rivales que no pudieron frenar el ciclón cordobesista. Antonio Casas, con 17 goles –incluido el tanto al San Fernando–, fue el pichichi del Grupo IV de Segunda RFEF. Por detrás, Willy Ledesma, con 16; Adrián Fuentes y Miguel de las Cuevas, con 13. Además, Luismi y Simo, con ocho y siete, respectivamente, también aportaron.

Lo hicieron todos, con un vestuario unido, ya que Germán Crespo, salvo con Samu Delgado –lesionado durante todo el curso–, contó con todos sus jugadores. Todos tuvieron sus oportunidades. También la gente del filial, como fueron los casos de Rafa Castillo, Tala, Manolillo, Christian Delgado, Abreu o Ale Marín, que ha derribado la puerta del primer equipo en esta recta final del curso con goles y buen juego. Así ha sido el campeón, un equipo diez que arrolló a sus rivales para dar el primer paso. Ahora quiere dar el segundo y volver al fútbol profesional.