El Córdoba CF es el líder sólido en una Primera Federación que se mueve entre dos aguas. Por un lado, la euforia que desató el triunfo ante el Pontevedra, por la forma en que llegó y por lo que supone. Por otro, la prudencia de saber que los cinco puntos de renta que esa victoria ante los gallegos le otorgan al CCF son un colchón muy jugoso, pero para nada definitivo.

Los hombres de Germán Crespo se fundieron en un abrazo colectivo y se dejaron llevar por la energía de la grada tras el pitido final. Una celebración totalmente comprensible a tenor del sufrimiento que costó doblegar al Pontevedra, en un partido marcado por la expulsión de Gudelj, que obligó a los blanquiverde a jugar durante 80 minutos con un futbolista menos sobre el terreno de juego.

Esos tres puntos colocan al CCF en una situación privilegiada. Por un lado le permiten meter ya cinco puntos al segundo clasificado, lo que asegura al menos tener un partido de colchón. Y por otro, suponen alejar al sexto clasificado a los diez puntos, por lo que el puesto de play off (objetivo mínimo que se marcó el club) va tomando forma de manera consistente. Pero si algo ha demostrado esta categoría de reciente creación es que nunca se puede dar por alcanzado un objetivo hasta que las matemáticas así lo refrendan.

Y es que cuando quedan todavía 23 jornadas para que el campeonato finalice, esa contención a la hora de lanzar las campanas al vuelo es la actitud más recomendable. El Córdoba tiene el ejemplo más claro de ello en la temporada pasada, que fue la primera de existencia en la Primera Federación, y en los números que marcó el Villarreal B al paso por la jornada 15 de la liga.

El filial amarillo tenía entonces 34 puntos y era el líder del Grupo II de Primera RFEF. Con 11 victorias -las mismas que suman ahora los hombres de Germán Crespo-, un empate y tres derrotas, el Villarreal B gozaba de cinco puntos sobre su más inmediato perseguidor, que era el Atlético Baleares, y tenía igualmente diez puntos de renta sobre el sexto clasificado. En cuanto a colchón se refiere, datos calcados a los que ahora marca el Córdoba CF.

Sin embargo, al equipo castellonense la liga se le hizo muy larga y prueba de ello es que el Andorra, que tenía tras la jornada 15 nueve puntos menos que ellos, terminó rebasándolos y anotándose el ascenso directo a Segunda División. El Villarreal B, eso sí, logró luego idéntico objetivo en el play off.

También en el Grupo I de Primera Federación se dio un caso similar el año pasado que invita a la prudencia en el club de El Arcángel. El Deportivo de La Coruña era líder tras las 15 primeras jornadas, con 31 puntos y cuatro más que el Racing de Santander. Los gallegos parecían encaminados hacia un ascenso directo con el que todo el mundo contaba, pero que terminó cayendo del lado del Racing al término de las 38 jornadas de la liga regular. Es más, el Dépor acabó ocho puntos por debajo del cuadro cántabro y luego sucumbió en las eliminatorias por el ascenso a pesar de ser anfitrión en Riazor.

Los números del mejor equipo

Ahora bien, tan cierto es que la liga tiene todavía muchas jornadas por delante como que el Córdoba está trazando una trayectoria espectacular. Los blanquiverdes son, tras 15 jornadas, el mejor equipo en la corta historia de la Primera Federación. El año pasado, ni el Villarreal B ni el Deportivo de La Coruña llegaban a los puntos que ya acumulan los blanquiverdes. El CCF es, con 36 puntos, el equipo que más ha sumado en las primeras 15 fechas del campeonato desde que la Segunda División B dejó paso a la Primera RFEF.

Tampoco encuentran parangón sus 31 goles a favor y solo diez encajados, que hacen del CCF la escuadra más goleadora de la competición y la menos goleada, registro compartido con el Alcoyano y el Racing Ferrol. Además, los de Germán Crespo son el equipo que más puntos suma en su feudo y el segundo que más consigue a domicilio. El Córdoba domina prácticamente todos los registros de la categoría y, aunque aún queda mucho camino por delante, el camino marcado parece sólido para que a medio plazo pueda desatarse la euforia dejando aparcada la prudencia.