La crisis deportiva en la que vive sumido el Córdoba no es el único problema que tiene por delante el consejo de administración que preside Jesús León. Enero, tradicional mes en cuesta por los excesos del fin de año, amenaza con convertirse en un examen continuo para la gestión del empresario montoreño al frente de la entidad blanquiverde. De momento, tras solventar la primera papeleta con el penúltimo pago del acuerdo con Carlos González por la compraventa del paquete mayoritario de acciones, el jueves le toca superar la dura reválida de su primera Junta General de Accionistas, en la que presentará un déficit de 4,2 millones de euros.

Ese descuadre presupuestario, que tiene al club en causa de disolución y provocó, entre otras cosas, que el límite salarial esté superado de largo, obliga a hacer movimientos durante un mercado de invierno que tiene pinta de recrudecerse por momentos. La cesión del estadio, cuyo borrador está lejos de las previsiones marcadas por la institución tanto en duración como en uso, o el traspaso de jugadores, de nuevo con Sergi Guardiola en el escaparate pero con el Getafe pidiendo cuota de protagonismo, son las vías ordinarias. Pero bien haría León en buscar otros caminos para evitar que enero se empine más de lo que el cuerpo puede aguantar.

Porque a esos problemas financieros con cierto colchón –entra aquí también el segundo pago a Osasuna por Jaime Romero, que sólo se efectuará cuando el club esté en disposición de fichar– hay que unir los del día a día, que dibujan una situación más grave. El retraso en el pago de las nóminas a parte del plantel, tal y como informó el domingo Tiempo de juego, de la Cadena Cope, que tenía que haber cobrado noviembre el pasado 10 de diciembre y el jueves, si no hay solución antes, sumará una segunda nómina, es una piedra más en el camino.

Quedan primas por liquidar

Y no la única, porque también se tiene que tener en cuenta que el club no ha terminado de abonar las primas pactadas durante la segunda vuelta de la temporada pasada. Entre ellas, la segunda mitad del famoso seguro por la permanencia que suscribieron todos los miembros de la plantilla, y otras recompensas menores por bloques de partidos. Una motivación extra y hasta entendible que sirvió para encaminar la carrera por la permanencia, finalmente lograda, que ahora tocar pagar con demasiados intereses.