El largo y tórrido último (día) sábado de la Feria de Córdoba 2025

Muchísimas familias y amigos acuden a El Arenal en una jornada que pone punto y final a la última cita del Mayo Festivo Cordobés desafiando a las altísimas temperaturas que se sumaron a la fiesta

El último día de la Feria de Córdoba 2025, en imágenes

Un mar humano en una de las calles del recinto ferial / Juan Ayala

Córdoba/Olivia llama la atención en la portada de la Feria por su traje mitad faralaes, mitad punk rocker, mientras unos novios recién casados se inmortalizan fotográficamente en esa perfecta imitación de la torre de la Mezquita-Catedral por la que se accede al recinto de El Arenal. La llegada de la gente al ferial es a cuentagotas desde las 12:00 de este último sábado de la Feria de Córdoba 2025, último día de la, valga la redundancia, última cita del Mayo Festivo Cordobés.

"No veas como pega el Lorenzo, 38 grados y la jornada no ha hecho nada más que empezar. Niños, hay que refrescarse la frente en la fuente", comenta José Escudero, quien ha llegado a la Feria con su mujer y sus hijos para comer en la caseta El Mantoncillo, caseta de la Agrupación de Hermandades y Cofradías de Córdoba. "Vamos a echar aquí un día en familia y después nos iremos al cine, al centro comercial El Arcángel, a ver la última de Tom Cruise, la última de Misión Imposible", comenta.

El Mantoncillo recibe al visitante con las fotos a la entrada de los cinco Califas del Toreo. "Mirad, niños, esos son Rafael Molina Lagartijo, Rafael Guerra Guerrita, Rafael González Machaquito, Manuel Rodríguez Manolete y Manuel Benítez El Cordobés", comenta José a sus hijos en un momento en el que de la caseta salen Lourdes Palau y Mercé Gutiérrez, dos amigas que "hemos decidido, desde Barcelona, venir a Córdoba a vivir los Patios y la Feria", sentencia la primera de ellas. "Por cierto, nos habían hablado de que aquí hacía mucha calor y no esperábamos 40 grados hoy, pero sarna con gusto no pica", añade.

Lourdes y Mercé hablan de las ofertas que la caseta A mi Moriles tienen colgadas en su portada. "Rico pincho moruno a cuatro euros y un plato de paella mixta a cinco euros", lee la segunda en voz alta. "Hemos estado en la Feria de Sevilla y nada que ver con la de Córdoba, aquí puedes entrar en la caseta que quieras sin problemas", subraya la primera, mientras en las casetas de la calle Judería suenan clásicos en modo rumba, como Carmen, de los Chunguitos, y en modo sevillanas, como Sueña la margarita, de Amigos de Gines. "Mira Mercé, en la caseta de la Hermandad del Trabajo nos ofrecen, como ofertas del día, pinchos más patatas por cuatro euros; serranitos más patatas por seis euros y una parrillada para dos personas a 20 euros", relata Lourdes.

Una mujer se protege del sol con un abanico / Juan Ayala

Polvo eres y de polvo te embardurnarás

Con ellas se cruza Emiliano Jara, quien insiste en que "no hay derecho a que de la Feria salgas siempre, por el albero, con 20 kilos de polvo en la ropa y teniéndote que sacudir los zapatos totalmente manchados de polvo. La Feria de Córdoba es una feria grande y en este sentido el Ayuntamiento no está a la altura; en días como este, en los que el Arenal está lleno de gente parece con tantísima polvareda como si estuvieras caminando por el desierto del Sáhara", lamenta. "El Ayuntamiento debería repensarlo y darle una solución porque al final hasta la comida de las casetas se llena de polvo", añade.

Polvo que también levantan los coches de caballos que intermitentemente circulan por las calles del ferial. Coches de caballos que pasan junto a la caseta de la Casa de los Pedroches en Córdoba. "Dios mío, esto es como estar en el infierno; lo que tiene que hacer una por la familia", insiste Laura Priego. Y no le falta razón, los 40 grados convierten a todas las calles de la Feria de Córdoba en la calle del Infierno. Laura se abanica y bebe agua de la botella que lleva antes de entrar con su marido, Joaquín Barbarroja, y las pequeñas Laura e Irene en esa caseta a cuyas puertas se corta artesanalmente jamón. "Señora, coja una loncha de un jamón, que no es un jamón cualquiera, es jamón con Denominación de Origen Los Pedroches, cosa buena", defiende el cortador.

Poco a poco, con el paso de los minutos, la gente pasa de llegar a cuentagotas a El Arenal a llegar en manada. Llegan con sus vidas convertidas en ríos que van a dar a la mar de El Arenal, que es el morir de calor en el recinto ferial, que bien pudiera haber relatado Jorge Manrique en una especie de Coplas a la muerte de calor de un feriante. Y algunos de esos grupos de amigos o familiares circulan con cien copas de cerveza o de rebujito por banda sin viento en popa y a toda vela a resguardarse del inclemente Lorenzo en cualquier caseta, que bien pudiera haber relatado José de Espronceda en una especie de La Canción del Feriante.

Ávidas de disfrutar de la fiesta, también deambulan por El Arenal las jóvenes María José Estévez y Leonor Astorga, junto a un grupo de amigas. Están celebrando en la Feria la despedida de soltera de la primera de ellas y son intentadas ser captadas sin éxito por trabajadores de la caseta de la Peña El Calerito, que a las puertas de la misma les invitan a que "degusten nuestra cocina de gran calidad". Ellas se inclinan por probar los bocadillos variados, a cinco euros cada uno, de la caseta de la Peña Puerta Nueva, para después probar la fritura de pescado variado, a 25 euros, de la caseta de la Hermandad de la Merced.

Ambiente dentro de una de las casetas / Juan Ayala

Los Patios dentro de la Feria

En su caminar hacia la caseta municipal, las amigas catalanas Lourdes y Mercé hacen una parada primero en la fachada de la caseta El Gazpacho y después en la de la caseta El Portón. Ambas se ubican en la calle Los Patios. Cuentan que nada más llegar a El Arenal se hicieron unas fotografías junto a uno de los grandes macetones que, junto a la portada, simulan una especie de patio que bien podría relatarse en la novela Los viajes de Gulliver, esa sátira en prosa del escritor y clérigo irlandés Jonathan Swift publicada el 28 de octubre de 1726.

Ahora toca hacerse las fotos junto con esas fachadas repletas de infinitas macetas azules de geranios y gitanillas. También en la fachada de La Quijotá, de la Casa de Castilla-La Mancha. Y es que las fachadas de las casetas de la calle Los Patios hasta desembocar en la caseta municipal recuerdan a ese infinito pasillo de entrada a aquel clásico del Concurso Municipal de Patios que era Pozanco, 21, la casa-patio de la inolvidable Elisa Pérez Laguna. La única salvedad es que esta verdadera Señora de los Patios pintaba sus tiestos de verde.

Como verde es esa especie de oasis en el que termina la calle de Los Patios antes de acceder a la caseta municipal, esa área de descanso llamada Jardín del Arenal, un lugar en el que reposar un rato en días como este en el que Lorenzo castiga más de la cuenta. Como hacen Jesús Mendoza y sus amigos, que celebran su despedida de soltero. Se dirigen a la caseta municipal donde este último sábado de Feria de Córdoba 2025 actúa Nolasco, un sevillano que junto a su banda fusiona flamenco, pop, rock y sonidos electrónicos.

Nolasco y su banda están probando sonido cuando Jesús y sus amigos aparecen por la caseta municipal para consumir, "de primeras, unas jarras de cerveza y también unas jarras de rebujito", le pide Rafael Prieto, uno de sus amigos, al camarero. "Hay que ser masoquista para venir a la Feria, encima de que te mueres de calor, te atracan", comenta Rafael después de que el camarero le haya pedido ocho euros por cada jarra de cerveza y diez euros por cada jarra de rebujito. "No veas lo bien que lo pasamos el pasado sábado 24 de mayo aquí en esta caseta con la actuación de Los Inhumanos", refiere mientras recolecta el dinero entre los amigos para pagar las jarras.

Muy cerca de allí, en la calle del Infierno, la de los cacharritos, dos vendedores de la ONCE hacen su agosto en mayo. "Dame hasta 120 euros en cupones", le pide a uno de ellos uno de los responsables de los puestos en los que consigues un premio según los globos que consigas reventar a dardo limpio. "Daniel, si yo gano con mis tiradas de dardos nos llevamos la bufanda de Maradona y si ganas tú, nos llevamos la de Griezmann; así que apunta bien", anima Salvador Torrico a su hijo.

"Luego, si quieres, entramos en la Mansión del Terror o nos montamos en los coches de tope, que aquí se llaman Autopista Andalucía", le añade, justo al mismo tiempo en el que suena en la lejanía el clásico grito de Tarzán procedente, como reclamo, de una atracción bautizada como Selva Encantada. "Yo prefiero que nos montemos en el Ratón Vacilón y en la Noria", contesta el pequeño Daniel.

Mientras, a unas decenas de metros de esa atracción, Juan José Hidalgo camina junto a su hijo Juanjo como zombi poseído por el deseo de una buena copa de vino hacía un puesto ubicado también en la calle del Infierno muy cerca de la portada, como poseído por la canción que, cuáles sones brotados de la flauta de Hamelín, en esta ocasión brotan de los altavoces de ese puesto al que se dirigen, el tema, nunca mejor elegido, para poner banda sonora al momento, Necesito un trago, clasico del rock en castellano de los Tequila de un entoces popiolo Ariel Rot. Ese puesto se llama Vinos La Burrica y es la última parada de Lourdes y Mercé antes de abandonar El Arenal en el largo y tórrido último (día) sábado de la Feria de Córdoba 2025

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