Taberna El Abuelo: casquería, fritura, vino y mucha tradición para los cordobeses
Gastronomía
Esta taberna, cuyos inicios se remontan a los años 40, recibe el sello de 'Histórica' por sus más de 80 años de antigüedad
Los hermanos Pérez, Alejandro y Marcos Antonio, cogieron las riendas del negocio en 2011 tras la jubilación de su padre, tabernero de toda la vida
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Córdoba/Los hermanos Pérez Prados, Alejandro y Marcos Antonio, se hicieron con los mandos de la taberna El Abuelo (calle Cruz Conde, 3) hace 13 años, en 2011, cuando su padre, Antonio Pérez Gómez, se jubiló tras una larga trayectoria en la hostelería. Su juventud no les impide gestionar con éxito una taberna auténtica cordobesa pese a todo el peso histórico que lleva a sus espaldas. Y es que ambos han superado, ya sea junto a sus mayores o completamente solos, crisis económicas, veranos desoladores e incluso pandemias en un centro de Córdoba que "ha llegado a estar muy apagado" en ciertas épocas.
Fue en 1978 cuando la taberna El Abuelo abrió sus puertas. Lo hizo en una ubicación diferente a la actual: en la emblemática y gastronómica plaza San Miguel. Hasta 2002 no se trasladó este negocio a la calle Cruz Conde. Antonio Pérez (el Abuelo) apostó por cambiar a la que ahora es su casa, el local que es propiedad de la Sociedad de Plateros desde hace más de 80 años. Sus inicios se remontan a los años 40 y buena prueba de ello es el icónico mural que todavía conserva al fondo del salón principal: se trata de una réplica en azulejo blanco sobre tonos grises de la obra La Buenaventura, de Julio Romero de Torres, cuya fecha de elaboración data de 1949 por Manuel Aldehuela.
Es por esa historia que atesora la taberna, casa de El Abuelo desde hace 22 años, por lo que ha sido reconocida como una de esas 12 con el sello de Histórica. Un galardón que Antonio Pérez, habitual en su negocio pese a llevar más de una década jubilado, ha recibido con los brazos abiertos: "Nosotros estamos encantados de ser partícipes de todo lo que sea para el bien de Córdoba y más si es para apoyar a las tabernas, que se están perdiendo", asegura.
Cuando Antonio Pérez mudó a El Abuelo al local de la calle Cruz Conde, 3, que fue uno de los restaurantes de Sociedad de Plateros hasta 1997 y durante cuatro años de la taberna Chico Medina, lo único que se mantuvo era el mural de azulejo de La Buenaventura. Antonio podría haber apostado por un negocio vanguardista de los que tan de moda están, pero El Abuelo dejaría de ser una auténtica taberna referente en la hostelería cordobesa. La Semana Santa, el mundo del toro, los cuadros de monumentos más reconocidos de Córdoba y muchos consejos para tomarse una Cruzcampo bien fría crean el ambiente más tradicional a esta taberna "hecha por y para los cordobeses", en la que el tono amarillo predomina junto al azulejo azulado, embellecida por una decoración señorial, elegante y que invita a disfrutar del folclore más cordobés.
Así define la taberna El Abuelo uno de los gerentes, Alejandro Pérez, que, continuando con la tradición tabernera de su familia -su padre heredó esta cultura hostelera de su progenitor Eduardo, que tuvo una en el Campo de la Verdad y el Bar Benavides en la plaza de Cañero-, mantiene la misma carta que tenía el negocio en los años 70 con la fritura de pescado y la casquería como recetas principales. Asadura al ajillo, lengua estofada, morcilla y los torreznos a la plancha son algunos de los platos más demandados, además de su inconfundible casquería, "la mejor de la ciudad", y del pescaíto frito, que cumple con la mejor técnica para que esté delicioso: buen género y un aceite limpio y de calidad.
Ensaladilla, ensaladas, queso o cogollos son algunos sabores que se han añadido con el tiempo para hacer "más fresca" una carta que, en su mayoría, sigue siendo la de toda la vida, la que nunca falla. Una comida genuina cordobesa que en la taberna El Abuelo sirven en medias y raciones y que se complementa con algo que es imprescindible en este tipo de rincones tan demandados y queridos por parroquianos y visitantes, su amplia gama de vinos: Peseta, Platino, Oro Viejo y Oro Dulce, entre otros muchos.
Eso sí, si algo diferencia a la taberna El Abuelo es que, por mucho que pasen los años y los tiempos cambien, los parroquianos son los grandes protagonistas del negocio. El turista pasa a un segundo plano en este establecimiento enfocado "para la gente de aquí". Como destaca Alejandro, es "lo peculiar" de esta taberna, que "funciona con la comida de toda la vida de Dios y con los cordobeses y parroquianos viniendo como de costumbre". "Vivimos del cordobés", añade el tabernero, aunque por supuesto, "hay un poco de todo y que vengan extranjeros y turistas se agradece porque es importante que conozcan la gastronomía cordobesa en un lugar auténtico".
La calidad y el precio son los mismos para todos, algo que valora Antonio Pérez, quien mira con orgullo a sus hijos, Alejandro y Marcos Antonio, continuar con el legado que con mucho trabajo les dejó. Eso sí, en un entorno con más de 80 años de historia y un negocio cercano a su cincuentenario, aunque esté regentado por los hijos, lo que sigue siendo "el sello" de la taberna El Abuelo es la ilustración principal: el rostro de Antonio Pérez Gómez pintado en blanco y negro con su característico bigote y sus gafas, que se mantiene y se mantendrá por los años.
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