La suerte que llega en forma de boleto
La OID reparte 250.000 euros entre las diez personas agraciadas con el sorteol detalles El número premiado del sorteo celebrado por la OID, que tuvo lugar, el pasado 26 de abril fue en 69.371 .
María Isabel Morales juega con su marido todos los días un euro en el sorteo que celebra la Organización Impulsora de Discapacitados (OID) y el pasado 26 de abril, su boleto resultó agraciado con 25.000 euros. Después de tres años jugando, a Morales le miró de frente la suerte y ayer recibió el premio, que repartirá entre sus cuatro hijos. Como ella, otras nueve personas se desplazaron hasta la sede de la OID, ubicada en la calle Felipe Mellizo Cuadrado, para mostrar su boleto premiado -el número 69.371- y llevarse el dinero.
Quien también suele tentar a la suerte con estos boletos es Antonia Modriego, vecina de Santa Rosa, quien no supo que había ganado 25.000 euros hasta el día después del sorteo. También ella tiene claro cómo y a quien repartir el dinero: a sus tres hijos, que "tienen mucha necesidad", asegura.
La encargada de hacer la entrega fue María Consuelo Fernández, miembro de la junta directiva de la organización, quien destaca la labor del colectivo y el papel que desempeñan los vendedores en esta labor, "ya que ellos son los principales beneficiados cuando se da un premio". La OID cuenta en Córdoba con alrededor de una treintena de trabajadores que cada día salen a la calle para vender sus boletos. Según Fernández, a pesar de la actual situación financiera "hay mucha gente que sigue jugando" y recuerda que la OID, que nació en 1989, es una organización benéfica sin ánimo de lucro que lucha por la integración de las personas con algún tipo de discapacidad. Fernández destaca también que la entidad reparte "seis o siete premios de 25.000 euros al mes".
"Es un trabajo que hacemos en la calle y cuesta mucho", reconoce Victoria Núñez, inspectora de la oficina de la OID y vendedora de boletos, que lamenta que muchas personas no se fíen aún de ellos, cuando llevan tantos años en la ciudad, y porque la existencia de otras entidades que se dedican a lo mismo, pero que "no tienen sede social y nos dan mala fama". Indica que las zonas donde les cuesta más trabajo vender son las del Parque Cruz Conde y el Zoco y destaca que necesitan vendedores. Es más, asegura que tienen ofertas de empleo a diario.
Se trata ésta de una crítica que comparte María Consuelo Fernández, recuerda que "el que compra el boleto, primero lo hace por confianza con el vendedor y luego en la organización". "Si fuéramos ilegales no estaríamos hoy aquí, ni en el centro de Madrid en nuestra oficina de Gran Vía. Somos más de 3.000 familias las que vivimos de esto y esperamos ser muchos más", insiste y subraya el hecho de que "las instituciones públicas no nos den ni una subvención como a otras". "Lo único que pedimos es que nos dejen trabajar tranquilos", apunta.
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