La saga cordobesa de Soria

Laboriosos y ahorradores. Así eran los ganaderos de Soria que, a finales del siglo XIX llegaron a Córdoba por el mal momento que atravesaba la economía de esa cuidad castellana. Siguiendo el oficio de la trashumancia, los primeros sorianos empezaron a llegar al califato y poco a poco, "con austeridad y sobriedad", alcanzaron la categoría de propietarios en grandes fincas de la provincia. Hay una saga de familias cordobesas cuyas raíces proviene de la capital soriana y así lo puso de manifiesto ayer la profesora de la Universidad de Córdoba (UCO) María Dolores Muñoz, en una conferencia titulada Los sorianos de Córdoba. De ganaderos mesteños a empresarios andaluces, en el marco de los actos conmemorativos del centenario de Bodegas Campos. Precisamente fue un soriano -Domingo Campos- quien guidado por su espíritu emprendedor fundó en 1908 su propia bodega en la casa número 78 de la calle Emilio Castelar, hoy Lineros, 32. Quizá nunca llegó a imaginarse que de la trashumancia iba a pasar a construir uno de los restaurantes más emblemáticos de Córdoba, por cuyos rincones han pasado personalidades como Los Reyes de España, Lola Flores, la duquesa de Alba o el ex primer ministro británico Tony Blair.

Como dijo Antonio Gala, "sin las Bodegas Campos, la Córdoba de hoy no estaría completa, le faltaría uno de sus más fieles recordatorios". El poeta Pablo García Baena -que ayer estuvo presente en el acto celebrado en el Rectorado de la UCO- también avaló la solera de esta entidad porque "permite adentrarse en la magia de esta casa solariega de la hospitalidad". Y fue un soriano el que trajo a Córdoba la elegancia, el embrujo y el reconocimiento de la gastronomía cordobesa.