El rompecabezas del caso Bretón
Tras casi un año de investigación, los forenses dan por resuelta la desaparición al afirmar que los restos óseos hallados en una hoguera de Las Quemadillas pertenecen a humanos
Después de casi un año de laboriosas reconstrucciones, de comprobaciones insistentes y de exhaustivos registros, la investigación abierta a raíz de la desaparición de los pequeños Ruth y José dio un giro de 180 grados a finales del mes de agosto. Las contradicciones vertidas por el padre de los niños, José Bretón, en sus numerosas declaraciones y sus incongruencias quedaron en evidencia después de que un científico de reputado nombre, Francisco Etxeberria, llegara a la conclusión de que los restos óseos hallados en la hoguera prendida por el propio Bretón en la parcela de su familia en Las Quemadillas pertenecían a seres humanos.
Tanto el juez instructor del caso, José Luis Rodríguez Lainz, como el Cuerpo Nacional de Policía se mostraban convencidos de que la finca a la que Bretón acudió el día en que los niños desaparecieron encerraba las claves del caso. Una perito judicial había inspeccionado los restos de la hoguera la misma semana en que se abrió la investigación, pero llegó a una conclusión errónea al afirmar que eran huesos de animales. Al informe de Etxeberria le sucedieron otros igual de contundentes: uno elaborado por el antropólogo José María Bermúdez de Castro -concretó, incluso, que los restos pertenecían a dos niños de las edades de los hijos de Bretón- y otro por una comisión mixta de expertos de la Universidad Complutense y de científicos ajenos a esta institución académica.
Los resultados demoledores obligaron a la perito policial a rectificar su conclusión mientras la polémica por el error cometido crecía. El propio ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, se vio obligado a comparecer el 27 de agosto para confirmar el hallazgo, la pieza clave que faltaba para armar el puzzle de la desaparición de los niños. José Bretón, acusado hasta ese momento de desaparición forzosa de menores, se enfrenta ahora a un doble delito de asesinato, por el que la acusación particular, ejercida por la madre, ya ha anunciado que solicitará una condena de 40 años de prisión, la máxima que permite el Código Penal para este tipo de sucesos.
Hasta el mes de agosto, la búsqueda de los niños había incluido exhaustivos registros en la parcela de Las Quemadillas y en el entorno próximo, sin que los agentes pudieran encontrar, claro está, ninguna clave. Luego se supo que, lo que en principio el juez instructor había señalado como posibles pistas falsas para enturbiar la búsqueda, no eran sino rastros de lo que realmente podría haber ocurrido. Es el caso de los comprimidos de Orfidal que el procesado habría adquirido y con los que, supuestamente, sedó a sus hijos antes de quemarlos o de las varias decenas de litro de combustible que compró para avivar la hoguera donde, según la investigación, quiso hacerlos desaparecer. Todos los detalles, no obstante, son hasta ahora conjeturas, pues la verdad sólo se conocerá hasta que lo determine una sentencia.
José Bretón, mientras tanto, continúa ingresado en el centro penitenciario. Sonados han sido durante este tiempo sus desencuentros con los presos sombra que lo vigilan y sus llamadas de atención, incluida una simulación de intento de suicidio -a finales del mes de enero-, consciente de que los focos de la actualidad se posaban sobre su persona. El 12 de septiembre declaró por última vez ante el juez, en esta ocasión ya imputado por asesinato. No cambió ni una coma de sus testimonios, intentando convencer de que, en un despiste, perdió a Ruth y a José en el circuito deportivo del Parque Cruz Conde.
La investigación principal ha tenido varias ramificaciones en los últimos meses, entre otros motivos por las denuncias presentadas por varios familiares de Bretón contra la plataforma ciudadana creada para exigir Justicia. El 20 de noviembre, el Juzgado de Instrucción número 1 dictó una orden de alejamiento contra varios integrantes de este colectivo por las molestias supuestamente causadas a los familiares de Bretón, mientras que el hermano del supuesto asesino denunció a familiares de Ruth Ortiz por las protestas a las puertas de su vivienda en un municipio de Sevilla. También ha avanzado este año la investigación abierta a raíz de la denuncia presentada por la madre de los pequeños contra Bretón por supuestos malos tratos psicológicos. El acusado declaró el 19 de diciembre por videoconferencia desde el centro penitenciario de Alcolea. Su testimonio fue el previsible: nunca maltrató a su exmujer, sólo hubo discusiones de parejas. El juez tendrá la última palabra.
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