Córdoba

El río 'gana' a la Mezquita

  • Centenares de cordobeses y de turistas se agolpan en el Puente Romano para observar la espectacular crecida del Guadalquivir

No hay mayor atractivo turístico en estos momentos en la capital. La espectacular crecida del río Guadalquivir atrae, no sólo a turistas, sino sobre todo a cordobeses que no recuerdan una imagen parecida. Los que tenían uso de razón en los años 60 sí que hablan de que incluso se podía tocar el agua desde el puente, pero otros comparan y dudan de qué caudal es más espectacular. Imposible hablar de otra cosa y todos quieren tener un recuerdo de una imagen histórica. El río arremete con fuerza a su paso por el Puente Romano donde hasta los focos que iluminan este monumento ya están tapados por el agua. Hay más gente entre la avenida Fray Albino y la Puente del Puente que en pleno Patio de los Naranjos. Compruébenlo.

Los turistas se dejan absorber por esta vorágine a pesar de que muchos no entienden tanto revuelo. Es lógico si uno viene de zonas donde el agua no es un problema y los ríos cruzan las ciudades con un caudal similar al que hoy arrastra el Guadalquivir. También sacan sus cámaras y se hacen fotografías pero son los cordobeses los que más impresionados se quedan. "Es increíble que este verano estaba seco y ahora vaya tan crecido", aseguraba ayer Manuel López mientras contemplaba los desaparecidos Sotos de la Albolafia. La vista del río desde Fray Albino o el Puente Romano era una auténtica atracción de feria. Familias enteras querían ser testigos del espectacular cauce del Guadalquivir. "¡Mira cuanta fuerza lleva!" le decía Elena Rodríguez a su hija Irene. La pequeña estaba alucinando, a pesar de que todavía no podía comprender la importancia de los hechos.

La zona de El Arenal, el puente de Miraflores y el de San Rafael también se llenaron de personas dispuestas a inmortalizar el momento. Uno de los aspectos que más llamaba la atención era la velocidad del agua. "Da miedo", aseguraba María Marín al observar los remolinos que se formaban a su paso bajo el Puente Romano. La foto con la Mezquita de fondo era la más solicitada, pero esta vez el templo quedaba en segundo plano, el gran protagonista era el río. "Al final vamos a poder tocar el agua con la mano", bromeaba Josefa Llorente, una de las veteranas que recuerda la gran crecida de 1963.

A pesar de que es prácticamente improbable que el río se desborde a su paso por el caso urbano, algunos cordobeses no descartaban ayer esa posibilidad. "Ya sé que tiene que llover mucho, pero es que yo nunca he visto el río así y la previsión es que siga cayendo agua" razonaba ayer Juan Herrero mientras observaba el Guadalquivir. Hasta en las zonas más afectadas como Alcolea, los vecinos se agolpaban en el puente de acceso a la localidad para ver la crecida. Las objetivos de las cámaras no pararon de enfocar durante todo el día de ayer. La atracción se prolongará todavía algunas jornadas más, sobre todo porque la lluvia seguirá cayendo y los pantanos continuarán desembalsando agua. Y es que no se sabe cuándo el río volverá a tener una estampa semejante. Así, mientras unos intentan apartar la vista de lo que está inundando sus vidas, otros admiran la fuerza del Guadalquivir.

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