El poder de la resistencia de proyectos con un sello muy personificado
El Priego de tenis de mesa, el Ángel Ximénez de balonmano o el Córdoba Futsal marcan el camino hacia la élite de un Coto Córdoba que busca recuperar el baloncesto en la ciudad
Especial 25 años de El Día de Córdoba
Resistencia, sacrificio y mucho pundonor. Los clubes de Córdoba y provincia, todos los que se alejan del poder del fútbol, tienen que armarse de la mejor manera posible para aguantar carros y carretas temporada tras temporada. Con presupuestos ajustados, todos ellos también buscan esa necesaria repercusión para obtener más liquidez económica para poder hacer equipos competitivos para, al menos, mantener sus proyectos año tras año y contentar a una masa social que crece (o decrece) según los éxitos que se logren cada curso.
Durante estos 25 años de existencia de El Día de Córdoba, hubo grandes alegrías y también muchas decepciones, incluso más de una desaparición de clubes cordobeses que por una falta de recursos (tanto económicos como sociales) impidieron que su sueño continuase vivo, como sucedió en deportes como el fútbol sala, el voleibol o el baloncesto, por ejemplo.
La actualidad marca el camino y esa senda es gracias a la resistencia de proyectos con un sello muy personificado. El Priego de tenis de mesa es una entidad con más de 30 años de vida que siguen dando momentos de gloria a la provincia cordobesa. Liderado por una gran familia, los Calvo y los Machado, dos sagas que viven plenamente por un deporte minoritario que les ha dado grandes alegrías. A los éxitos personales de Carlos Machado –11 veces campeón de España–, se suman los de un club brillante, que ostenta ya diez títulos de Liga y otros diez de Copa del Rey, los últimos en la temporada pasada, la 2024-25. Además, estas grandes gestas en las competiciones nacionales les vale para pasear el nombre de Priego de Córdoba por Europa, ya que durante las últimas campañas compitieron en la Ettu Cup y también en la Champions League de tenis de mesa. No todo queda ahí porque el equipo femenino también va en crecimiento y ya acumula dos Copas de la Reina en sus vitrinas, la última en 2025, y un subcampeonato de la Copa de Europa (2024). A todo ello se une el Centro de Tecnificación que existe en Priego de Córdoba, donde el tenis de mesa es un deporte consolidado.
Siguiendo el recorrido por la provincia cordobesa, otro punto destacado está en Puente Genil. Allí el Ángel Ximénez, liderado por Mariano Jiménez, suma ya 13 temporadas consecutivas en la Liga Asobal, un hecho sin precedentes en clubes cordobeses, donde anteriormente solo el Prasa Pozoblanco y el Ars Palma del Río pudieron tocar mínimante ese sueño de estar en la máxima categoría del balonmano nacional. En este trayecto, el conjunto pontanés selló permanencias holgadas y otras más agónicas, como la de este último curso. Sin embargo, el plan sigue vivo y ese es el gran valor de una entidad que además logró cinco participaciones en una fase final de la Copa del Rey, llegando en tres ocasiones hasta semifinales, la última en 2022 en Antequera, en este torneo copero.
También hay balonmano en la ciudad y en otros puntos de la provincia, pero la élite está lejos de la realidad de todos estos proyectos basados poderosamente en la cantera. El Córdoba Balonmano mantiene su estatus en categorías inferiores, a la vez que su equipo sénior masculina busca salir de Primera Nacional para retornar a División de Honor Plata. Por su parte, el sénior femenino mantiene su crecimiento de años anteriores, aunque está en la tercera categoría del balonmano nacional, un paso por detrás de un Adesal que trabaja por volver a la Liga Iberdrola, en la que estuvo en tres ocasiones, la última en la 2020-21. La falta de recursos económicos lastra estos proyectos, al igual que el de un Ars Palma del Río que llegó a la Liga Asobal y ahora se mantiene con nota en Primera Nacional, donde permanece también La Salle, una entidad colegial que tiene en el balonmano uno de sus grandes puntales.
Por otro lado, una de las grandes irrupciones fue el Córdoba Patrimonio de la Humanidad, que acumula ya siete temporadas consecutivas en la Primera División del fútbol sala español. Con el sabor amargo del adiós del Grupo Pinar Adecor, José García Román inició un proyecto desde la base con jugadores de Córdoba que fue creciendo año tras año. Un éxito que se vio refrendado el 1 de junio de 2019 cuando sellaron en Mengíbar su salto a la máxima categoría. Todo un reto para un club que contaba con un presupuesto más que ajustado, pero que supo lidiar los años de la pandemia del coronavirus e ir creciendo de la mano de Josan González en el banquillo. El técnico cordobés, ahora en ElPozo Murcia, lideró desde el banquilo a un equipo que selló permanencias holgadas y otras más agónicas. La salvación es el tren principal para sellar a otros objetivos más ambiciosos, que se tocaron de cerca en estos cursos anteriores. El poder estar en una fase final de la Copa de España, de la Copa del Rey o de un play off por el título es el reto de una entidad que está alejada de clubes con un presupuesto de otro nivel. Sin embargo, el deseo estar en conseguir dar ese deseado paso y optar a metas mayores, como las logradas por el Cajasur Deportivo Córdoba hace ya más de una década. La entidad presidida por Ricardo Ruiz logró dos títulos de liga (08-09 y 09-10), una Supercopa de España (2009) y una Copa Ibérica (2009). Fueron los años dorados de un club liderado en el banquillo por David Díaz y que, tras bajar al barro de la División de Honor en los dos últimos años, volverá a competir en Segunda División, una categoría aún menor de la perdida en su día por una falta de recursos que hizo que el equipo diese ese paso hacia atrás.
Por otro lado, irrumpe ahora con fuerza el Coto Córdoba baloncesto, un proyecto que surge de la unión de las canteras de El Carmen y el Ciudad de Córdoba y que busca resucitar el mundo de la canasta en una ciudad que vivió noches inolvidables en Vista Alegre en el arranque de este siglo de la mano del desaparecido Cajasur. Posteriormente, surgieron otros clubes que buscaban recuperar el baloncesto en la ciudad, pero todos terminaron cayendo. Ahora llega un Coto Córdoba que aspira en su segundo año en Segunda FEB a dar el paso hacia la segunda categoría del baloncesto nacional, la extinta LEB Oro, donde el Cajasur –el Juventud Córdoba– brilló pese a unas limitaciones que fueron más notorias con el paso de los años, lo que le llevó a su desaparición, un hecho similar a lo que vivieron el Adecor o el Cajasur voleibol, que tocaron el cielo en la Superliga femenina, unos años dorados para un deporte que de nuevo quiere dar pasos hacia adelante con la Academia y el Adecor.