Reparación de calzado Sánchez: la herencia y el recuerdo de la artesanía de otros tiempos
Comercios con historia
El negocio lleva asentado en el barrio de Santa Rosa desde mediados de la década de los 70
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Reparación de Calzado Sánchez es una establecimiento que lleva asentado en el barrio de Santa Rosa más de 50 años. En la actualidad lo regenta Paco Sánchez junto a su esposa, Paloma García, a la que agradece "de corazón" poder contar con su apoyo, ya que un negocio de este tipo no podría hacerse solo. El matrimonio se ha convertido en la tercera generación que dedica su tiempo al mimo y arreglo de todo tipo de zapatos.
La historia de Reparación de calzado Sánchez comenzó en aquellos años en los que "no había un local sin comercio" y el auge de los negocios de barrio era bastante significativo. Desde su mostrador, Paco ha visto como el paso de tiempo ha introducido cambios, tanto en su oficio, como en la forma de vida. Poco va quedando ya de ese trabajo manual que se revisaba con lupa, aunque no hubiera todo el catálogo de material y utensilios de los que se dispone ahora. Desde las inmediaciones de su tienda ha visto crecer a medio barrio, aunque también ha sido testigo de que algunos comercios echaran el cierre.
"Este es un taller de reparación de calzado que pertenece a mi familia, pues mi padre lo fundó aproximadamente en el año 1973-1974. Mi padre y yo continuamos con la herencia, desde que mi abuelo implantó este negocio en otro sitio, pero siempre hemos seguido con la tradición", explica Sánchez, que recuerda que su progenitor fue su mentor, pues "antiguamente existía la figura del aprendiz". "Cuando se jubiló, yo tenía unos 29 años y ahora tengo 61, por lo que llevo más de treinta años aquí", añade el zapatero.
Tras su mostrador, un catálogo de piezas listas para ser arregladas acompañan la postal de su establecimiento. También esa maquinaria que se ha ido introduciendo con los años, ya que en los comienzos de Sánchez todo este oficio se sentía de otra forma. "Antiguamente, era bastante más artesanal, no se disponía de maquinaria. Hace unos años que se cambió un poco más el concepto, porque ahora se hacen cosas más sofisticadas, cosas que no se hacían con anterioridad; reparamos zapatos deportivos o botas técnicas para cosas de montaña, que también han ido adaptándose al paso del tiempo", diferencia.
Algo muy distinto a lo que se usaba en su juventud, ya que antes era todo "hecho a mano", solo tenían una pequeña máquina para lijar, pero se cocía a mano. "También fabricábamos calzado, era todo edición manual, pero hoy en día las maquinarias nos facilitan mucho esta labor", añade Paco Sánchez, que recuerda que antiguamente, aunque hubiera menos cantidad de piezas, podían tener más calidad en el material, lo que les ayudaba en su tarea de reparación: "Casi todos eran de piel, se les ponían sus suelas, gomas... La gente los arreglaba más".
En la actualidad, en Reparación de calzado Sánchez también se dedican a la venta de complementos: "Antes reparábamos y hacíamos calzados a la medida, que era algo bastante recurrente, pero ahora vendemos muchos complementos, aunque lo que más me llena es la reparación", opina el zapatero.
Sobre el emprendimiento y la cara real de los negocios de cercanía, Paco lo tiene claro: "El comercio local, en los últimos años, ha experimentado una bajada; me remontó unos 30 años atrás y aquí no había ningún local vacío, además era todo de pequeño comercio: talleres de carpintería, de bicicletas, tiendas de todo tipo... Aunque podemos ver una reposición, ha habido pérdidas porque los autónomos hoy en día lo tenemos muy complicado. Una persona que quiera montar este mismo negocio, con la inversión que hay que realizar de maquinaria... lo tiene muy complicado".
El problema de la falta de relevo generacional
Para un trabajo tan minucioso, los materiales tienen que elegirse al milímetro. "Antiguamente, estábamos bastante limitados, pero ahora podemos adaptarnos a todos formatos de colores, diseños, suelas...", comenta Sánchez, que recuerda que mantiene "muchas herramientas antiguas, tanto de mi padre como de mi abuelo, algunas que pueden tener 100 años", si bien "las que se usan hoy en día, las de mano, son prácticamente las mismas, pero más sofisticadas".
Uno de los sucesos más tristes que puede envolver a esta profesión es la falta de relevo generacional. Paco Sánchez es consciente de que es una profesión de la que se desconoce su futuro, además de que ha visto como otros compañeros han cerrado por jubilación, dejando sus puestos sin herederos. "Yo soy ya la última generación en mi familia", declara.
Con todo, admite que sigue habiendo personas que valoran la reparación, a pesar del cierre de negocios. "Desde el verano pasado han cerrado unas cuatro o cinco zapaterías, y te da el síntoma de que no existe relevo. Casi todos los que estamos somos el hijo del zapatero que estaba antes, siempre este oficio ha sido un vínculo de familia", subraya Sánchez, que se jubila dentro de cuatro años y no augura que "de aquí a diez años" será difícil encontrar un negocio abierto como el suyo.
Aunque Paco lleva décadas detrás de su negocio, aún siente retos por descubrir. "Te traen zapatos que son imposibles, y para ti es un reto hacer una cosa bonita, muy artesana, porque aunque tenemos maquinaria, somos muy minuciosos. Yo intento que se quede todo muy bien, soy muy perfeccionista, pero después de tanto años, aún mantengo retos", narra con ilusión.
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