La protesta divide al comercio

Algunos establecimientos deciden cerrar sus puertas, pero la mayoría inicia su actividad ya que fue uno de los sectores donde menos seguimiento tuvo el paro

Algunos policías nacionales cargan contra los piquetes que impedían la entrada a El Corte Inglés.
Anabel Calero

30 de septiembre 2010 - 01:00

Las persianas de los comercios amanecían medio abiertas en las calles de la ciudad, lo que reflejaba la incertidumbre general que reinaba ayer ante la huelga general. La mayoría de los empleados acudieron a trabajar pero dudaban de la repercusión de los piquetes si finalmente abrían los establecimientos, aunque esa sensación desapareció a lo largo de la mañana -y sobre todo la tarde- cuando la ciudad recobró el ritmo habitual en el comercio. Algún pequeño comercio establecimiento cerrar sus puertas, según apuntó el presidente de Comercio Córdoba, Rafael Bados, pero las franquicias y todos los supermercados trabajaron con normalidad, salvo algunos momentos como el paso de la manifestación por las calles del Centro. La situación de crisis que vive el sector ha dividido al comercio y en muchos caso han pesado más las pérdidas y han decidido abrir. No obstante, a primera hora de la mañana, los cerrojos estaban echados en algunas cafeterías, quioscos, bares y pequeños comercios de los principales barrios de la ciudad.

Pocos se libraron en la mañana de ayer de la silicona y el pegamento en sus cerrojos. Los empleados de la una sucursal bancaria en la calle Málaga se afanaban a primera hora de la mañana en abrir el pestillo que había quedado prácticamente inutilizado. Los afectados, al igual que ocurrió en muchos puntos de la capital, tuvieron que recurrir a profesionales para poder entrar en su puesto de trabajo. Un empleado de Cerrajerías Vicente reconocía ayer como se habían "multiplicado" las llamadas con respecto a un día normal. "Normalmente se tarda poco en estos trabajos, pero son muy molestos, y hoy ya hemos tenido unos cuantos", aseguró.

Poco a poco, las persianas se fueron levantando y, a excepción de algunos quioscos o pequeños comercios, la mayoría inició su actividad sin problemas. El principal punto de conflicto se situó en El Corte Inglés, cuando un piquete de varias decenas de personas trataba de impedir la apertura del centro comercial. La policía nacional se vio obligada a intervenir y se vivieron momentos de tensión que, de hecho, acabaron con la detención de dos personas por amenazar a la policía. El piquete, con batukada incluida, se mantuvo durante toda la mañana, hasta la hora de la manifestación (12:00), en una especie de teatrillo, ya que la otra puerta situada en la avenida Gran Capitán continuaba abierta y los clientes que querían entraban.

Conforme avanzaba la mañana, el comercio retomaba el pulso y trabajaron con normalidad aunque, eso sí, a medio gas pero por falta de clientes. El aspecto de las calles del Centro se parecía más al de un domingo, sobre todo por la mañana, porque la tarde relajó mucho a los cordobeses que disfrutaron de una jornada vespertina de tiendas. La misma situación, prácticamente, se vivió en todos los centros comerciales.

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