"El profesor asociado es mano de obra muy barata y hay que revertir la situación"
Luis Miranda. decano de la facultad de derecho, ciencias económicas y empresariales
Llegó en 1989 con una beca del Ministerio de Educación y ahora es el máximo responsable del centro de Puerta Nueva, en el que reconoce que están "limitados" por la falta de espacio

Dice que estudió Derecho porque "era una chaval con inquietudes de justicia y tenía en mente la película del bueno y el malo y el abogado que defiende al bueno". Luis Miranda (Fernán Núñez, 1965) está al frente de la Facultad de Derecho, Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Córdoba (UCO), un cargo al que ha llegado con el apoyo mayoritario del centro.
-Se ha convertido en el decano de la Facultad de Derecho con mayor respaldo electoral, ¿a qué cree que se debe haber recibido la confianza de más del 90% del colectivo de profesores y del personal de Administración y Servicios, así como de más del 95% de los estudiantes?
-Siento un gran orgullo y, sobre todo, una gran responsabilidad frente a todos los colectivos. El profesorado ha votado en masa, pero los estudiantes también y espero que sea el inicio para que participen en otras convocatorias. En estas elecciones ha habido una movilización muy importante del colectivo del alumnado.
-Resulta sorprendente porque el alumnado no suele involucrarse mucho en este tipo de elecciones...
-Siento un gran orgullo y creo que hay dos factores que han contribuido a ello. Uno de ellos es que me he dedicado mucho a la actividad docente y al alumnado. También ha habido un grupo importante de compañeros que ha hablado a los alumnos que es bueno que se impliquen en las elecciones de decano; ellos, han movilizado al estudiante.
-Accedió a la Universidad de Córdoba (UCO) como becario del Ministerio de Educación y Ciencia en 1989 y, desde entonces, no ha dejado de dar clases. En este tiempo, ¿en qué ha cambiado el alumnado?
-Ha habido una evolución muy importante y el alumnado es diferente al que había cuando empecé. En algunos aspectos ha evolucionado para mejor y, en otros, para peor.
-¿A qué aspectos se refiere?
-Hoy en día, el alumnado lleva una carpeta con más actividades que hacer y sabe que sólo los estudios de la carrera no valen. Ahora tiene que saber idiomas y tiene que estar metido en otras actividades culturales y formativas, como la participación en los debates que hay en la Facultad de Derecho. En mis tiempos, el alumnado bueno sólo se dedicaba a estudiar. Las aulas estaban muy masificadas, era sólo estudiar y el alumnado, en cierto modo, se sentía un número. Hoy en día, el problema de la masificación no se ha resuelto, pero el alumnado tiene nombre y apellidos. El estudiante no aprende memorizando, sino de otra manera, como comentando sentencias.
-Una de las críticas que se lanzan desde el profesorado en los últimos años es el hecho de que el alumnado llega con menor preparación a las aulas universitarias, ¿comparte esta opinión?
-Llegan de forma diferente. Si hablamos de idiomas, llegan mejor formados, pero si hablamos de cultura general, depende. Por ejemplo, en Latín llegan mal formados porque en Bachillerato casi si no hay esta asignatura. Hay de todo: hay alumnos buenos y regulares. Siempre digo que en un aula hay alumnos muy buenos, un grupo relativamente bueno y un 40% que verdaderamente no está al nivel, pero que llega a la Universidad.
-Pero qué sostiene, que ¿hay un 40% del alumnado en la facultad que no está preparado en las aulas?
-Ese 40% del alumnado no es que no tenga capacidad, sino que no la pone en marcha y hay que hacerle esto atractivo. Por eso, como decano voy a tratar de hacer cosas así. Mi programa electoral empezaba con una frase de Fernando de Rojas: "Jamás el esfuerzo desmerece a la fortuna". Es una forma bonita de decir que, con el esfuerzo, casi siempre uno al final es afortunado porque consigue metas. Al alumnado hay que pedirle esfuerzo y que se involucre. Me gustaría insistir en el valor del esfuerzo y reconocer los méritos de la gente buena. Aquí ha habido números uno de judicatura y, para mí es un orgullo. Confío en el alumnado de esta facultad.
-¿Qué otros objetivos se ha puesto como decano?
-He visto, sobre todo, que hay dos grandes áreas en las que actuar. Una de ellas es el tema de personal y el otro el de las infraestructuras. El primero es muy interesante y me refiero al profesorado de esta facultad, que tiene dos caras: una que es la de Derecho, que está consolidado y, la otra, que es la de Administración y Dirección de Empresas (ADE), que ha tenido un problema importante con la crisis. La cara de Derecho es la menos problemática, aunque he visto un problema hace tiempo que es el relevo generacional. Hay áreas y profesores mayores que yo y, si no tienes gente joven formada ¿en quién queda el paso? La Universidad es tradición, entrega de conocimiento a los demás.
-¿Tan necesario es el relevo generacional?
-Hace falta ese relevo generacional. Para hacer carrera universitaria hoy en día hay que tener un buen expediente, de matrícula, y eso es muy difícil. Me consta que el Rectorado está haciendo gestiones para unas becas más suaves que se puedan dar a gente que no tiene tan buen expediente. Me consta que hay chavales que quieren hacer carrera universitaria, pero la única vía que hay es un contrato-beca de formación. Tenemos que actuar porque sino en 20 o 30 años estaremos en manos de abogados que ya no tienen esa formación académica del doctor o que no haya salido al extranjero y no tenga una formación más integral.
-¿Y en el caso de Administración y Dirección de Empresas?
-Tiene un problema importantísimo porque hay muy poco profesor funcionario frente a Derecho. Si hay 50 profesores en toda la facultad, en Derecho hay 42 y ocho en ADE; creo que no me equivoco. Hay mucho profesor asociado, que es obra de mano muy barata. Y que sea barata interesa, pero es una cantidad enorme y hay que revertir esa situación para que haya contratados doctores. Entre el profesor doctor en Derecho y ADE hay una gran diferencia. Ser profesor doctor conlleva muchas cosas y pertenece a esa categoría de docentes que cuando se levantan vienen a la facultad y tienen mayor dedicación porque su trabajo está aquí.
-¿Sostiene que el profesor asociado es mano de obra barata?
-El profesor asociado es mano de obra barata en todos sitios, pero dudo mucho de que haya ninguna titulación que se nutra de tanto asociado como tenemos aquí.
-Hacía referencia a que una de las áreas en las que va a actuar es en las infraestructuras. Es de sobra conocido el hecho de que a la Facultad de Derecho le falta espacio. ¿Qué planteamientos tiene para mejorar esta situación?
-Estamos limitados. El anterior decano de Derecho, Manuel Izquierdo, ya nos comentó la posibilidad de ampliar la facultad en un solar cerca de la iglesia de la Magdalena. Un solar que está creando problemas para la ciudad y que se encuentra en una zona muy buena. Con un mayor espacio, podríamos tener más alumnos y hacer una oferta académica mayor. Tenemos 2.495 alumnos y se necesitan aularios y despachos nuevos. Por ejemplo, si la situación del profesor asociado revierte, hay que darles un despacho digno y ese solar sería ideal. Las facultades de Medicina y Filosofía y Letras han quedado muy bien y, ahora nos toca a nosotros. Me gustaría que hubiera un compromiso durante mi mandado de que vamos a tener futuro y me consta que el Rectorado tiene voluntad, pero no son los mejores tiempos y necesitamos una reforma.
-En ese caso, ¿por qué no se acogen a las obras de reforma, acondicionamiento y mejora de las instalaciones de la UCO?
-He creado un videcanato de Ordenación Académica e Infraestructuras y quiero que se adecente lo que se pueda. Lo grande -la ampliación- es pedir al rector y ser insistente, que se hable con el Ayuntamiento. El solar no es del Ayuntamiento, sino de empresarios y hay que hacer una permuta.
-La UCO ha suscrito este año un convenio de colaboración con el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), el Ministerio de Justicia y la Junta que permitirá que el alumnado de Derecho pueda realizar prácticas externas en juzgados y tribunales de justicia. ¿Era una demanda del alumnado?
-Las prácticas se venían haciendo con el esfuerzo del profesorado que tiene buena relación con algunos magistrados, por ejemplo, en el área de penal y procesal, pero de una forma más limitada. Este convenio puede suponer un importante revulsivo. La Administración de Justicia es muy potente y muchos alumnos se decantan por ella para ser juez, fiscal, o bien para puestos más pequeños. Uno de los problemas que tenemos aquí es la gestión de las prácticas de más de 2.000 alumnos. Hay que organizar las prácticas, que es una optativa que coge todo el mundo. Yo lo entiendo porque los chavales están en una enseñanza teórica, pero les apetece ir a la Administración Judicial o a despachos de abogados. Vamos a contar con tres coordinadores de prácticas, pero es muy poco. Hay también un becario, pero me gustaría tener un profesional, una persona con un contrato dedicado a la gestión de las prácticas. Parece ser que el Rectorado ha ideado un número de siete personas que van a ir, por momentos, a diferentes facultades para las prácticas. Pero tenemos un problema importante en la gestión de las prácticas.
-Las prácticas son básicas para los estudiantes durante su paso por la Universidad y les acerca a su futura vida profesional durante unos meses, pero ¿cree realmente que salen preparados para enfrentarse al sector judicial?
-Sí, salen preparados, pero con lagunas. El alumnado de Derecho tiene que ser consciente que cuando va al máster de Abogacía sigue siendo estudiante y que no es un trámite. He sido profesor cuando la licenciatura de Derecho era de cinco años, luego pasó a cuatro y, luego llegaron los grados. En ese proceso, la materia ha ido disminuyendo. Si antes explicaba diez tipos de contratos mercantiles, después fueron ocho y ahora explico seis porque no hay más tiempo. No puedo exigir a un alumno de grado lo que exigía a uno de licenciatura de cinco años.
-Entonces, ¿la formación que reciben no es eficiente?
-La formación que reciben es razonable y, aunque ha bajado en contenidos, ha crecido en otras destrezas, como las prácticas que realizan o que haya una mayor participación en clase; pero en conocimiento hay lagunas. Cuatro años es un tiempo muy limitado para estar formado; el Derecho es muy complejo. El alumnado cuando llega al Colegio de Abogados para el máster tiene que seguir siendo una esponja y me gustaría que la mentalidad del máster cambiara. Aunque me consta que no es un problema de Córdoba, sino generalizado.
-Desde esta facultad salen futuros economistas y también abogados que podrán trabajar, si las fechas se cumplen, en la Ciudad de la Justicia de Córdoba a partir de 2018. ¿Qué le parece el proyecto?
-La Ciudad de la Justicia va a ser muy importante. Hablo sin gran conocimiento, pero las actuales dependencias son bastante deficitarias. Va a ser un revulsivo y hacía falta ya porque en Córdoba hay unos profesionales de la Justicia muy buenos. Los dos últimos magistrados cordobeses que han llegado al Tribunal Supremo, Pedro Vela y Eduardo Baena, dieron clases aquí.
-Es abogado, pero no ha ejercido como tal. ¿Lo ha echado de menos?
-No he ejercido como abogado, pero sí he colaborado como consejero en algún despacho y he hecho informes, pero no lo he echado de menos porque he puesto mi conocimiento al servicio de estas personas. Algunos compañeros sí ejercen, lo valoro y lo respeto, pero hay que encontrar un punto de equilibrio para hacerlo; no lo critico. Pero sí critico aquellos casos de los que se dedican en cuerpo y alma al ejercicio de la abogacía siendo buenos académicos y dejan la Universidad en un plano muy secundario. Pero encontrando un equilibrio, creo que se alimenta, porque como profesor pones tu conocimiento a favor de esa defensa jurídica, mientras que en el ejercicio tienes unas estrategias que no conoces como profesor y te vas retroalimentando. Soy partidario de hacerlo, pero en un equilibrio justo que te permita seguir siendo profesor.
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