Pola Argentaria

Historia de Córdoba con nombre de mujer

Nacida en una acaudalada familia de libertos y esposa de Lucano, Pola Argentaria organizó un círculo de mujeres interesadas por la poesía y fue reconocida como una de las doctas de la Antigüedad

Helvia, la madre de Séneca: una mujer fuerte, que llevó las carreras políticas de sus hijos, gestionó su patrimonio y estudió filosofía

Estudio para La Muerte de Lucano
Estudio para La Muerte de Lucano / José Garnelo y Alda
Marina González Virseda
- Arqueóloga

13 de julio 2025 - 06:59

No son muchos los datos que han llegado hasta nosotros sobre una de las mujeres más sobresalientes de la familia Annaei, una de las familias patricias más famosa de la Corduba romana, nos referimos a Pola Argentaria, también conocida como Argentaria Pola. La mayor parte de la escasa información que tenemos sobre ella proviene de fuentes secundarias e indirectas como las literarias y por ser precisamente la persona que preservó y editó en parte, la obra de su marido, Marcus Annaeus Lucanus.

Algunas de las noticias que se conservan sobre distintas facetas de la vida de Pola proceden de dos poetas que formaban parte de su círculo más próximo de amistades, nos referimos a Estacio y Marcial, que la elogiaron públicamente y apoyaron tras la trágica muerte de Lucano.

No se puede precisar con seguridad, ni el año ni el lugar de nacimiento de esta mujer romana, aunque debió nacer probablemente entre los años 30 y 45 d.C. si pensamos que tendría una edad similar a la de su marido, (de él, sabemos con certeza que nació en Córdoba en el año 39 d. C). Otro tanto ocurre con el lugar en el que Pola llegó al mundo estableciéndose la ciudad romana de Sisapo (La Bienvenida, Almodóvar del Campo) como el sitio más probable.

En cuanto a su procedencia, Pola nació y creció, parece ser, en el seno de una acaudalada familia de libertos vinculada a la explotación minera de la galena argentífera de Sierra Morena extrayendo de esas minas tanto plata como cinabrio. Los éxitos en las labores de la explotación del metal hicieron que la familia prosperara tanto económica como socialmente, llegando a alcanzar un estatus social destacable en la Córdoba de ese momento. Pola, además era nieta del gran orador y poeta Marco Argentario, que vivió en época de Augusto y fue recordado en varias ocasiones por Séneca el Viejo como discípulo del orador griego Lucius Cestio Pío.

Su familia, de la mano de su creciente prosperidad económica y social, favoreció el contacto de Pola no sólo con las familias más importantes de Córdoba, sino que pudo de alguna manera, facilitarle un entorno culto en el que desarrollarse y dar rienda suelta a sus inquietudes. Esto, además, le permitió relacionarse con importantes intelectuales de la Córdoba del momento como el propio Séneca y el sobrino de este, Lucano, con el que finalmente se casó.

Aunque sus aptitudes para las artes y sobre todo para la literatura y la poesía debieron de ser notables, el hecho de tratarse de una mujer que vivía en una sociedad como la romana, en la que la mujer dependía para su capacidad de actuación de la tutela de un varón, bien el pater familias o su mismo marido, limitó el desarrollo pleno de sus habilidades sobre todo en el ámbito público. Esto contrasta con el papel que la mujer desarrollaba en el ámbito doméstico, pues eran precisamente las mujeres, las que se encargaban, principalmente, de la educación de los hijos de la familia, actuando de esta manera como transmisoras a sus descendientes no sólo de los valores cívicos y morales de los ciudadanos romanos, sino también de los culturales e intelectuales.

Esta proximidad al círculo cultural e intelectual cordobés de la primera mitad del siglo I facilitó que Pola conociera y contrajera matrimonio con Marcus Annaeus Lucanus, pasando a formar parte la familia Annaei, ya que Lucano era hijo de Marco Anneo Mela, hermano del filósofo cordobés Séneca el Joven y de Acilia, mujer culta e instruida que supervisó personalmente la educación de su hijo.

Parece que Pola y Lucano contrajeron matrimonio poco tiempo antes de la muerte de este último el cual, a pesar de haber formado parte del círculo íntimo de Nerón desde temprana edad, cayó en desgracia para este al existir, al parecer, una rivalidad artística entre ambos. Lucano respondió a la conducta errática del emperador con escritos y composiciones de carácter satírico dirigidas contra él y contra sus colaboradores. El papel de Lucano fue aún más allá, participando de forma activa en la denominada Conjura de Pisón, complot urdido contra el emperador Nerón en el que se cree que también participó su tío Séneca el Joven, que había sido antiguo tutor del mismo emperador.

Por su participación en la conjura, tanto tío como sobrino fueron obligados a suicidarse, por lo que en el año 65 d.C. Lucano murió. Pola, que mantenía una amantísima relación con su esposo, trató igualmente de suicidarse de la misma forma que lo había hecho éste, cortándose las venas, aunque sus sirvientes pudieron salvar su vida a tiempo.

A partir de ese momento, los esfuerzos de Pola se encaminaron a la conservación y promoción de la obra literaria de su marido de forma que, con su esfuerzo, aseguró su memoria. Ya en época Flavia y tras la caída de Nerón, acometió la edición de la obra más sobresaliente de Lucano, La Farsalia, obra inacabada por la muerte de este y que se articula en diez cantos o libros en los que se narra la guerra civil entre Cneo Pompeyo y Julio César. Sólo tres de los diez libros se publicaron en vida de Lucano, por lo que Pola tras su muerte llevó a cabo la corrección, revisión y edición del resto. Ya en esos momentos se reconocía a Pola como una escritora notable, habiendo participado junto a su esposo en la recopilación de historias literarias del imperio.

Tras la muerte de Lucano, y según algunas fuentes, durante más de treinta años, Pola celebró el nacimiento de su esposo rodeándose de un grupo de poetas y amigos entre los que se encontraban Estacio y Marcial, el primero de ellos la llegó a calificar como “la más querida de todas las mujeres casadas”; por su parte, Marcial escribió tres epigramas en los que elogiaba el nacimiento de Lucano y a la misma Pola. Se tienen noticias de que sus propios intereses culturales la llevaron a organizar un círculo de mujeres interesadas por la poesía. En estas reuniones, las mujeres escribían, recitaban y desarrollaban su faceta más artística con la tutela de la propia Pola, de la que se conserva un poema en el que mostraba sus sentimientos sobre la muerte de su querido esposo:

“Esposo mío, Marco Anneo, hoy han muerto contigo la justicia y la poesía. Esto se ha grabado con fuego y con dolor en mi memoria: mi corazón sangrando junto a tu corazón; tu rostro amado, una rosa tanto más blanca cuanto más se teñía tu lecho de púrpura”.

La muerte de Lucano supuso un duro golpe para Pola, que se mantuvo soltera el resto de su vida; no obstante, fue la que más trabajó y se implicó, no sólo para dar a conocer y preservar para el futuro la obra de su marido, sino que puso de manifiesto tanto su ingenio como sus grandes capacidades creativas y literarias. Así lo reconoce él humanista francés Jean Tixier de Ravisi, que en 1521 recoge la figura de Pola entre 60 ilustres literatas de la Antigüedad y la Edad Media; asimismo Lope de Vega, ya en el siglo XVI, incluye en dos de sus obras a Pola en una relación de mujeres doctas de la Antigüedad.

Se desconoce la fecha de su muerte, pero sirvan estas líneas para honrar su memoria y reconocerla como una mujer brillante, culta, luchadora, creativa y con fuertes inquietudes culturales en una Córdoba del siglo I en la que tuvo que amoldarse, y seguramente rebelarse, contra las normas y el estatus establecido para poder desarrollar su gran potencial como mujer.

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