Historia de Córdoba con nombre de mujer

Helvia

  • Helvia fue una mujer fuerte, que llevó las carreras políticas de sus hijos, gestionó su patrimonio y estudió filosofía

  • 'El Día' abre con la madre de Séneca una serie sobre mujeres destacadas de la historia de Córdoba narradas desde la voz de diferentes cordobeses

Tocador de una matrona romana, de Juan Giménez Martín.

Tocador de una matrona romana, de Juan Giménez Martín. / Juan Giménez Martín

Hace ya muchas décadas que Arqueología e Historia recuperan la memoria de las mujeres como sujetos activos de la historia, interpretando la sociedad desde la pluralidad y no desde la visión masculina tradicional y restrictiva.

En Roma, las mujeres no tenían estatus de ciudadanía y su capacidad de actuación se veía limitada por la obligatoriedad de estar amparada o tutelada por un varón. Aún así, la mujer romana irá ganando posiciones, aunque nunca con el derecho de ciudadanía. Pero en esos mas de 1.200 años de historia de Roma se produjeron diversos cambios en la situación de la mujer; dentro del panorama genérico, hubo numerosas mujeres que sobrepasaron las limitaciones ganando libertad de movimientos, de acceso a la cultura y a la educación, a la vida social y a la capacidad de gestión de sus recursos económicos

Así, ciertos textos muestran algunos cambios jurídicos para la mujer a partir de la segunda mitad del siglo I a.C., que favorecen que hereden en condiciones de igualdad, la capacidad de administrar y disponer libremente de su patrimonio, la competencia de actuación en negocios, la posibilidad de intervenir como parte en cualquier proceso, mas derechos en caso de divorcio o poder ser tutora de sus hijos. De hecho, el poder marital y la tutela de patria potestad fueron relajándose, lo que permitía cambiar de tutor a la mujer según su elección, gestionar su patrimonio y permanecer en su familia, con una separación de bienes que permitía cierta independencia económica.

Pero muchos romanos, como otros hombres de la historia , temían que “desde el momento en que se conviertan en vuestras iguales, serán vuestras superiores” como señaló Catón el Viejo ya en el Siglo II a.C. Otros como Séneca tienen otra opinión: en su obra Consolación a Helvia defiende la competencia, conocimientos y carácter de su madre, y lamenta que su padre la apartara del estudio de la Filosofía

Durante parte del Imperio Romano, una serie de familias cordobesas tuvieron gran influencia y prestigio; algunas hasta tejieron los hilos del poder imperial. La familia Annea fue una de ellas, aunque se recuerda mas a los hombres como Séneca el Viejo, Séneca o el poeta Lucano , que a las mujeres de la familia, aunque su participación, influencia y posición en la sociedad está demostrada en la Historia.

Una edición de Consolación a Helvia, de Séneca Una edición de Consolación a Helvia, de Séneca

Una edición de Consolación a Helvia, de Séneca

Helvia Albina (o Paulina) era hija del magistrado sacerdotal Marco Helvio Novato, de la familia de los Albii, y procedía de Urbago (Arjona, Jaén). Vivió en Corduba a finales del siglo I a.C. Helvia, junto a su hermanastra Marcia, fue educada para matrona: ser buena hija, hermana, esposa y madre, y tener conocimiento esencial para organizar su casa. Con 14 años contrae matrimonio con Marco Anneo Séneca, El Retórico o El Viejo, 14 años mayor que ella. Fueron padres de tres hijos: Marco Anneo Novato (llamado Lucio Junio Anneo Galión después de fuera adoptado por Lucio Junio Galión), Lucio Anneo Séneca y Marco Anneo Mela.

En Roma había varios tipos de matrimonio que influían en la tutela de la mujer. En el caso de Helvia, su matrimonio con Séneca el Mayor fue del tipo sine manu, el que daba cierta independencia respecto a su marido, al considerarse que seguía perteneciendo a la familia paterna y que conservaba los derechos sucesorios. Por esta fórmula, Helvia pudo gestionar sus propios bienes y negocios, y según algunas noticias incluso contribuyó con parte de su fortuna al teatro romano que se estaba construyendo en Corduba, ejerciendo el denominado matronazgo, o mecenazgo de las mujeres, con obras que beneficiaban a la ciudad. Fue de gran importancia a la hora de disponer de su patrimonio el nacimiento de su tercer hijo, por la aplicación del decreto (que perseguía fomentar la natalidad) del emperador Augusto, El derecho de los tres hijos, que establecía, entre otras cosas, que las mujeres libres con más de tres hijos o libertas con más de cuatro no necesitaban tener tutores legales, lo que abría la puerta a la gestión propia de sus bienes y a heredar y legar de forma lícita. Ese derecho de no tener tutela masculina permitió a Helvia disponer de su patrimonio y ocuparse de sus propios negocios.

Helvia Albina ejerció la administración del patrimonio familiar, lo que abarcaba hacer el seguimiento financiero de las carreras políticas de sus hijos. Viuda a los 40 años, viajó a Roma con su hijo mayor, Marco Anneo Novato, donde ejerció como magistrado. El pequeño, Lucio Anneo Mela, por decisión propia continúo en Córdoba, aunque Helvia consideraba Roma como el mejor destino de futuro para sus hijos, siendo Séneca el motivo de su viaje. Mas tarde volvería a Roma con su nieto Lucano.

Helvia fue una mujer fuerte, que llevó las carreras políticas de sus hijos, gestionó su patrimonio y estudió filosofía. Fue testigo de acontecimientos importantes del Imperio, como en el año 41 la muerte de Calígula y la subida al trono de Claudio en contra del Senado. Su hijo Séneca fue condenado al destierro por Claudio, lo que cumplió en la isla de Córcega.

Una gran mujer que murió en la en la primera mitad siglo I d.C., quizá antes de ver cómo su hijo Séneca gobernó de hecho Roma durante el gobierno de Nerón.

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