El placer de compartir un libro

El trueque está cada vez más extendido. Se trata de una tendencia a la que, dada la actual situación financiera, cada vez se suman más personas. No en vano, cada vez son más los interesados en cambiar un producto o servicio por alguna necesidad o algo similar. El trueque también ha llegado al mundo literario en Córdoba de la mano de la escuela de formación Smaland, un espacio ubicado en el número 4 de la plaza del Olivo.

Una de las responsables de poner en marcha esta iniciativa es Cristina Rodríguez, quien considera que esto del trueque literario "atrae a mucha gente". La idea, según cuenta, comenzó hace un par de años, justo con la celebración del Día del Libro, el 23 de abril. En esa fecha, a Rodríguez, junto a su socia, Nuria Liñán, se les ocurrió sacar los libros a la calle y probar suerte, una iniciativa que contó con el respaldo del público y de los clientes desde el primer momento. Añade que el intercambio de libros entre los lectores "era una iniciativa que tenía en la mente desde hace tiempo" y que la han traído a Córdoba después de "viajar mucho".

Eso sí, Rodríguez hace hincapié en que se trata de trueque de libros. Es decir, cualquier persona puede dejar un libro y llevarse otro, pero advierte de que "no somos un servicio de recogida". Rodríguez deja bien claro también que al centro sólo se pueden llevar o recoger manuales de lectura, como novelas, pero no libros de texto o material educativo como pueden ser los diccionarios, ni tampoco revistas. Por ahora, según explica, lo que más se llevan los interesados en esta iniciativa son las novelas y también los libros de carácter infantil. Rodríguez destaca también que con esta iniciativa no ganan dinero "porque no cobramos nada", es decir, que es totalmente gratuita y abierta a la participación de quien quiera. El objetivo, señala, "es crear formación y fomentar la cultura". La responsable del centro Smaland añade que allí se pueden encontrar "libros para todos los públicos", así como "joyas auténticas", como ejemplares "muy antiguos, algunos incluso de 1900".

Esta iniciativa es parecida a la del BookCrossing, la práctica de dejar libros en lugares públicos para que los recojan otros lectores, que después harán lo mismo. Eso si, si alguien decide liberar un libro vía BookCrossing tiene que registrarlo para conseguir un número de identificación del sistema.

Junto al trueque de libros, el centro Smaland también imparte clases y ofrece "formación para niños pequeños y también de acceso a la Universidad", explica Rodríguez, quien señala que una de las claves de esta singular academia reside en el tamaño de los grupos de las clases, "que son muy reducidos", por lo que el método de enseñanza es muy personalizado. El establecimiento también imparte clases de apoyo de inglés, francés y alemán, así como ciclos formativos. Rodríguez incide en que, además, si el alumno no puede acudir hasta el centro también ofrecen la posibilidad de ir a su domicilio para dar la clase allí.

A todo esto, el centro Smaland suma un espacio reservado para las exposiciones . "Es una galería para muestras en la que no cobramos nada", destaca y recuerda que desde su apertura han contado con exposición de fotografías, cuero y cuadros.