"Ni los más pesimistas esperaban una crisis económica tan grave"
GEOGRAFÍA HUMANA · JUAN JOSÉ LUCIO
El analista sostiene que la diferencia de esta coyuntura con la que generó el 'crack' de 1929 es que el sistema no ha quebrado, aunque el capitalismo tal y como lo conocemos sufrirá ajustes drásticos
Es director del Servicio de Estudios del Consejo Superior de Cámaras y afirma que de esta crisis sólo se saldrá tomando medidas ágiles que proporcionen una mayor competitividad a las empresas españolas y un mejor posicionamiento de éstas en los mercados internacionales. Juan José Lució visitó Córdoba con motivo de la presentación del Índice de Confianza Empresarial que elabora la Cámara de Comercio el pasado martes y afirmó entonces que la coyuntura económica en la que estamos es la peor desde la Segunda Guerra Mundial. Mediante gráficos, compara cómo han sido los distintos ciclos negativos desde finales del siglo XIX y, vistos éstos, uno se da cuenta de lo complicado de la situación actual.
-Los cifras que maneja son demoledoras. ¿En qué medida los datos de confianza empresarial reflejan la conciencia que tiene la población en general de la crisis en la que estamos inmersos?
-El índice de confianza de los empresarios, la marcha del PIB y el indicador del empleo se correlacionan muy bien con lo que sienten los ciudadanos. Y estos indicadores están tocando mínimos, por lo que la confianza en la marcha de la economía es mala en términos generales. Habría que remontarse a 1929 o a la Segunda Guerra Mundial para asistir a una serie similar, pero lo que sí es seguro es que esta crisis es la peor de los últimos 60 años. Es decir, quienes estamos en edad de trabajar no hemos conocido nada igual.
-Pero desde la Segunda Guerra Mundial ha habido varios procesos de desaceleración grave de la economía, la crisis del petróleo, las reconversiones de los años 80 en España, principios de los 90... ¿En qué medida esta situación hará saltar los resortes de la economía actual tal y como la conocemos? ¿Cómo cambiará el sector empresarial a partir de ahora?
-Los estudios demuestran [saca una colección de gráficos para explicarlo] que esta crisis va camino de tener una duración mayor que las del 29, del 73 y de los 80. Está claro que tendríamos que irnos a la posguerra de los años 40 o al 29 para ver algo similar. Aunque el sistema no ha quebrado...
-Entonces lo que cambia es que el sistema seguirá vigente frente a las dificultades...
-Es evidente, la diferencia con el 29 es que el sistema no ha quebrado, y no creo que quiebre el capitalismo tal y como hoy lo conocemos, seguro que habrá cambios drásticos, pero se tendrán que buscar nuevos mecanismos, nuevas formas de hacer negocio y tener presente que estamos destruyendo actividad, lo que dará lugar a nuevas aventuras económicas y empresariales. Einstein decía que en tiempos de crisis la imaginación es más importante que el talento. Va a haber empresarios que sacarán iniciativas productivas del momento actual, que saldrán reforzados.
-Cuando se habla de confianza a la baja hablamos también de problemas con el consumo, con la financiación, con el freno en la actividad. Es la pescadilla que se muerde la cola. ¿Qué tiene esta crisis de real y qué tiene de pérdida de confianza de la población en general?
-El fundamento clave es el problema financiero. Hemos cometido excesos en el consumo, que ha crecido por encima del PIB, excesos en la concesión de créditos y en la construcción, por ejemplo, y eso hay que corregirlo. Es la ley del péndulo, ahora estamos en la tendencia contraria. Nos estamos conteniendo en el gasto y las entidades financieras, de forma excesiva, han cerrado la emisión de créditos; por eso el clima de falta de confianza nos hace un daño significativo. Tampoco hay que lanzar ahora mensajes optimistas porque no serían reales, lo que hay que hacer es explicar la realidad al ciudadano para que sepa qué es lo que ocurre y que no se cometan, ahora, excesos de pesimismo.
-En España, durante los años 80 se afrontó una dura reconversión industrial que afectó a grandes empresas estatales y terminó con el soporte industrial de nuestra economía en beneficio de un modelo nuevo. Ahora vemos cómo el soporte de los últimos años, la construcción, se desploma. ¿Dónde nos sustentaremos en el futuro inmediato para volver a crecer?
-La reconversión de la industria española de los años 80 fue muy dolorosa y costosa pero se convirtió en una de las bases del crecimiento posterior. Ahora, seguramente, tendremos que tomar decisiones muy dolorosas, problemáticas, que afectarán a importantes grupos de presión, pero habrá que hacerlas, y serán las bases de la economía española del futuro. Si por algo se caracteriza la empresa española es por su gran flexibilidad. Cuando en el 82 entramos en la UE, se veía como un reto imposible adaptarnos al entorno, y fuimos y somos capaces de competir. Cuando entró el euro ocurrió algo similar, tuvimos dudas, pero la empresa española ha superado todas esas etapas. En el exterior estamos asentándonos de forma positiva en los mercados, tenemos empresas con mucha capacidad, nuestras escuelas de negocios están muy bien valoradas en general. Por eso es tan necesario el apoyo a la actividad empresarial, para que asuma riesgos y para que responda en situaciones complicadas.
-Ustedes son unos expertos en previsiones, pero ¿por qué nadie aventuró la profundidad de esta crisis?
-Ni los más pesimistas esperaban que esta crisis fuera tan grave, tan negativa. Hasta ahora los indicadores habían ido teniendo un grado de acierto razonable, pero en una época de cambios estructurales como es ésta es muy difícil que las predicciones funcionen bien. En tiempos de caos los modelos de proyección de datos tienen errores y estamos corrigiéndolos una y otra vez porque no somos adivinos. En todo el mundo ha pasado lo mismo. Nadie esperaba que el crecimiento de Japón cayera, por ejemplo, hasta el 4%.
-Potencias como Alemania o Francia han estado en crecimiento negativo antes de esta crisis e incluso así generaban empleo. Los expertos afirman que España tiene que crecer por encima del 3% para que se creen puestos de trabajo estables y el mercado laboral sea dinámico. Si estamos en una desaceleración sin freno, ¿qué escenario se nos plantea? ¿Podremos llegar a las cifras negativas de finales de los 80?
-El escenario es complicado y no podemos descartar llegar a los peores niveles de los años 80 porque está claro que la correlación entre la evolución del Producto Interior Bruto y la creación de empleo en España es absoluta. Sólo hay que ver los gráficos de los últimos años. Mientras hemos crecido, se ha generado empleo. Cuando nuestra economía ha empezado a decrecer, el aumento de los parados ha sido elevado.
-Se habla de liberalizaciones, de flexibilidad en el despido... ¿Cómo ve nuestro mercado laboral en estos momentos?
-Hemos contratado a muchas personas cuando nos iba bien y hemos despedido a muchas cuando la cosa ha empezado a ir mal. Lo que hay que pensar es qué tenemos que hacer para evitar que esto ocurra y promover argumentos para emprender las medidas estructurales necesarias que permitan frenar la sangría de empleos cada vez que hay una situación económica complicada. Tenemos que ser más creativos en el mercado laboral y flexibilizar los tipos de contratos por obra, a tiempo parcial, a media jornada. Todo eso ayudaría.
-Si un 90% de los empresarios piensa que la coyuntura va ir a peor, seguro que muchos están pensando en recortar sus plantillas, por lo que las listas del paro seguirán creciendo. ¿Hacia dónde vamos?
-Pese a que la situación es complicada, lo que menos quiere un empresario es despedir a sus empleados, puesto que pierde capital humano, aunque también es evidente que la masa laboral puede lastrar el desarrollo o la supervivencia de la empresa. Habrá que ver cómo evoluciona la creación y la destrucción de empleo y en eso tendrá mucho que ver la recuperación de la confianza de los empresarios. Pienso que estos índices de confianza suelen tener rebotes estadísticos y una vez que se ha tocado fondo suelen remontar. Eso puede ocurrir a finales de 2009 o principios de 2010.
-Uno de los problemas actuales de la empresa es la financiación. Los industriales se quejan de que los créditos del ICO llegan tarde, mal y nunca. ¿Es así?
-Es evidente que hay un efecto péndulo y los bancos y cajas se han vuelto excesivamente prudentes. Hay líneas del ICO como las de liquidez que están llegando, lo que ocurre es que hay que dar más garantías e incentivos a las entidades bancarias para que puedan prestar las a las empresas. Por eso las cámaras hemos reclamado más volumen de crédito y mayor cobertura del ICO en caso de impago por parte del empresario. Así llegará la liquidez lo antes posible.
-¿Qué datos tiene de los mercados internacionales?
-El comercio exterior puede caer este año un 2% y eso singnifica que el mercado se reduce. Sólo la innovación y la competitividad harán que las producciones españolas puedan competir en un contexto que se ha vuelto muy complicado.
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