La Córdoba del siglo XXI comenzó algo más de una década antes, cuando las negociaciones del Ayuntamiento con Renfe dibujaron una parada intermedia en el primer corredor de Alta Velocidad de España, que unía Madrid con Sevilla. Aquella revolucionaria conexión, que hoy se ve de lo más normal, se estrenó el 21 de abril de 1992 y significó el punto de partida de la transformación que una ciudad media -y casi adormecida- necesitaba para iniciar su despegue, que aún hoy y a pesar del desarrollo proyectado en estos 30 años, se mantiene al ralentí.

La llegada del primer AVE, estrenado de manera paralela a la inauguración de la Expo de Sevilla, comenzó a cambiar la manera de viajar, acercó el turismo e inició la transformación de Córdoba. El soterramiento de las vías del tren (y la apertura de la nueva estación), que se produjo en 1994, cuando los convoyes llevaban dos años deteniéndose en el apeadero de la antigua, fue el inicio del acercamiento de la zona norte al resto de la ciudad, si bien el desarrollo urbanístico del hoy conocido como Plan Renfe (o Vial Norte) no se culminó hasta ya entrada la década del 2000.

Sin embargo, aquella puerta abierta a la modernidad y el desarrollo, también destapó una herida perenne que sigue viva y que es casi imposible de cerrar con Cercadillas. La actuación destruyó casi la mitad de un yacimiento arqueológico único en el mundo, con un conjunto palatino del siglo III de nuestra era. Quedó una parte visitable, hoy en un estado de conservación lamentable que no invita al paseo precisamente, pero por el camino se quedó una parte donde se atribuye que estuvo el palacio del emperador romano Maximiano Hercúleo. Queda mucho más por excavar, pero...

Todo aquello surgió de la mano de la llegada de la Alta Velocidad a Córdoba, que arrancó el mismo día de la inauguración del corredor sur, tal día como hoy hace 30 años. Un servicio que empezó con los AVE -ese 1992 con destino a Sevilla, para en diciembre de 2007 sumarse Málaga y ya en junio de 2019 Granada- y que luego fue sumando alternativas. Entre ese año y el siguiente se crearon los trenes de Larga Distancia desde Huelva, Cádiz y Málaga hacia Madrid utilizando la vía de AV, para ya en junio de 1999 unirse los Altaria entre la capital de España y Algeciras, casi siempre con la Estación de Córdoba de parada intermedia.

El AVE añadió posteriormente, ya en enero de 2009, la conexión directa de Andalucía con Barcelona, con Málaga y Sevilla como origen, reduciendo el tiempo de viaje a poco más de cuatro horas y media (a Madrid está ya en torno a la hora y 45 minutos desde la capital cordobesa). Para entonces ya estaban a rendimiento pleno las llamadas Lanzaderas (Avant), desde el 29 de diciembre de 2004 entre Córdoba y Sevilla, ampliado en febrero de 2008 a Málaga y completado en febrero de 2020 con la línea Granada-Sevilla.

Uno de los primeros AVE, a su llegada al apeadero de la antigua estación de Córdoba.

Todo, desde el primer día, con Córdoba como nudo de las conexiones ferroviarias de España con el Sur, lo que sin duda ha supuesto un impulso para una ciudad cuyo desarrollo turístico y económico ha ido ligado en gran parte a ese AVE que cambió la forma de entender la movilidad. Tal vez haya hecho falta un empujón mayor, una mayor inquietud y valentía para exprimir el producto, pero 30 años después de aquella primera parada en la antigua estación, pocos dudan de que aquel momento supuso un antes y un después.