El parricida de Montilla afirma que actuó movido por "una voz"

El fiscal y el abogado de la defensa solicitan que el acusado ingrese en un centro psiquiátrico durante 12 años al entender que sufre una esquizofrenia paranoide

El parricida de Montilla afirma que actuó movido por "una voz"
El parricida de Montilla afirma que actuó movido por "una voz"
Ángel Robles

Córdoba, 07 de junio 2011 - 07:58

"Oí una voz que me decía que lo hiciera". De esta forma escueta explicó ayer M. J. M. G., de 34 años, qué lo llevó a matar a su padre el 7 de noviembre de 2009 asestándole numerosas puñaladas en la casa de campo que ambos compartían en la localidad de Montilla. La Fiscalía y el abogado de la defensa coinciden en solicitar el internamiento del parricida en un centro psiquiátrico durante 12 años y siete meses, al considerar que el encartado actuó tras perder el control total de sus impulsos por un brote de la esquizofrenia paranoide que sufría.

M. J. M. G. testificó ante un jurado popular que tendrá que dilucidar si, como coinciden la acusación y la defensa, tenía sus facultades mentales y volitivas anuladas por la enfermedad mental. "Mis padres se habían divorciado y yo vivía con mi padre. Tenía disputas y la convivencia era difícil porque él tenía unas opiniones y yo otras", dijo el acusado, que reconoció que este malestar se debía en la mayoría de las ocasiones a que él no se tomaba la medicación. "Me encontraba algo mejor cuando me medicaba, pero también me sentía mal. Los efectos secundarios eran un problema", se quejó el imputado, que reconoció que la noche del crimen no se tomó las pastillas y, además, consumió alcohol.

"Aquel día estuve bebiendo fuera. Cuando llegué a mi casa me encerré en mi dormitorio y bebí whisky y fumé. Oí una voz que me decía que lo hiciera", relató. Movido por ese impulso, explicó que cogió un cuchillo: "Lo apuñalé. No recuerdo cómo...", dijo. El procesado no pudo detallar cómo se produjeron los hechos, una secuencia que sí recordó la fiscal. La agresión comenzó en la habitación de la víctima, adonde acudió el acusado para decirle que lo dejara en paz.

Allí comenzó un forcejeo en el que M. J. M. G. comenzó a propinarle numerosos navajazos por todo el cuerpo, sobre todo en la región pectoral y costal. El padre salió corriendo de la habitación, pero fue perseguido por su hijo, que continuó dándole puñaladas por la espalda hasta que, finalmente, en la cancela del chalé, le asestó una cuchillada en el cuello que le hizo desplomarse y como consecuencia de la cual falleció por la gran pérdida de sangre. "Aquella noche no me tomé la medicación, a veces engañaba a mi familia", reconoció. M. J. M. G. recordó también que en una ocasión agredió a su madre: "Fuimos a la psiquiatra y hablaron de que me iban a ingresar. Habría sido mejor...", dijo.

El abogado de la defensa destacó que el propio acusado intentó quitarse la vida en varias ocasiones y ocho veces estuvo ingresado en la unidad de agudos del Hospital Universitario Reina Sofía. En la semana anterior a la agresión, de hecho, la situación psíquica "degeneró progresivamente", con peleas continuas con el padre. "No tiene conciencia de su enfermedad", dijo el letrado. La fiscal recordó que el encartado está diagnosticado de esquizofrenia paranoide desde el año 1995 y aquella noche "perdió el control total de sus impulsos porque había bebido y no se había medicado". "No era consciente de lo que hacía, no podía controlarse", subrayó la representante del Ministerio Público, que pide al tribunal que tenga en cuenta una eximente de alteración mental.

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