El jurado falla que el parricida sufría una crisis esquizofrénica

El tribunal popular concluye que el acusado de matar a su padre a navajazos en Montilla en noviembre de 2009 perdió el control completo de los impulsos

El parricida de Montilla afirma que actuó movido por "una voz"
El parricida de Montilla afirma que actuó movido por "una voz"
Á. R.

Córdoba, 07 de junio 2011 - 15:19

El jurado popular concluyó ayer que M. J. M. G., el hombre de 34 años que mató a su padre en Montilla en la madrugada del 7 de noviembre de 2009, actuó en el transcurso de un brote de la esquizofrenia paranoide que sufre, lo que le provocó "una pérdida completa del control de sus impulsos". El tribunal reconoció de esta forma que el magistrado debe aplicar la eximente de alteración mental, tal y como coincidían en solicitar la Fiscalía y el abogado de la defensa, que proponen que el parricida ingrese en un centro psiquiátrico durante 12 años y siete meses.

En 1995, M. J. M. G. fue diagnosticado de esquizofrenia paranoide y, a partir de ese momento, el jurado consideró que "la convivencia con su padre se fue deteriorando progresivamente" puesto que presentaba "frecuentes brotes de agresividad y ello generaba discusiones con su familia". La mayoría de estas disputas se debía a su "reticencia a tomarse la medicación", hasta el punto de que llegó a agredir a sus padres y a su hermano en varias ocasiones.

El 6 de noviembre de 2009, el acusado salió de su casa ya de noche sin haberse tomado la medicación prescrita para su enfermedad y regresó, ya de madrugada, al chalé en el que convivía con su padre. El jurado consideró probado por unanimidad que el acusado, que había ingerido bebidas alcohólicas, discutió con su padre al llegar a casa y acto seguido se marchó a su dormitorio, donde continuó bebiendo whisky.

Al filo de las 02:00 y tras pelearse de nuevo con su progenitor, volvió a su habitación, cogió una navaja, regresó al dormitorio de su padre e inició un forcejo. En esta circunstancia, y con el "ánimo de acabar con su vida", le propinó "numerosos navajazos por todo el cuerpo, principalmente por la región pectoral y costal". La víctima salió corriendo de la habitación pero fue perseguido por el agresor, que continuó dándole puñaladas por la espalda hasta que, al fin, en la cancela del chalé, le asestó un navajazo en el cuello que le hizo desplomarse y fallecer a consecuencia de la gran pérdida de sangre que sufrió.

El tribunal popular fue unánime al considerar que, en el momento de producirse los hechos, "padecía una esquizofrenia paranoide" y, además, "había ingerido bebidas alcohólicas". También le afectó el hecho de que "no tomaba regularmente la medicación que tenía prescrita". Pese a estos factores, el tribunal consideró al procesado imputable y concluyó que "es culpable de haberle causado la muerte" a su progenitor.

El jurado apenas tardó dos horas en leer el veredicto, que se hizo público minutos antes de las 14:00. Por la mañana, habían declarado forenses, peritos y psiquiatras. La doctora que lo asistía en la localidad de Montilla lo definió como un "paciente difícil" debido a que no seguía la medicación, por lo que tuvo que ingresar en la unidad de agudos del Hospital Reina Sofía "muchas veces". "El paciente estaba desestabilizado permanentemente", lo que se materializaba en una gran "desestructuración de su pensamiento y en insomnio". La experta aseguró, además, que en determinados momentos "no podía controlar sus impulsos", sobre todo cuando no se tomaba la medicación prescrita.

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