Urbanismo

El fenómeno parcelista sigue vivo en Córdoba: de casas de fin de semana a barrios precarios

  • El doctor en Geografía David López Casado advierte en una investigación de que el fenómeno muestra signos "de gran vitalidad", sobre todo en la Vega

Parcelas en el entorno del Aeropuerto.

Parcelas en el entorno del Aeropuerto. / El Día

Lejos de ser un proceso fosilizado, el fenómeno de las parcelaciones ilegales en Córdoba capital muestra signos "de gran vitalidad". Es la advertencia del doctor en Geografía David López Casado, quien en una investigación reciente constata que las casas que proliferan fuera de ordenación en el término municipal han pasado de ser segundas residencias a barrios precarios. Algunas zonas, incluso, con mayores dificultades que vecindarios de la ciudad que año tras años aparecen en los ranking de pobreza. 

Solo hace falta darse un paseo por algunas de estas parcelaciones, fundamentalmente por la zona de la Vega próxima al Aeropuerto, invita este profesor del departamento de Geografía Humana de la Universidad de Sevilla. Porque parte de la investigación De urbanización ilegal de fin de semana a barrio precario: las parcelaciones ilegales de Córdoba (Instituto Universitario de Urbanística, Ediciones Universidad de Valladolid) se fundamenta, precisamente, en el trabajo de campo, con la intención de obtener "una visión lo más completa posible".

Así, explica que a las malas condiciones de accesibilidad desde el exterior se suman las del interior, debido al "deficiente trazado y conservación de sus viales", lo que deriva en "la dificultad para el desplazamiento de las personas con movilidad reducida". Esto afecta evidentemente a la población de mayor edad o con algún tipo de incapacidad física, pero también a los colectivos de personas vulnerables que carecen de vehículo propio. Los resultados: un efecto "limitante" y  "un motivo más de segregación y marginalidad urbana".

A ello se une que no existe servicio de transporte público que, como mucho, puede tener alguna parada en la carretera. Algo similar sucede con el servicio de recogida de basuras, que los parcelistas deben trasladar hasta la entrada del núcleo, donde suelen ubicarse los contenedores. 

Con todo, el "principal problema" que aprecia López Casado en su investigación es el del abastecimiento de agua potable, una carencia que se hace "más intensa" en esta nueva fase del proceso de parcelación. Y es que el aumento progresivo de la residencia habitual hace las formas de suministro de agua necesario en las etapas iniciales, sobre todo relacionado con el ocio de fin de semana, con captaciones individuales, no sea ahora válido. "Ello obliga a los habitantes a abastecerse por otras vías, bien comprando agua embotellada o acudiendo a las fuentes que el Ayuntamiento ha colocado en el interior de algunas parcelaciones o en puntos estratégicos", apunta el experto.

La situación se ve agravada en épocas de fuerte sequía o en momentos complejos, y López Casado recuerda lo acaecido en la primavera de 2020 a causa de la pandemia de covid-19, cuando el Ejército tuvo que desplazarse a determinadas zonas para llevar agua debido a las restricciones de movilidad imperantes. El doctor incide en la fuente potencial de "conflictos" por esta carencia. "En este sentido, durante los últimos años un nutrido número de habitantes ha intensificado las muestras de protesta contra las administraciones por lo que para ellos no es más que el reconocimiento de su derecho como ciudadanos", expone.

El doble de núcleos irregulares en solo una década

Parcelas anegadas en Guadalvalle en marzo de 2013. Parcelas anegadas en Guadalvalle en marzo de 2013.

Parcelas anegadas en Guadalvalle en marzo de 2013. / El Día

El problema de las parcelaciones ilegales de Córdoba se arrastra desde hace décadas. El primer Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), aprobado en 1986, ya recogía cómo el fenómeno estaba extendido por todo el sector central de la Sierra y comenzaba su rápido desarrollo por la Vega. Los informes preparatorios ya identificaron 62 parcelaciones ilegales, aunque el plan solo reguló 36 y obvió prácticamente la mitad de las existentes, expone el doctor en Geografía. 

Para la elaboración del PGOU vigente, en 1996, el inventario identificó un total de 80 parcelaciones. Así, en la década transcurrida entre ambos documentos el número de núcleos se había duplicado. Tras diferentes propuestas, Urbanismo optó por la clasificación del grueso de las localizadas en la Vega como suelo urbanizable no programado, mientras que las de la Sierra se mantuvieron en suelo no urbanizable. 

La decisión supuso incorporar de sopetón más de mil hectáreas de suelo vinculadas al proceso de parcelación, superficie que contrastaba con las poco más de 450 hectáreas destinadas a la expansión de la ciudad. Y, lo que es más llamativo, como apunta el investigador: "A día de hoy, ninguno de los sectores previstos para la reconducción de estas parcelaciones está en ejecución, ni tan siquiera se han llegado a aprobar la mayor parte de los planes parciales y, menos aún, los proyectos de urbanización". 

Entre otros motivos, porque la imposibilidad de encontrar suelo libre dentro de los ámbitos para dotaciones, equipamientos públicos o cesiones hace que aumente el nivel de complejidad en la tramitación de los expedientes. A esto se suma el segundo de los hándicaps al que se enfrenta la Administración: la existencia de un gran número de propietarios, "con intereses muchas veces contrapuestos". Y esto deriva en la imposibilidad de alcanzar acuerdos. "Hay casas de 30 años, solares vacíos sin construir, otros en los que se siembra, una pequeña casita de campo al lado...", describe.

También existen diferencias evidentes entre la evolución que han experimentado las parcelas de la Sierra respecto a las de la Vega, donde el ritmo de construcción muestra una "gran vitalidad". El profesor, a raíz de datos de los censos, constata que en la Vega había 4.945 viviendas en 1991, que pasaron a ser 9.878 en 2001. Una década más tarde, en 2011, ya eran 15.265, lo que implica un aumento del 54% en solo diez años. En el mismo periodo, en el núcleo urbano consolidado el aumento fue del solo 14%, lo que da muestras de la gran virulencia del fenómeno del parcelismo en la época pese a que llevaba años en el ojo del huracán.

De manera paralela, según constata el autor, aumenta el uso como vivienda principal de las casas construidas sin papeles en la Vega. Hasta un 300%, según los cálculos efectuados por el investigador a partir de los datos censales en el transcurso de una década. En números enteros, en 2001, eran 2.132 las viviendas usadas como residencia habitual, frente a las 8.860 contabilizadas en 2011. 

López Casado explica que "las mejores condiciones de accesibilidad con la ciudad desde la Vega permiten que los tiempos de traslado no excedan de los 10 ó 15 minutos". A lo que se suma que las parcelaciones de la zona próxima al curso del Guadalquivir están cercanas a los límites oriental y occidental de la ciudad, donde se localizan los polígonos industriales y las zonas comerciales. Esto, según el investigador, permitiría explicar al menos parcialmente cómo han ido formándose estos barrios precarios.

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