Obesidad: reto silencioso a la salud pública
Humanidades en la Medicina
A pesar de los avances en la comprensión médica, existe un estigma social acompañado de una lucha constante por alcanzar el cuerpo ideal
Trasplante: la espera que agota

Córdoba/Las cartas de Elizabeth-Charlotte de Baviera, princesa palatina (relacionada con el palatinado, una de las ramas de la nobleza alemana), nos ofrecen una ventana a la visión personal del cuerpo en una época marcada por normas estéticas. En una de sus cartas, Madame Palatine se describe sarcásticamente: “Mi tamaño es monstruoso, soy cuadrada como un cubo, mi piel es roja moteada de amarillo”. Este testimonio anticipó la dificultad que supondría la relación entre el cuerpo, la salud y la percepción social.
En la actualidad, y ficticiamente, podemos elaborar una narrativa: “María tiene 45 años, trabaja en una oficina muchas horas, por lo que no tiene tiempo para cocinar, ha ganado 15 kilos de peso en estos últimos años y no sabe por qué”.
Estas dos historias, aunque en espacios de tiempo diferentes, podemos superponerlas y hacer una reflexión crítica entre los ideales estéticos impuestos y el bienestar físico real, porque a pesar de los avances en la comprensión médica, existe un estigma social acompañado de una lucha constante por alcanzar el cuerpo ideal.
Hoy en día, la obesidad ha adquirido una dimensión que va más allá de la estética y la moral; es un desafío a la salud pública con unos condicionantes genéticos, sociales, económicos y culturales.
La percepción que se tenía antes de la Revolución Francesa era que la gordura se admitía como signo de riqueza y de poderío, contrastando con nuestra sociedad contemporánea, en la que se ha patologizado. Estamos en lucha constante para alcanzar cuerpos estilizados según los cánones de belleza popularizados, en gran parte por la influencia de los medios de comunicación, y por otro lado, culpando a los obesos de falta de voluntad para conseguir un control ideal del peso.
En las últimas décadas, la obesidad ha pasado de ser un problema individual a una de las principales preocupaciones de salud pública a nivel mundial. El “comer más” o “comer menos” o “moverse” no nos sirve, porque detrás de la complejidad del aumento de peso existen unos factores acreditados como el estrés y los citados anteriormente. Contrasta con la insuficiencia ponderal y la delgadez que siguen prevaleciendo en Asia meridional y partes de África, signo claro de desigualdad. Se mitigaría esta afrenta con una transición nutricional que mejore el acceso a alimentos que aborde la insuficiencia ponderal y, al mismo tiempo, frene y revierta el aumento de la obesidad.
Lo peor es que la diferencia de la prevalencia combinada de la insuficiencia ponderal y la obesidad ha aumentado en la mayoría de los países desde 1990, debido a que el aumento de peso supera a la disminución de las poblaciones de bajo peso.
La tendencia hacia la obesidad se va incrementando, sobre todo en los más jóvenes. En España, uno de cada seis adultos es obeso. En los Estados Unidos, el 70 % está afectado por sobrepeso. Su estigma es lesivo para las personas, tanto psíquica como físicamente, entrando en un circuito de obesidad-alteración mental-obesidad, autogenerando sentimiento de culpa, baja autoestima y ansiedad. Esto nos lleva a realizar un abordaje integral para luchar contra el aumento de peso.
El problema es que una de cada cuatro personas en España considera que la obesidad infantil no es grave, con lo que no se hará nada, y como pensamos que la prevención hay que comenzarla en la edad infantil, es de suponer que tendremos más obesos adultos. Pero, además, nos encontramos con una consecuencia social nada despreciable en esa edad, manifestada por el bullying, subestimada, pero que tantos estragos causa en las familias. No olvidemos que la responsabilidad antiobesidad debe recaer no solo en la familia, sino en toda la sociedad.
En este contexto entendemos que, debido a la importancia de la situación, se requiere una respuesta responsable al aumento de peso para hacer un frente preventivo a patologías directamente relacionadas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) cataloga la obesidad como una enfermedad, y como uno de los principales factores de riesgo de otras enfermedades como la diabetes tipo 2, las enfermedades cardíacas, la hipertensión arterial, la artritis, la enfermedad grasa del hígado y ciertos tipos de cáncer. Ante esta situación nos encontramos sumergidos en una presión social en la que enfrentamos la creencia de una voluntad débil y la búsqueda alternativa de solución en la farmacoterapia.
El pasado histórico de los fármacos antiobesidad es lamentable. A principios del siglo XX, la ciencia se ha desempeñado en soluciones farmacológicas, desde el extracto de la glándula tiroides, pasando por el dinitrofenol, las anfetaminas, las píldoras arcoíris, hasta el auge y caída del fen-phen en la década de 1990. La historia está atestada de fracasos, algunos muy graves, para encontrar medicamentos seguros y exitosos para perder peso.
A principios de esta década, está emergiendo una nueva clase de terapias que da un halo de esperanza para bajar las tasas de obesidad y las enfermedades intercorrelacionadas. Este medicamento imita a la hormona intestinal GLP-1 (glucagon-like peptide-1), similar al glucagón-1, que aunque se desarrolló en principio para la diabetes, se comprobó que inducía a una pérdida de peso significativa, con unos efectos secundarios adaptables. Pero lo más importante es que, tras los estudios, se observó que se reducían síntomas cardiacos y los accidentes cerebrovasculares. Por esta razón, la revista Science nombró como avance del año a los medicamentos GLP-1. Su historia ha tardado décadas en desarrollarse, y ahora se está ampliando su indicación hasta límites insospechados. Se están, incluso, realizando ensayos para la adicción a las drogas y para tratar enfermedades neurodegenerativas ante la evidencia de que pueden actuar sobre la neuroinflamación.
Sin querer caer en lo negativo, no creo en la panacea ni en los productos milagrosos, me refiero que cuando un medicamento sirve para muchas cosas diferentes tenemos que evocar al pensamiento crítico y sopesar esta celebridad, aunque en este caso pudiéramos explicarlo desde el punto de vista fisiopatológico.
También te puede interesar
Lo último
TAIGA
EN COLABORACIÓN CON MAYBELLINE
Contenido ofrecido por Bodegas Emilio Moro