Los últimos datos estadísticos sobre mortalidad en la provincia de Córdoba vuelven a revelar la magnitud de la tragedia que supone la pandemia del virus SARS-CoV-2. El pasado 2020, según la información recopilada por el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA), finalizó con 8.160 muertes en Córdoba. El ejercicio anterior fueron 7.644 y, nunca, según los datos del portal –que ofrece la estadística desde 2009–, se habían superado los 8.000 muertos. Lo elevado del dato se puede imputar a la incidencia del coronavirus. El covid-19 segó la vida de 567 cordobeses, casi el 7% del total de decesos registrados en la provincia. Y eso que Córdoba no ha sido especialmente castigada por la enfermedad, pues solo Almería (264) y Huelva (167) tuvieron menos decesos por covid.

La diferencia entre los fallecimientos en 2019 (7.644) y el pasado año (8.160) es prácticamente la misma cantidad (516) que muertes ha habido como consecuencia del covid (567). Este aumento ha dejado al 2020 como el primero con un balance superior a los 8.000 decesos desde que hay estadísticas oficiales, después de una década en la que la provincia se asentó en los 7.000. Porque si en 2009, primer año con datos en el IECA, se registraron 6.845 decesos y un año después la cifra alcanzó los 6.860, ya a partir de 2011 la cifra alcanzó los 7.111, una tendencia mantenida hasta la irrupción del covid.

Con todo, no ha sido el virus SARS-CoV-2 ni la pandemia provocada por él la principal causa de mortalidad en Córdoba. Ni siquiera la segunda. Y no por poco. El cáncer se llevó una vez más la palma, triplicando los fallecimientos provocados por el covid y superando los 1.800 decesos de los 8.160 con los que se cerró el ejercicio. De esas 1.823 víctimas mortales -supone un 22,3% del total-, hasta 318 fueron por tumores de tráquea, bronquios y pulmón, mientras que de colón perecieron 226 cordobeses. Los cánceres de páncreas (113) y mama (105) también pasaron del centenar de muertes.

Además, otros 227 cordobeses perdieron la vida tras sufrir un infarto, 408 por enfermedades hipertensivas y hasta 20 por enfermedades cardíacas reumáticas crónicas. Por insuficiencia cardíaca se contabilizaron otros 359 decesos, por isquemias del corazón 249 y ese órgano estuvo detrás de otras 431 muertes. Así, los problemas cardiovasculares fueron la segunda causa de muerte en Córdoba en 2020 con casi 1.700 (1.694, un 20,7% del total, por lo que junto al cáncer suman el 43% de las muertes). Por otra parte, las enfermedades cerebrovasculares estuvieron detrás de 554 muertes en la provincia.

El cáncer y los problemas del corazón causaron el 43% de decesos; con el covid (7%), la mitad del total

Con todo, las cifras recogidas por el IECA reflejan la clara influencia del covid en ese aumento de los fallecimientos hasta superar la barrera de los 8.000. Porque en 2019 las personas que perdieron la vida en la provincia como consecuencia de un cáncer fueron 1.773 -y con datos similares en cuanto a tipología-, apenas medio centenar menos que en el pasado año, mientras que por las enfermedades cardiovasculares el número de decesos ascendió entonces a 1.739, solo 45 más que en el último ejercicio completo.

El impacto de la pandemia

El Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía permite desglosar los datos por trimestres, lo que permite ver la incidencia de las dos primeras oleadas de la pandemia -la tercera llegó ya tras las Navidades y ahora está casi agotándose la quinta- en el número de muertes. En el primer trimestre (que incluye marzo, mes en el que se declaró el estado de alarma y arrancó la crisis sanitaria), hubo 25 muertes atribuidas al covid en Córdoba. El número de fallecimientos total en esos tres primeros meses del año fue de 2.154.

En el segundo trimestre, cuando Córdoba –como el resto del España– estaba confinada y las restricciones a la movilidad fueron muy severas, el dato de decesos global fue sensiblemente inferior al registrado en el trimestre anterior. Entre abril, mayo y junio perecieron 1.886 cordobeses, de los que 91 fueron víctimas del coronavirus. La primera ola fue especialmente cruel con la población de más edad.

Las sucesivas fases de la desescalada permitieron una mayor movilidad y recuperar, aunque de forma progresiva, actividades que quedaron en suspenso por el primer estado de alarma. Llegó el verano y éste se saldó con unas tasas de contagio bajas. A menos contagios, menos muertes. Hubo entre julio, agosto y septiembre 48 decesos en Córdoba atribuidos al covid, algo menos de la mitad que durante la primera oleada, cuando la pandemia pilló sin medios, equipos de protección ni apenas conocimiento a una sociedad que asistió estupefacta a la propagación de la nueva enfermedad.

Sala preparada con camas para acoger pacientes covid.

Ya en verano los expertos advirtieron de que llegaría una segunda oleada. Pese a que había más equipos de protección y se había hecho muy extendido el uso de la mascarilla, los contagios se dispararon. Las primeras semanas del otoño fueron negras, hasta el punto de que el 25 de octubre de 2020 se aprobó un segundo estado de alarma, y aunque Córdoba no quedó confinada esta vez, sí sufrió severas restricciones de movilidad, toque de queda y cierre de establecimientos no esenciales.

La segunda ola cabalgó, sin embargo, al galope: en el último trimestre del año, de octubre a diciembre, Córdoba acumuló 403 decesos, según el IECA, por covid-19. El dato supone multiplicar por más de cuatro la mortalidad de la primera ola. Los 403 muertos de esta segunda ola son, además, el 71% de los fallecimientos por coronavirus de todo el año, y el 18% de todos los anotados en ese trimestre final de 2020.