Patrimonio

Luz verde a la conservación del mosaico romano instalado en la Escalera Blanca de la Diputación de Córdoba

Patio Blanco de la Diputación de Córdoba.

Patio Blanco de la Diputación de Córdoba. / El Día

La Comisión Provincial de Patrimonio de la Delegación de Turismo, Cultura y Deporte, que preside el delegado territorial, Eduardo Lucena, ha informado favorablemente sobre el proyecto de conservación del mosaico de la Escalera Blanca del Palacio de La Merced, sede de la Diputación de Córdoba, aparecido durante las obras de reforma realizadas en los años 70 del siglo pasado.

Esta obra artística se encuentra situada en el muro de fondo de la escalera de mármol blanco situada en la esquina noroeste del Patio Barroco de la institución provincial. Se trata de un mosaico romano del siglo II con decoración geométrica en color marfil, negro y ocre.

En 1977, el arquitecto Rafael de la Hoz redactó un proyecto de restauración y reconstrucción del mosaico romano aparecido en el sótano, junto a la escalera oeste del palacio, con una superficie total de 610 por 350 centímetros a partir de los restos originales. Las zonas reconstruidas se hicieron por partes, tondos, espacios intermedios, zonas perimetrales, con teselas de mármol sobre cama de resina epoxi y tablero aglomerado, con instalación final de todos los fragmentos en la pared frontal de la escalera.

La Junta ha informado de que la conservación del mosaico es desigual. Mientras que los restos originales se encuentran en buen estado, las partes reconstruidas han sufrido deformaciones y desplazamientos debido a las tensiones ejercidas por la resina epoxi, desprendiéndose las piezas del tablero de madera, con riesgo de desplome. Los especialistas han observado antiguas reparaciones de las uniones entre tableros con mortero de cemento. En agosto de este año se restringió el paso por la escalera y se colocó un listel de madera para prevenir daños por posibles desprendimientos.

La intervención de conservación contempla la realización de planos de desmontaje, montaje de andamios, engasado de las piezas que se van a desmontar, desmontaje de las placas de resina con palanquetas, tratamiento de las placas en taller, recuperando la planeidad, sustitución del soporte de planchas de madera aglomerada por paneles de aluminio, fijación al muro con barras roscadas de acero inoxidable, montaje de planchas de resina, sellado de uniones con mortero de cal y arena, limpieza de los restos originales, así como una redacción del informe de intervención.

Convento de Nuestra Señora de la Merced

El antiguo Convento de Nuestra Señora de la Merced, actual sede de la Diputación de Córdoba, fue inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz (CGPHA) como Bien de Interés Cultural (BIC), con la tipología de Monumento. El mosaico objeto de este proyecto se considera parte integrante del inmueble conforme a la Ley de Patrimonio Histórico Español.

La existencia del Convento de Nuestra Señora de la Merced en Córdoba se remonta al siglo XIII. No obstante, del primitivo edificio medieval apenas se conservan vestigios y el inmueble, tal y como ha llegado a nuestros días, es producto de sucesivas intervenciones a lo largo de su historia. Destaca principalmente la reforma realizada durante el siglo XVIII, por la que se convirtió en el edificio más importante de estilo barroco de la ciudad.

Esta reforma se realizó en dos fases. En la primera, se construyeron el Patio Blanco o claustro menor del convento y la escalera secundaria, contando con la intervención de Francisco Hurtado Izquierdo. En la segunda reforma, acometida entre 1716 y 1760, se edificaron la iglesia, el claustro principal y la escalera imperial. Esta intervención se atribuye a Tomás Jerónimo de Pedrajas, Alonso Gómez de Sandoval y Francisco Aguilar del Río.

Tras la exclaustración de 1836, el convento mercedario se convierte en hospicio provincial hasta 1967, fecha en que se acuerda el traslado de la Diputación a este edificio, hasta entonces ubicada en parte de las antiguas dependencias del convento de San Pablo. Con motivo de este traslado y ante la necesidad de ampliar el edificio para adecuarlo a su nuevo uso, en 1970 se acomete una importante reforma del arquitecto Rafael de la Hoz, que amplía el edificio hacia el sur, con la construcción del llamado Jardín o Patio del Reloj, y hacia el norte, al añadir una crujía para dependencias administrativas y salones de actos en torno a una gran sala hipóstila.

El edificio se configura como un gran rectángulo con las dependencias articuladas en torno a dos claustros separados por la iglesia y comunicados entre sí a través de un corredor, que discurre por detrás de la cabecera del templo. El claustro pequeño, denominado Patio Blanco, es de planta rectangular, tiene el paramento enlucido y encalado y se caracteriza por su sobriedad.

Consta de una planta baja compuesta de una galería porticada dispuesta con arcos de medio punto sobre pilares de sección rectangular y la planta superior en la que se abren pequeños vanos. El claustro grande, también conocido como Patio Barroco, es una de las muestras más sobresalientes del barroco cordobés. De forma cuadrangular, consta de dos plantas, la baja constituida por una galería porticada de arquerías de medio punto sobre pares de columnas toscanas de mármol blanco, sobre podium rectangular y cimacio superior. La planta alta presenta balcones enmarcados con molduras y separados por pilastras cajeadas. La decoración está realizada con placas recortadas, pintadas imitando mármoles. En el centro se encuentra una gran fuente de mármol negro con aplicaciones en piedra blanca.

La escalera imperial, de mármol negro, rojo y blanco, arranca desde la crujía meridional del claustro principal, cubriéndose con cúpula semiesférica sobre pechinas. La iglesia tiene planta de cruz latina de cinco tramos, inscrita en un rectángulo, con capillas adosadas en sus laterales, crucero y presbiterio de testero plano, flanqueado en ambos lados por la sacristía. La nave se cubre con bóveda de cañón con arcos fajones y lunetos con ventanas.

La fachada principal, que abre a los Jardines de Colón, se desarrolla en dos cuerpos, con ventanas en planta baja y balcones en la superior. Presenta una decoración de placas recortadas pintadas imitando mármoles de colores. La fachada norte, que sigue el mismo esquema decorativo, corresponde a la ampliación de Rafael de la Hoz. Su portada proviene del antiguo Convento de San Pedro de Alcántara.

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