Después de años de obras y de muchas incomodidades y cortes de vía, la última y más esperada fase de la Ronda Poniente ha superado su primera prueba de fuego: una jornada de puertas abiertas antes de que el presidente de la Junta, Manuel Chaves, inaugurara en la tarde de ayer esta autovía.

Familias con sus bicicletas, vecinos de la zona, conductores habituales o, simplemente, curiosos. Todos ellos se acercaron para disfrutar de las ventajas de la Ronda en vivo y en directo y sin las prisas de un día entre semana.

Aunque antes o después todos los cordobeses disfrutarán de esta nueva construcción, sin lugar a dudas quien más aprovechará la esta autovía son aquellos que diariamente tienen que atravesar la ciudad para acudir a su lugar de trabajo. Este es el caso de Antonio, un hombre que vive en un piso de protección oficial de Arroyo del Moro que trabaja en una empresa de carpintería metálica en el polígono industrial de la Torrecilla. “Antes tardaba casi media hora en cruzar la ciudad, y ahora espero que algo menos, sobre todo porque tengo que hacer este trayecto, cuatro veces al día”, se quejaba.

Junto a él estaba Soledad, una vecina de El Zoco que, aunque no tiene coche “ni edad para conducir”, no paraba de pensar en lo bien que le va a venir a su hijo, un maestro de La Carlota. “Lleva dos años de profesor en este pueblo, y de lo que siempre se queja, y con razón, es que tarda más en salir de la ciudad que en llegar al colegio”, asentía esta mujer.

También hasta el puente de Los Omeyas –una de las obras más complejas de la última fase de la Ronda Poniente– se desplazó una familia aficionada a montar en bicicleta. “Nosotros no pasamos a menudo por aquí, pero ya que vivimos en Los Picapiedras y el día ha salido bueno hemos aprovechado para dar un paseo con los niños”, comentaba el padre, mientras intentaba explicar a su mujer las zonas de la ciudad que quedarán conectadas a partir de ahora. Entre la multitud también destacaba un arquitecto técnico, que no dudó en calificar este túnel como una “obra maestra”.