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Córdoba

No habrá que llevar 4 años muerto para darle el nombre a una calle

  • La Gerencia rectifica su proyecto sobre la rotulación de vías públicas en la capital

La Gerencia de Urbanismo rectificó ayer, durante la propia celebración del consejo rector del organismo autónomo, la propuesta que llevaba sobre la ordenanza que regulará en el futuro la rotulación de vías públicas. Uno de los cambios más relevantes en este último proceso es que las personalidades que den nombre a las calles de la ciudad en el futuro tendrán que haber pasado a mejor vida, pero no tendrán que llevar mucho tiempo en los camposantos. La ordenanza original señalaba en su artículo 9 párrafo cinco que los nombres propios elegidos para dar nombres a calles o plazas debían llevar cuatro años finados.

Ayer, los miembros del consejo de Gerencia mantuvieron un debate a instancias del grupo municipal del PP, que consideraba que la medida era exagerada. En estos momentos, existe un acuerdo de los portavoces municipales de la Corporación presidida por Rafael Merino para que sólo se reconozca a personas fallecidas con esta distinción reservando para las vivas otras figuras, como las medallas de la ciudad. Al final del debate, se decidió dejar las cosas más o menos como están, es decir, que se tenga que estar muerto y que sea el Pleno quien valore la oportunidad y la conveniencia de señalar a las personalidades objeto de este reconocimiento. Actualmente, es la alcaldesa quien tiene la decisión última sobre esta cuestión, pese a que se consulta siempre con la junta de portavoces para alcanzar un consenso político.

La ordenanza establece los criterios para elegir a quien tenga el honor de ponerle su nombre a una calle de Córdoba. Establece, en primer lugar, un criterio de “historicidad que no sea excluyente”. En segundo lugar, establece que tendrán preferencia “hijos ilustres de Córdoba o relacionados con la ciudad”. A partir de ahí, se seguirá un criterio concéntrico con personalidades de Andalucía, España, Hispanoaméroca o el resto del mundo”.

La ordenanza pone pies en pared a los cambios de nombre de calles tradicionales, algunas de las cuales han generado ciertas polémicas. La última fue rotular con el nombre de Padre Cosme a la tradicional calle de la Paja, junto a la plaza de la Corredera. No se trata de una norma del presente. El Ayuntamiento ha modificado el nombre de vías públicas sin atender al nombre que la ciudadanía y el paso del tiempo le había otorgado. Nadie, salvo los carteros o los turistas, llama Rodríguez Marín a Espartería, San Fernando a la calle de la Feria o Victoriano Rivera a la calle de La Plata. La ordenanza da un paso más y promueve que se recuperen los nombres populares de las calles. La única experiencia en este sentido fue la del geógrafo Francisco García Verdugo, quien impulsó la recuperación del nomenclator del siglo XVIII a efectos de memoria histórica de la ciudad mediante la colocación de placas de cerámica.

 La nueva normativa recuerda que los cambios en las denominaciones serán excepcionales por los perjuicios que conlleva a los vecinos. Además, establece que las calles mantengan sus nombres históricos así como las zonas de nueva creación, que se rotulen con las topónimos del predio que ocupan. Se podrían evitar también casos como el de la Carrera del Caballo, cuyas calles han recibido el nombre de cantantes, sin que se quede constancia alguna de los nombres que tradicionalmente se han utilizado para esta zona de la periferia.

La normativa asegura que la rotulación se efectuará de forma preferente mediante placas de mármol a tres metros de alto sobre la vía pública, bien fijadas sobre edificios o mediante la señalización vertical. Se trata de un  hecho curioso que el Ayuntamiento haya empezado a colocar placas de chapa –más asequibles y serigrafiadas en color– en algunas calles de la ciudad. Algunos barrios, como Cañero, ya se encuentran totalmente rotulados con estos nuevos modelos, así como algunas calles del centro. En el Casco Histórico, se promueve un cambio hace piezas cerámicas tradicionales. En la actualidad, existe una mezcolanza entre mármol, cerámica, y en muchos casos, nada.

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