Juan Miguel Moreno Calderón: "El piano te obliga a muchas renuncias porque tienes que entregarte a él"
Entrevista
El catedrático de Piano y gestor cultural publica 'Los pianistas que dejaron huella', un libro que presenta el próximo martes 9 en el Círculo de la Amistad
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El catedrático y gestor cultural cordobés Juan Miguel Moreno Calderón acaba de publicar Los pianistas que dejaron huella (Almuzara), un libro en el que ha trabajado durante seis años y en el que recorre la historia del piano del siglo XX a través de sus protagonistas más ilustres. Además, en cada capítulo el autor incluye curiosidades sobre estos intérpretes e incide en sus discografías, con recomendaciones de los que considera sus principales logros interpretativos. Moreno Calderón, que es director del Festival de Piano Rafael Orozco, ha publicado anteriormente Rafael Orozco: el piano vibrante, Leo Brouwer y Córdoba y Música y músicos en la Córdoba contemporánea, entre otras obras. Este martes, 9 de diciembre, a las 20:00, presentará su último libro en el Círculo de la Amistad.
Pregunta.¿Cómo está estructurado el libro para recorrer la historia del piano en el siglo XX?
Respuesta.Son 42 semblanzas de pianistas muy significativos que hicieron su carrera en el siglo XX. Algunos nacieron a finales del XIX, pero ejercieron una gran parte de su carrera en el XX, y otros que siguen en el XXI pero que, cuando terminó el siglo anterior, ya tenían un peso en la historia. Es decir, se trata de pianistas que el tiempo ha dejado claro que han dejado huella, que son realmente significativos. A través de estas semblanzas, el libro, de alguna manera, pretende aportar una visión sobre lo que ha sido el piano en el siglo XX. Habrá lectores que coincidirán en algunos, por ejemplo, Artur Rubinstein y Vladimir Horowitz, porque eso es incuestionable, pero puede haber otros pianistas que quizás son menos conocidos y no estarían en la selección que hiciera un lector o aficionado. Básicamente, todos los que están tienen motivos para ello, pero desgraciadamente no están todos los que me gustaría por motivos de extensión.
P.¿Qué cualidades tiene que tener un pianista para ser considerado un maestro, para decir que ha dejado huella?
R.Voy a poner un ejemplo. Acabamos de celebrar la última edición del Festival Rafael Orozco. Cuando ves a pianistas muy buenos -generalmente son todos muy buenos- te das cuenta cómo hay algunos que casi trascienden el momento. Te vas con la sensación de que no se te va a olvidar ese momento. Esa capacidad de penetración en el espectador, en el oyente, no la tiene todo el mundo. O sea, puede haber gente que toca muy bien, pero que realmente no llegue al corazón del oyente. El tiempo va depurando mucho. Han pasado muchas décadas desde que murieron Horowitz y Rubinstein, pero ningún aficionado a la música los olvida. Ni a Claudio Arrau. Por otro lado, estoy seguro de que, por ejemplo, dentro de 50 años todo el mundo va a recordar a Daniel Barenboim, a Maurizio Pollini, a Vladimir Ashkenazy, a Richter, Guilels... Es decir, ese poder de trascendencia que supera el momento en el que vivieron. Eso para mí significa dejar huella. Hay, evidentemente, huellas más indelables y otras que pueden ser, a lo mejor, de menos intensidad.
Cuando ves a pianistas buenos te vas con la sensación de que no se te va a olvidar ese momento"
P.¿Con qué intérprete comienza el libro?
R.He seguido un orden cronológico de fecha de nacimiento. He empezado por Seguei Rachmaninov porque considero que es el representante más genuino de una generación de pianistas que representan los últimos estertores de la gran tradición romántica, como Ignaz Paderewski, Pachmann, Moritz Rosenthal, Josef Hofmann... Creo que, de alguna manera, la figura de Rachmaninov es un comienzo obligado. Es un pianista que ha dado una visión moderna de la interpretación y que todo el mundo sabe que fue un gran compositor, pero muy poca gente repara en que además fue un pianista muy célebre en su tiempo.
P.¿Qué evolución tuvo la interpretación pianística a lo largo del siglo XX?
R.La interpretación pianística ha evolucionado desde un cierto individualismo heredado de la época romántica, donde el intérprete tomaba determinadas licencias que incluso llegaban a afectar al texto original, a un objetivismo filológico muy grande. Es decir, los pianistas que empiezan a brillar en la década de los 60, como Pollini, Brendel o Ashkenazy representan una manera de concebir la interpretación muy diferente de los pianistas anteriores que, básicamente, se puede ejemplificar con un sentido de respeto máximo al texto que ha dejado el compositor. Dicho de otra manera, para muchos pianistas, Horowitz sería el último romántico y el intérprete es el centro de atención de todos. El intérprete se debe a su público y debe programar y tocar para gustar al público. Pero, hay un momento determinado en que se empieza a pensar que el centro de todo está en la obra musical, en el compositor. El intérprete es un mero recreador y tiene que ser lo más fiel posible a lo que viene puesto en la partitura. Esa diferencia de concebir el intérprete en un tiempo y en otro y de cómo enfocar la traducción de la música que nos viene legada por los compositores es lo que quizás ha marcado más la evolución.
P.¿Hay o ha habido en el mundo del piano muchos intérpretes que van de estrellitas?
R.Ha habido pianistas que sabían que eran conscientes del impacto que causaban en el público. Estrellitas de estas que hay hoy en día no existían porque es un mundo totalmente distinto. Después, figuras fantasmagóricas que aparecen, que suenan mucho, pero que realmente no son pianistas sino que utilizan el piano y tal, hoy en día hay fenómenos así, pero eso en épocas anteriores era imposible. En la actualidad, sería imposible, por ejemplo, que fenómenos de estos, o sea, impostores, los hubiera en Alemania o Rusia, donde hay una gran tradición pianística. Por lo general, los grandes artistas han sido bastante humildes, lo cual no estaba reñido con que fueran conscientes de la repercusión que tenían en el público porque son personajes que tocaban en un país y en otro y veían cómo la gente respondía, cómo los aclamaba. No creo que haya habido fenómenos sociológicos del tipo Lang Lang, que además de un pianista excepcional es una persona muy mediática, que llama mucho la atención. Sin embargo, Rachmaninov en su época era un pianista muy considerado, lo aclamaba el público cuando tocaba. Cortot lo mismo, porque era un interpretador maravilloso de Chopin. Eran gente muy sacrificada porque la vida de un concertista de piano es muy, muy dura. El piano te obliga a muchas renuncias porque tienes que estar entregado a él, dependiendo del manager, en viajes continuamente... Es decir, una vida dura. En general, cuando lees sobre todos estos artistas son gente que no está envanecida. Precisamente los mayores grandes artistas son personas conscientes de su talento, de que atraen a mucha gente y que sus interpretaciones son motivo de debate.
P.¿Existe el fenómeno fan en el piano?
R.Como fenómenos que hayan generado digamos, una especie de fans muy cerrados tenemos el ejemplo de Glenn Gould, que era una figura muy controvertida pero para sus seguidores era Dios. Algo parecido pasaba con Arturo Benedetti Michelangeli, pianista italiano que cancelaba muchos conciertos, un hombre muy maniático y extraño, pero sus actuaciones eran modélicas. Para sus seguidores no existía en el mundo nadie más que Michelangeli. Con Rubinstein y con Horowitz ha pasado algo parecido. Durante mucho tiempo han sido dos pianistas muy populares. Luego, ha habido una gran fascinación por la escuela ruso-soviética. En la época de la Guerra Fría del Conservatorio de Moscú salía una gran cantidad de pianistas imponentes que iban a los concursos internacionales y arrasaban. Había una fascinación por qué pasaba detrás del telón de acero porque de allí salían muchos pianistas muy buenos.
Había una fascinación por qué pasaba detrás del telón de acero porque de allí salían muchos pianistas muy buenos"
P.¿Qué figura del piano es su favorita?
R.Como se suele decir: si me tuviera que ir a una isla desierta y llevarme grabaciones, me llevaría de Horowitz, Rubinstein y Arrau porque nunca me canso de volver a ellas. Lo que he pretendido transmitir en este libro es la pasión por el piano y la admiración y el reconocimiento a los pianistas de verdad porque vivimos una época en la que se confunde casi todo en términos culturales. Esa era una época del piano donde había autenticidad. Fueran más individualistas, fueran más objetivistas, más respetuosos con las partituras, pero en todos los que aparecen en el libro hay una cosa en común, que es una pasión enorme por el piano y por compartir la música con el público. Esa pasión la he percibido desde que era pequeño cuando escuchaba a estos pianistas y que luego he ido estudiando es la que quiero transmitir a los lectores.
P.¿Que papel ha tenido la mujer en el piano en el siglo XX? ¿Aparecen en el libro?
R.Hago una reflexión sobre esto en el libro. Por supuesto que hay mujeres en el libro, como Alicia de Larrocha, Martha Argerich, Maria João Pires... Hay algunas mujeres, evidentemente muchas menos que hombres, porque ese es el reflejo de lo que ha sido el piano. En los últimos 20, 30 o 40 años la situación ha cambiado. Si nos trasladamos al siglo XIX, observamos una cosa muy curiosa, y es que era muy frecuente que las mujeres estudiaran piano porque era como una parte de su formación. También aprendían a cantar o algún idioma, pero siempre pensando en "pero tú en tu casa". No había un sentido profesionalizante. Hubo algunas mujeres alumnas de Clementi o de Beethoven que retaron y dijeron que querían tocar en público, y tocaban. Hay excepciones en el siglo XIX, quizás la más conocida de todas es la de Clara Schumann, que fue una artista extraordinaria. También están Fanny Mendelssohn, Teresa Carreño... Pero realmente eran casos aislados que se rebelaban contra esa forma en la que estaba organizada la sociedad. Ya hacia finales del XIX y principios del XX, vamos encontrando a muchas mujeres maestras en la Juilliard School de Nueva York, el Conservatorio de Moscú o el de París. Hoy en día no podemos hablar de diferencia, pero hasta hace unas décadas había mucha más facilidad para que una carrera la hiciera un pianista hombre que una pianista mujer.
P.A usted la pasión por el piano le viene precisamente de su madre.
R.Sí, totalmente, porque desde que nací escuchaba a mi madre tocar sonatas de Beethoven, piezas de Chopin, de música española... Me viene de mi madre y de mi padre, que también era melómano y ponía muchos discos. Entonces, desde niño escuchaba no solamente piano, sino música sinfónica, ópera, etcétera. Mi principal profesora fue también una mujer que había estudiado en París. Después tuve una profesora que también influyó mucho en mí, que era una italiana radicada en Londres que se llamaba Maria Curcio. O sea, yo casi diría que ha sido más el influjo de mujeres el que ha habido en mí que de hombres.
P.Aún así, podría haber optado por otra carrera y no por el piano.
R.Mis padres me llevaron a profesores que vieron que tenía talento para el piano y para la música y entonces me pusieron a hacer eso. Y a mí la verdad es que me gustaba mucho y que nunca podré agradecérselo suficientemente. No ya solamente el trabajar como catedrático de piano, sino lo más importante, me pusieron en el camino de vivir la música, de que la música sea mi vida.
P.¿Cómo vienen las nuevas generaciones de pianistas en España y en Córdoba?
R.La enseñanza musical en España necesita una revisión importante, pero eso no quiere decir que no haya talentos extraordinarios. Ahora, lo ideal es que no solamente pensemos en esos talentos extraordinarios, que van a salir de todas formas, sino que pensemos en que la educación sea de la mayor calidad posible. Y me refiero a que, desde el ámbito público, se pueda ofrecer una educación musical tan buena como a la que se puede, muchas veces, recurrir en entidades privadas que solamente están al alcance de una minoría. Pero talentos hay muchos y en Córdoba tenemos uno especialmente, que es Emin Kiourktchian. Hay otros que también son buenos, pero ese es un nombre especialmente a destacar porque ya ha ganado concursos internacionales y está empezando a hacer una carrera. Creo que va a ser importante.
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