Javier Polonio: "En la danza hay que trabajar la empatía y la paciencia"
Entrevista
El cordobés, que empezó en el Conservatorio Luis del Río, forma parte del Ballet Nacional de España
Lucía Luque, directora del Conservatorio de Danza: "Si todo el mundo se animara a bailar, tendríamos una sociedad mucho más feliz"
Javier Polonio (Córdoba, 1996) se enamoró de la danza a una edad muy temprana. Después de acabar sus estudios en el Conservatorio de Danza Luis del Río, la vida le llevó a formar parte del Ballet Nacional, un hito que le convierte en un referente para todos los amantes de este arte.
Pregunta.¿Cómo fue su llegada al Ballet Nacional?
Respuesta.Estando en Madrid, adonde vine a hacer el Superior, el director del Ballet Nacional, Rubén Olmo, cogió el testigo y convocó audiciones. Era 2019. Se abrieron unas 11 plazas de chico. Lo típico que se dice, "por probar que no quede". Me presenté como el resto y entré, no sé cómo [ríe].
P.¿Qué opina sobre la percepción de la danza a día de hoy?
R.Actualmente, en general, la danza y el resto de la cultura gustan al público. Pero pienso que la danza aún se considera por debajo del resto. Siempre se ha dicho, y cada vez me doy cuenta de que es así, ya que lo vivo desde dentro. Al público le apasiona que seas artista y que te dediques a lo que amas, que tu profesión sea viajar y trabajar en un escenario, pero hay que reconocer que, para gran parte de la ciudadanía, la danza por desgracia está muy por debajo de otras artes.
P.¿Tiene la sociedad una concepción de la danza actual o la sigue ligando a estereotipos muy tradicionales?
R.El Ballet Nacional es ahora mismo el perfecto ejemplo de innovación y de respeto por la tradición y el repertorio. Siempre es bueno tener una entidad pública como el Ballet Nacional en el país, porque se tiene que encargar de estar a la vanguardia de la cultura y, sobre todo, de traer al presente obras emblemáticas del pasado. Quien está en el mundo del arte, aprecia el valor de otras disciplinas. Sí que ven que la danza está buscando tratar de innovar y buscar otras vertientes. Así que considero que hoy día está más viva que nunca, pero sin perder de vista de dónde viene. Hay que saber de dónde viene, pero investigar adónde queremos ir.
P.¿Qué papel cree que tienen los bailarines andaluces en la escena nacional?
R. España es un país con muchísima riqueza y muchos creadores con talento, Andalucía es cuna de proyectos, de grandes artistas, visionarios como Rocío Molina, personas que están abriendo mundo artístico más allá de los cánones establecidos.
P.Como artista, ¿qué estereotipos piensa que se han ido destruyendo en la danza?
R.Socialmente, se valora nuestra profesión. Se le tiene mucha estima porque derrochamos mucha vida en el escenario y eso el público lo recibe. En contraposición, socialmente, no es una profesión muy bien reconocida, parece contradictorio. Como varón, sí que es cierto que dentro de la danza hay muchísima libertad, lo que da la danza es la capacidad de ser uno mismo, pero luego nos encontramos que estamos un poco prejuzgados, aunque llevamos años de bastantes cambios.
P.¿Cómo gestiona la presión de los ensayos, trabajar en ese entorno donde el cuerpo es la herramienta?
R.Es importante que el bailarín sea consciente de que su cuerpo y su mente deben de ser una sola cosa, que no haya separación. Así que tanto la gestión emocional como la física deben ir de la mano. La alimentación y hacer deporte siempre van a venir bien para el cuerpo. Al final, es prepararlo para el trabajo. Un control de los hábitos y disciplina, donde lo importante es darle a tu cuerpo lo que necesita. El psicológico también, ser muy consciente de dónde estás. Muchas veces, como es un trabajo colectivo, hay que ser paciente y, sobre todo, muy respetuoso. También consciente, vuelvo a repetir, de esa conectividad. Hay que estar conectados unos con otros. Hay mucho contacto y debe de hacerse de la manera más simpática posible. En esta profesión, hay que trabajar la empatía y la paciencia para poder comprender cómo está viviendo el otro cada momento.
P.¿Cómo sería un día en la vida de un bailarín del Ballet Nacional?
R.Hay días en sede y otros en gira. En sede, significa que no salimos, hacemos montajes de nuevas producciones o ensayando, lo que se traduce en jornadas de 10:00 a 16:30, donde tienes calentamiento, descanso para fruta y luego la práctica, que se divide en dos partes, aunque todo esto es muy adaptable a las necesidades. Luego, comemos y otras dos horas de ensayos solos, pasos a dos, todo va variando. En gira, tenemos el viaje, nos citan en el teatro y muy parecido al trabajo en sede. Una vez finalizado, tenemos una hora y media de maquillaje. Luego, se sube el telón.
P.¿A qué se renuncia teniendo esta profesión?
R.Más que una cuestión de renunciar, es cuestión de priorizar. Las personas que nos dedicamos a esta profesión o deportistas de alto rendimiento debemos priorizar y empezar desde muy pequeños a ser conscientes de lo que queremos y de qué puede ser beneficioso en un futuro. Por ejemplo, dar de lado un cumpleaños porque has tenido danza hasta las 21:00 o aceptas ir, porque necesitas sociabilizar. Hablamos de rechazar, pero es cuestión de elegir lo que te viene bien en ese momento,
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