Música

Intimismo y catarsis con Ludovico Einaudi en Córdoba

  • El compositor italiano presenta 'Underwater' en solitario y se despide haciendo ruido con 'Experience'

Ludovico Einaudi en el Teatro de la Axerquía de Córdoba.

Ludovico Einaudi en el Teatro de la Axerquía de Córdoba. / Juan Ayala

Ludovico Einaudi caminó hasta el centro del escenario y se puso a liberar notas del pentagrama, de espaldas al público, como un niño encerrado en su habitación. El compositor italiano teclea el piano con la misma cadencia e inexpresión que el ciclista británico Chris Froome subía Alpe D'Huez: sin levantarse del asiento, sin ponerse de pie sobre los pedales. Todo es constancia, equilibrio, introspección. Hasta que llega el ultimo kilómetro del concierto. Ludovico (Turín, 1955) prende la llama y libera la mente, los espectadores se levantan y se purifican sus pasiones. 

Un artista de talla mundial dejó ayer su huella en el Teatro de la Axerquía de Córdoba (3/4 de entrada), un día después de hacerlo en Sevilla y dos antes de firmar un hat-trick histórico en el Teatro Real de Madrid (28, 29 y 30 de septiembre), presentando su último disco, Underwater, que compuso en solitario durante la pandemia.

La puesta en escena era elegante, minimalista, posiblemente fría y algo soporífera en ciertos momentos, condicionada por una primera parte del espectáculo en la que solo intervino el compositor italiano engarzando una pista tras otra del nuevo álbum, que resultan repetitivas por la propia estructura compositiva. Einaudi abrió con dos temas desconocidos entre el público -Temple White y Wind Song-, pero que, a la vista de las reproducciones en Spotify, son los que están teniendo más éxito. Ambos suenan trascendentales y fluidos como el agua en manos de este ingeniero musical.

Ludovico Einaudi en Córdoba. Ludovico Einaudi en Córdoba.

Ludovico Einaudi en Córdoba. / Juan Ayala

El foco que iluminaba el escenario se difuminaba y el turinés respondía tímido a los aplausos del público, con la mano alzada, sin apenas girarse hacia el anfiteatro. "Grazie, grazie". Los espectadores asistían como testigos a una terapia entre Ludovico y su piano, donde se volcaban todos los sentimientos del italiano.

El concierto empezó a crecer con la entrada en juego de los demás instrumentos. El trío compuesto por Federico Mecozzi (violín), Redi Hasa (violoncello) y Francesco Arcuri (electrónica y percusión) desataba la intensidad en el escenario subiendo las pulsaciones en la grada. Bandas sonoras como Fly o Mountain, de la película francesa Intocable, que condujo a Ludovico Einaudi a la fama en 2011 hasta introducirlo en el podium mundial de los compositores más escuchados, hicieron sacar móviles y pañuelos a más de uno.

Aforo en el concierto de Ludovico Einaudi en el Teatro de la Axerquía. Aforo en el concierto de Ludovico Einaudi en el Teatro de la Axerquía.

Aforo en el concierto de Ludovico Einaudi en el Teatro de la Axerquía. / Juan Ayala

Más tarde sonaron Divenire y Nuvole Bianche (BSO del anuncio de la Lotería de Navidad 2015), otras dos de las composiciones más reconocidas por los asistentes. Con la música instrumental, en general, se genera una extraña sensación de entusiasmo en la grada, en la medida que la mayoría recuerda haber escuchado la canción anteriormente, pero no sabe dónde, cuándo, ni cuál es el título. Eso provoca debate y murmullo en la grada que se disuade pronto con más móviles grabando, quién sabe qué. 

El colofón a dos horas de concierto no podía ser otro. Experience, la obra cumbre del compositor italiano, entró por los oídos sin avisar, absorbiendo todo lo anterior, como un tsunami. Seis minutos catárticos que hicieron poner en pie a toda la Axerquía. Arrivederci Ludovico.

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