El instituto San Álvaro de Córdoba: casi cuatro décadas de formación en Radiodiagnóstico y Radioterapia
Educación
El centro del Campo de la Verdad fue el primero de Andalucía en ofertar este tipo de ciclos sanitarios, en los que este curso están matriculados alrededor de 400 alumnos
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El instituto San Álvaro de Córdoba fue el primero de Andalucía en ofertar el ciclo de Formación Profesional (FP) de Radioterapia en el curso 1988-1989 y era de los pocos que, entonces, había en España. “Entonces, prácticamente todos los técnicos que salían se colocaban en aquella época; fueron los pioneros”, recuerda ahora el actual director de este centro educativo de la capital, José Ramón Cobo. Por su parte, el ciclo de Imagen para el diagnóstico comenzó a impartirse dos años antes, en el curso 1986-1987.
Han pasado casi cuatro décadas desde entonces y el centro ha ido ampliando y consolidando su oferta en la rama sanitaria de la FP con, además, una elevada tasa de empleabilidad. A lo largo de este curso son cerca de 400 los estudiantes matriculados en alguno de los ciclos de esta rama que imparte.
En grado medio son técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería; técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería Dual; técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería Adultos; técnico en Farmacia y Parafarmacia Dual; y técnico en Farmacia y Parafarmacia presencial. Y en grado superior: técnico superior en Imagen para el Diagnóstico y Medicina Nuclear; técnico superior en Radioterapia y Dosimetría; y técnico Superior en Documentación y Administración Sanitarias Dual. En la provincia cordobesa, por su parte, en el instituto Antonio María Calero de Pozoblanco se imparte el grado superior de Imagen para el Diagnóstico y Medicina Nuclear.
Ahora, continúa el director, “todo ha evolucionado y estos ciclos también se imparten en otros centros de Andalucía". Se trata de ciclos con una elevada demanda y, según expone, “hay gente que se queda afuera y, se van a otros ciclos o a otros centros privados, fundamentalmente”. Por ejemplo, en el caso de los ciclos de Radioterapia “estamos limitados porque en los hospitales hay muy pocas plazas para que ellos -los alumnos - puedan desarrollar la formación; eso es lo que nos limita fundamentalmente”. “Nosotros tenemos mayor demanda que la oferta que podemos ofrecer”, subraya.
Acceso a la Universidad
El director del instituto San Álvaro destaca también que los ciclos de Sanidad de FP tienen una elevada porque “tienen muchísimo interés por parte de la gente joven. No sé si es por las labores sociales que se hacen, si es porque a todo el mundo le gusta el tema sanitario o por lo que sea; lo ven muy útil para su desarrollo personal y profesional”.
Otro argumento que usa para refrendar este elevado número de solicitudes de plaza cada curso es el hecho de que estos ciclos son también “una vía de paso a la Universidad”. Es decir, que los estudiantes se matriculan en ellos y, posteriormente, pueden acceder a grados como el de Enfermería o el de Medicina, que tienen una nota de acceso muy alta tras las pruebas de Selectividad. Al final, concluye que se trata de “un cúmulo de circunstancias que hace que estos ciclos tengan una alta demanda”.
En este punto, asegura que entre el 30 y el 35% del alumnado lo que quiere realmente es trabajar como técnicos y, de este porcentaje, en torno al 80% acaban en puestos de técnicos de Radioterapia o técnicos de Rayos.
Profesorado especializado
Los alrededor de 400 alumnos de este curso que hacen este tipo de grados sanitarios en el instituto San Álvaro reciben clases por parte de más de una treintena de profesores que tienen una formación muy especializada, sobre todo, en el caso de los ciclos superiores.
Así, Cobo subraya que los docentes se forman anualmente en cursos específicos sobre estas temáticas, “porque son muy complejos y, además, la tecnología va desarrollándose de una manera rapidísima y tienen que ir actualizándose”.
En este punto, el director del San Álvaro, cargo que ocupa desde hace una década, también pone de manifiesto el gran salto que ha dado la FP en los últimos años. A su juicio, ha vivido “una transformación que ni los más optimistas podríamos pensar”. “Llevo 35 años en esto, he visto todos los cambios normativos y la verdad es que el boom de la FP ha sido tremendo”, asegura. Como ejemplo, expone el elevado número de solicitudes que se reciben cada curso y el interés que despiertan los ciclos. “Sale gente muy cualificada, muy bien formada y, además, con una posibilidad muy alta de trabajar”, insiste.
Las clases de este tipo de ciclos se desarrollan en un aula donde se imparten los módulos más teóricos, mientras que en el caso de las prácticas se llevan a cabo en otra en la que dispone de un dispositivo muy especializado, prácticamente similar al que se usa en los hospitales y en los centros sanitarios, pero sin capacidad de generar radiación. “Son perfectamente compatibles con lo que se hace en el hospital”, describe Cobo. En estas aulas, continúa, “aprenden todo lo referente a las técnicas que van a desarrollar un hospital, desde tomar una radiografía convencional, a una resonancia, a una mamografía, o bien, en el caso de radioterapia, se les enseña a posicionar al paciente y a clasificar qué radiaciones tienes que administrar a un paciente según el tipo de tumor de cáncer que tenga”.
"Es un trabajo vital"
Carmen Pérez es una de las alumnas del ciclo de Radioterapia y Dosimetría del instituto San Álvaro. Decidió matricularse en este ciclo después de no poder acceder al grado de Enfermería, una de las titulaciones universitarias que en Córdoba presenta una de las notas de corte más elevadas.
Este año es el segundo del grado y el resultado es bastante satisfactorio porque, según expone, gracias a las prácticas que ha podido llevar a cabo ha aprendido a tratar “con pacientes que a lo mejor no están tan animados por la enfermedad que tienen” y también a tratar a personas mayores que “no están acostumbradas a estar todo el día en un hospital con gente que no conocen".
Entre los conceptos que está aprendiendo se encuentran el de tomar imágenes diagnósticas de los pacientes “para que luego los médicos puedan diagnosticar las enfermedades que tienen”. “Es un trabajo vital”, sostiene. Desde un principio, esta joven de 19 años quería dedicarse a la rama sanitaria porque una de sus tías sufrió cáncer y se dio cuenta de que “quería ayudar a la gente en ese ámbito; quería estudiar Enfermería, pero si tuviera que trabajar como técnico de Imagen, no me importaría”.
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