Vía Augusta
Alberto Grimaldi
Anatomía de un bostezo
A sus 72 años, a Luis Mahillo García no le interesan los homenajes, a pesar de que ya lleva unos pocos a cuestas, y prefiere pasar sus días domando y criando caballos, un animal al que ha consagrado su vida y que le ha convertido en uno de los expertos españoles más reconocidos fuera de las fronteras. Aún así, este cordobés deberá afrontar el próximo 29 de marzo un nuevo reconocimiento, que en esta ocasión le brinda la flor y nata del mundo ecuestre español en las Caballerizas Reales de Córdoba, la cuna del caballo español.
"Los homenajes nunca me han gustado", apostilla este experto en el mundo del caballo, al que se ha dedicado desde una perspectiva integral, puesto que ha sido ganadero, criador, domador, jinete, concursante, rejoneador, conferenciante y juez nacional de doma vaquera y acoso y derribo, entre otras facetas. Él dice que su "idilio" con el caballo empezó desde su nacimiento, al ser hijo del encargado de la yeguada de Moratalla, y por haberse criado "entre caballos y toros". No obstante, ni sus estudios ni su posterior responsabilidad como profesor en la Escuela de Ingeniería Técnica de Córdoba lo alejaron del mundo del caballo, que él llama su "droga". Su figura ya era conocida como ganadero cuando a finales de los 60 se convirtió en uno de los pioneros en concursos de doma vaquera, o cuando con posterioridad, de la mano de Victoriano Valencia, hizo sus pinitos "matando el gusanillo" como rejoneador, un salto que cree que "hoy sería imposible que se repitiera por la calidad de los caballos".
A partir de entonces, por "dedicación y curiosidad" se empezó a interesar por la técnica, la morfología y la psique del caballo español, al que considera "el ideal para la doma sabia" y del que destaca su belleza, resistencia y rusticidad. Fue esta curiosidad la que ha hecho de él un reputado conferenciante y juez nacional de Doma Vaquera de la Alta Escuela Española, requerido para concursos y charlas en países como México, Francia, Italia, EEUU o Portugal. Y a pesar del camino recorrido, él insiste en que "lo primero es el campo", que es "el que doma al caballo, al jinete, y logra el equilibrio". "Es un conocimiento muy importante que se está perdiendo hoy en día, cuando se está más en la pista que en el campo", señala este experto, que recuerda que "una de las cosas que me enseñó mi padre es que hay que leer el periódico con un potro, en la cuadra, porque eso crea una corriente psíquica, eléctrica y simpatizante que ayuda muchísimo", dice sonriente Mahillo, para quien al caballo "hay que ir conquistándolo poco a poco".
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