Sanidad

La historia de la 'klebsiella' en el Reina Sofía

  • Los colectivos de afectados han denunciado estos años el oscurantismo que ha rodeado a este tema

Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba.

Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba. / Juan Ayala

Aunque desde el año 2012 empezó a aparecer en titulares la palabra klebsiella, no fue hasta 2013 cuando los casos de pacientes afectados por esta bacteria empezaron a tomar forma. Fue en ese año cuando el Hospital Universitario Reina Sofía tuvo que aislar a nueve bebés de la Unidad de Neonatos del Materno-Infantil por la presencia de klebsiella en el complejo, que ya había provocado la muerte a una paciente prematura.

El origen del primer brote de klebsiella del que se tengan datos se dio en 2012 con el ingreso de una paciente italiana que portaba la bacteria y que la había traído, según se dijo en su momento, desde otra Unidad de Cuidados Intensivos. Fue a mediados de ese año cuando empezó el goteo de casos de afectados por la bacteria. En total, según datos de la Consejería de Salud a los que ha podido acceder el Día, solo en 2012 hubo 45 casos registrados, de los que 12 acabaron en muerte.

En todo momento, el Hospital quiso transmitir tranquilidad a la población, afirmando que todo estaba controlado. La toma de medidas de seguridad se percibió al año siguiente de que se registrara ese primer brote, ya que de 45 casos se pasó a seis en 2013 y ningún fallecido.

Sin embargo, al año siguiente la cosa cambió, y mucho. El número de afectados se multiplicó de tal manera que 2014 fue el año con mayor registro de infectados. Casi 80 afectados se contabilizaron a lo largo de ese ejercicio y cerca de 40 fallecieron.

Fue precisamente en ese año cuando se creó la Asociación de Afectados por la Bacteria Klebsiella que denunciaban que sus familiares no habrían fallecido de no haber contraído la bacteria. A partir de aquí la causa llegó a los juzgados y también la Fiscalía había solicitado ya explicaciones. La mayoría de casos que entraron por la vía penal fueron desestimados, pero todavía hay algunos abiertos que están encauzados por la vía administrativa.

Existe además lo que se considera una de las claves del asunto y es que no se puede determinar, en todos los casos, que los fallecidos con klebsiella murieran por causa directa de la bacteria. Es decir, que pudieron morir por cualquier otra cosa a pesar de tener el germen en su organismo.

El número de casos registrados a lo largo de estos años se ha reducido, aunque se ha seguido produciendo un goteo constante de afectados y de denuncias. En 2018, por ejemplo, tres niños permanecieron ingresados por la bacteria.

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