Un guiño a Córdoba
Elio Berhanyer El diseñador presenta su nueva colección Otoño-Invierno de la Pasarela Cibeles
Elio Berhanyer triunfa en Cibeles con un original desfile rebosante de elegancia, tradición y clasicismo
Elio Berhanyer volvió ayer a sus orígenes cordobeses con el uso de chaquetillas, sombreros de ala ancha y complementos en rojo y negro. La colección Otoño-Invierno 2009-2010 que el veterano diseñador mostró sobre la pasarela de Cibeles Madrid Fashion Week se convirtió en un guiño a la ciudad que lo vio nacer y a la que ha vuelto con grandes proyectos después de más de medio siglo en Madrid.
Tras una línea deportiva, con cálidas prendas en lana para hombre, apostó por otra agresiva unisex en negro y dorado que se fue suavizando hasta llegar a vaporosos largos entre los que resaltó el rojo coral y entre los que tampoco faltaron las recurrentes plumas. Lanas 100% para prenda exterior, tweed, tafetanes y apliques de piel para una colección Otoño-Invierno que se tiñó de los tradicionales rojos y de los clásicos blanco y negro.
Para el sport se decantó por la prenda estrella de la capelina. Luego, dejó paso al lujo de la noche con gasas y adornos de minuciosa pasamanería -muy propios también de esta tierra- que dotaron a la prenda de ese toque de indudable exclusividad que tanto gustó entre su público y la crítica especializada.
Pero Córdoba no fue su única fuente de inspiración. Elio Berhanyer, el diseñador más veterano de la pasarela madrileña, se inspiró también en La Dolce Vita de Federico Fellini. Por encima de un renovado estilo clásico, para la mujer, se decantó, una vez más, por el sastre: dos piezas con falda lápiz por encima de la rodilla y chaqueta entallada o pantalón.
Unos diseños únicos que adquirieron más presencia aún por la calidad de sus materiales, entre los que destacaron la lana, el cachemir o el terciopelo. Elio Berhanyer brindó ayer a su público una estética renovada, donde vestidos de diferentes largos también aportaron un toque de originalidad. Los complementos más atrevidos y sugerentes, como las plumas y las lentejuelas, también se subieron a la pasarela para reivindicar su propio espacio.
En definitiva, un desfile con ese poso de elegancia que caracteriza a este creador que estuvo a la altura de una de las agujas maestras de la moda nacional y que ha situado a la ciudad de Córdoba en una posición privilegiada en cuanto al diseño se refiere.
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