Divulgadores del patrimonio
  • Los profesionales recibieron a su último gran grupo de visitantes en marzo

  • Sus vidas han cambiado y esperan con incertidumbre el regreso de la actividad turística

Se buscan turistas: Así ha cambiado la vida de los guías oficiales en Córdoba por el coronavirus

Nuria Diéguez, Laura Cabrera, Luis Álvarez y Wallada de la Mata en la Mezquita-Catedral de Córdoba. Nuria Diéguez, Laura Cabrera, Luis Álvarez y Wallada de la Mata en la Mezquita-Catedral de Córdoba.

Nuria Diéguez, Laura Cabrera, Luis Álvarez y Wallada de la Mata en la Mezquita-Catedral de Córdoba. / Miguel Ángel Salas

Levantarse muy temprano, revisar los grupos de turistas del día, sus nacionalidades y sus particularidades, las rutas que harían, las entradas a los monumentos, información de relevancia, cambios que pudieran surgir a última hora. En las calles repletas de gente que se fundían en acentos de todas partes del mundo, grupos de turistas con grandes cámaras fotográficas dejándose maravillar por uno de los patrimonios más importantes de Córdoba, la Mezquita-Catedral, se encontraban esos profesionales que harían que su visita fuese inolvidable: los guías oficiales de turismo. 

Así solía ser el día a día de estos profesionales en Córdoba, una vida que, como muchas otras, el coronavirus cambió completamente. Luis Álvarez, Nuria Diéguez, Laura Cabrera y Wallada de la Mata son cuatro guías turísticos que solían mostrar lo más impresionante e interesante de la capital cordobesa a cientos de viajeros que pisaban la ciudad cada año. Desde que el coronavirus irrumpió, ya no lo pueden hacer.

"Como buenos autónomos, lo mismo trabajamos un sábado y un domingo, que no trabajamos un martes y un miércoles", así recuerdan, con nostalgia, la labor que solían llevar a cabo el año pasado, cuando recibieron al último grupo de turistas grande que recuerdan, en marzo, aunque la merma de visitantes la vivieron desde enero.

La apertura de la movilidad y la relajación de las medidas en verano, aunque supuso una ligera vuelta a la actividad, no compensó el trabajo que venían realizando. Preparados en más de dos idiomas, los guías están prácticamente dedicados al turista extranjero, que es quien consumen tanto este tipo de actividades como en el comercio de souvenirs, los hoteles y los bares y restaurantes de las zonas más turísticas. "Nuestros servicios, sobre todo, son valorados y demandados por un turista que no viene de la provincia vecina, así que incluso la apertura perimetral de la comunidad autónoma no nos supone grandes alivios", cuentan.

Los mercados emisores están cerrados, explica el presidente de la Asociación Profesional de Informadores Turísticos de Córdoba, Luis Álvarez, y agrega que incluso muchos mercados importantes ya han comunicado que el año 2021 no va a ser mejor, están en cero. Además, las ayudas que percibe el sector se ciñen solo a la baja por cese de actividad, que económicamente hablando no les representa prácticamente nada a los 50 autónomos que pertenecen a la asociación, profesionales que en épocas buenas "somos los que vendemos este país y lo hacemos visible y atractivo al exterior". 

Wallada, Laura, Luis y Nuria en el Puente Romano de Córdoba. Wallada, Laura, Luis y Nuria en el Puente Romano de Córdoba.

Wallada, Laura, Luis y Nuria en el Puente Romano de Córdoba. / Miguel Ángel Salas

 

El cambio de vida de los guías turísticos 

Ante este panorama, la vida de los guías ha cambiado drásticamente. La tristeza y la incertidumbre de lo que será se les nota al hablar y al recordar la pasión que las mueve. Laura, Wallada y Nuria llevan poco tiempo, desde el año 2017, ejerciendo esta profesión. "Cuando finalmente podemos hacer lo que nos gusta, lo que nos llena, después de haber pasado por una primera crisis económica y haber hecho otras actividades, llega esto", lamentan quienes desde que la pandemia comenzó no han dejado de estudiar y prepararse para una posible vuelta, compaginando con otras actividades para no hacer más larga la espera.  

"Sentir que la experiencia que está viviendo el turista ha cobrado más valor", es una de las satisfacciones más grandes que tiene para ellas esta labor. Los turistas son, a su vez, los guías de ellas, que ahora transmiten la pasión por lo que les gusta hacer, por estudiar el arte, la historia y las curiosidades de cada monumento cordobés, pero también la frustración por la realidad. 

"La desaparición del turismo masificado y los grupos muy numerosos y la seguridad en el destino y en los espacios a visitar va a ser una de las premisas en la vuelta al viaje", coinciden, aunque temen que nada haya cambiado. "En los ratos en los que creo que hemos aprendido algo, o que una pausa haya podido servir para enfocar esto de otro modo, me imagino un turismo más responsable, más pausado y menos masivo", indican.

Córdoba, una ciudad para recorrer

Córdoba es una ciudad llana, que parece estar hecha para caminar, para dar paseos, esta es una de las cosas que más gustan a los turistas que la visitan y, también, a sus guías, que deben caminar largos trayectos muchas veces todos los días. 

"La gente no se espera que esta ciudad tenga todo lo que tiene, entre muchas cosas un pasado tan interesante, importante y valioso", explican, y agregan que "es parte del carácter cordobés, ese 'como si nada' mientras pasas delante de una columna romana que un día quería representar la importancia de Córdoba".

Sin embargo, el coronavirus ha dejado a la ciudad "tristísima, poco valorada y poco aprovechada, y no solo desde nuestros ojos, la mire quién la mire", expresan. Sobre todo si se observa desde el Conservatorio de Música Rafael Orozco, en la calle Jesús y María, hacia abajo, una Judería que ha quedado desierta, hoteles cerrados y la joya de Córdoba, la Mezquita-Catedral, sin la mirada de los visitantes.  

No todos pueden ser un guía oficial

Los guías en Córdoba existen desde el año 1884 y la profesión se legalizó en España en 1928. Actualmente, para ser un guía oficial de turismo hace falta vocación, formación y titulación, conocimientos de idiomas, historia, cultura y, gracias a ello, se puede conseguir la legalidad dentro de la profesión.

Se trata, precisamente, del carnet que emite la Junta de Andalucía y que regula el acceso, ejercicio y condiciones para desarrollar la actividad. Ellos cuatro lo llevan colgado en el cuello, siempre visible y fácil de diferenciar con respecto a otro tipo de identificaciones. 

Son muchas las personas que no poseen dicho carnet y ejercen la profesión ilegalmente, una realidad contra la que luchan los profesionales titulados pues representa la degradación de un sector que ya se encuentra devastado por la crisis. 

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