El gran regalo singular y único de Córdoba a la Humanidad
El 6 de diciembre de 2012, la Unesco declaró Patrimonio Mundial a los Patios, disparando las visitas a los recintos desde todo el planeta
Especial 25 años de El Día de Córdoba
El 6 de diciembre de 2012 fue uno de los días más importantes de la historia de la Córdoba turística. Ese día, la fiesta por excelencia de la ciudad y única en el mundo, la de los Patios, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, sello que disparó internacionalmente la proyección turística de la cita. La idiosincrasia de la Fiesta, en la que los cuidadores y propietarios de los recintos abren dos semanas de mayo las puertas de sus casas a gente que no conocen de nada para que observen, no solo espectaculares decoraciones florales, sino todo un modo de vida (el de las casa-patio), le valieron ese reconocimiento.
La Unesco justificó la declaración argumentando que “la Fiesta de los Patios de Córdoba promueve la función del patio como lugar de encuentro intercultural y fomenta un modo de vida colectivo sostenible, basado en el establecimiento de vínculos sociales sólidos y de redes de solidaridad e intercambios entre vecinos, estimulando al mismo tiempo la adquisición de conocimientos y el respeto por la naturaleza”.
Con el paso de los años, los Patios ya no solo abren en mayo, también lo hacen durante las fiestas navideñas y la Semana Santa. La excepción fue 2020, año en el que la pandemia del coronavirus supuso un modo distinto de celebrarla. En esta ocasión el Ayuntamiento decidió que la cita finalmente se llevara a cabo –al contrario que el resto de las celebraciones del Mayo Festivo, como las cruces o la Feria, que se suspendieron ese año– en octubre. Los Parios en Navidad y los Patios en Semana Santa fueron iniciativas que partieron de la Asociación de Patios y Rejas de Córdoba Claveles y Gitanillas.
Desde la declaración se ha disparado año a año la cifra de visitas a los recintos. Precisamente en la edición de 2025 se consiguió en el total de los 14 días que duró la Fiesta el hito de alcanzar los 1.023.924 visitantes, muchos de ellos llegados de innumerables rincones del planeta, con lo que ello supone para el turismo de la ciudad. Ya en su momento, tras la declaración de la Unesco, desde el Ayuntamiento, organizador de la Fiesta, se insistió en que “el hecho de redoblar la proyección de la marca Patios de Córdoba para la promoción turística de la ciudad debe ser contextualizado en una estrategia más amplia, empresarial y política, con amplia repercusión mediática, de posicionamiento de Córdoba como destino competitivo de turismo cultural; estrategia que pone la generalidad de expresiones patrimoniales culturales al servicio de una actividad que es clave para esta tierra”.
Todos los gobiernos locales que han pasado por Capitulares en los últimos 25 años, en mayor o menor medida, han redoblado esfuerzos con el objetivo de mejorar y evolucionar la Fiesta de los Patios, algo que poco a poco, unos mejor que otros, han conseguido. Mucha culpa de esas mejoras las tiene con sus demandas los colectivos que agrupan a la verdadera alma de la que es la cita por excelencia del Mayo Festivo Cordobés y sin la que esta cita no existiría, los cuidadores y propietarios de los recintos. Estos colectivos son la Asociación de Amigos de los Patios Cordobeses y la Asociación de Patios y Rejas de Córdoba Claveles y Gitanillas.
La edición de 2025 ha contado con la participación de hasta 55 recintos particulares a concurso –encuadrados en las modalidades arquitectura antigua, arquitectura moderna, patios singulares y patios conventuales (de nueva creación este año tras su recuperación)– y de 11 institucionales fuera de concurso. Todos ellos repartidos por distintos barrios del Casco Histórico.
Una de las asignaturas pendientes e históricas del Consistorio es la descongestión de la masificación humana que sufren algunas de rutas que componen la Fiesta de los Patios. Sobre todo, las de los recintos del Alcázar Viejo (algunos de los cuales se pueden visitar de forma privada el resto del año) y la de Santa Marina (que incluye como reclamo uno de los recintos más laureados y singulares del certamen, el del número 6 de la calle Marroquíes, recinto que parece un minibarrio dentro del llamado popularmente como Barrio de los Toreros). Las calles de esas rutas se hacen intransitables muchos de los días de las dos semanas de celebración de la Fiesta –sobre todo, los dos fines de semana– y las larguísimas colas de acceso se traducen en tediosas esperas y al final en solo unos pocos minutos para disfrutarlos. Con esa situación, el debate año tras año es lógico: ¿puede la Fiesta de los Patios morir de éxito? Un debate que parece ya estar superado y al que vence la idiosincrasia y la singularidad de una cita única en todo el mundo.
El Ayuntamiento ha luchado contra esa masificación con la puesta en marcha de una aplicación digital (app) en la que se detalla al momento cuál es la situación en cuanto a visitantes en cada una de las rutas, con el objetivo de que quien la use huya de las saturadas y haya un mayor reparto de personal en las mismas. Otra de las medidas puesta en marcha por el Consistorio es la de la figura de los controladores. Ese sistema de supervisión y de control de visitas por parte de personas en los accesos a los patios lo inició el Ayuntamiento en 2014, con José Antonio Nieto (PP) como alcalde. El Consistorio llevó a cabo un plan piloto con un sistema de pases que había que descargarse previamente de internet y que permitía visitar dos rutas al día (sólo necesario los fines de semana, por ser los días de más aglomeraciones). El programa, además, permitía llevar la cuenta de los visitantes, aunque la lectura del código de barras en ocasiones entorpecía el fluido de las visitas. Ese sistema de pases desapareció, no así los controladores, que son ya parte del paisaje de la Fiesta. Estos trabajadores (el Ayuntamiento subcontrata ese servicio a una empresa) permiten desahogar de trabajo en cuanto a controlar a las visitas al propietario o cuidador del recinto visitable.
No obstante, el verdadero problema al que se enfrenta el Ayuntamiento en la Fiesta de los Patios es el del relevo generacional. El Consistorio creó en 2023 un premio al Mejor Patio Joven, dotado con 800 euros y compatible con el resto de los premios del concurso, para incentivar que tres o más cuidadores o propietarios menores de 35 años participaran en el concurso con sus recintos. De momento, el premio ha quedado desierto.