Entrevista a Manuel Benítez El Cordobés

“Quiero grabar mis memorias poco a poco. Tengo tiempo, soy muy joven”

Manuel Benítez El Cordobés durante la entrevista realizada en Almodóvar del Río

Manuel Benítez El Cordobés durante la entrevista realizada en Almodóvar del Río / Juan Ayala

El día se ha levantado fresco. La tierra que rodea al restaurante huele a humedad, el recuerdo de que al fin ha llegado la lluvia que durante tantos meses ha estado esquivando a Córdoba. Estamos en Almodóvar del Río y Manuel Benítez quiere aprovechar el día y el agua caída para visitar sus aceitunas, pasear el campo que ha sido una constante en su vida y del que asegura no querer separarse. A sus 87 años muestra una agilidad (física y mental) envidiable, posa en algunas de sus posturas más características (y llama la atención del fotógrafo para que las capture con la cámara), bromea con la entrevistadora y desayuna al mismo tiempo.

El que fuera fenómeno de masas en los 60, reclamado por presidentes, artistas y el público en general, conserva genio y figura, el carácter que le llevó a ser definido como iconoclasta y heterodoxo en la plaza, polémico y controvertido, un personaje célebre y al mismo tiempo inclasificable. “Una persona muy de verdad, muy trabajador y muy simpático”, se autodefine. Con ustedes, El Cordobés.

–Este año está siendo muy especial para usted. Le han concedido la Medalla de Andalucía, ha celebrado las dos décadas como califa del toreo y ahora va a recibir la Medalla de Córdoba. ¿Cómo lo está viviendo?

–Todo llega en la vida y esto tenía que llegar. Yo soy de Palma del Río y me he quedado en Córdoba, he llevado Córdoba y Andalucía por el mundo y considero muy importante que los cordobeses y andaluces me hagan este reconocimiento. Es un reconocimiento para mí, pero también para todos nosotros en general, son cosas muy bonitas que se quedan grabadas para todos, yo las comparto. Aunque me lo vaya a llevar yo (se ríe). Estoy muy feliz, siento que siempre me han tratado muy bien. Y estoy orgulloso de ser cordobés, de Palma del Río, andaluz y español.

–¿La ciudad le debía esa Medalla?

–No, no, solo había que esperar. Esto es como una fruta, llega un momento para cogerla. Este reconocimiento es muy importante porque no es fácil lograrlo, todos los partidos políticos se han puesto de acuerdo para ello al llegar a un medio final de una vida que ha sido de cara y cruz. Ha salido siempre cara gracias a Dios, si sale cruz, a freír espárragos. Las monedas no se ponen de canto, sale una u otra. Es una cuestión de suerte.

"Yo no sé cómo he sido torero, ni cómo lo he hecho. Cómo he conseguido moverme en este mundo sin saber nada de nada”

–Ese factor suerte que siempre acompaña al torero.

–Yo soy muy creyente y la suerte es encomendarse a Dios. Suerte es que se escape uno de ahí, que salga vivo, no el triunfo. Porque no hace falta siquiera una cornada, con un solo golpe te parte un toro y has caído. Ha sido una vida de muchas tardes, muchos vuelos, muchas carreteras. No es solo el toro; antiguamente había unas carreteras muy estrechas, con muchos baches, camiones, íbamos un susto tras otro. Y coches muy malos, llegábamos con el cansancio acumulado por el viaje. Luego ya me compré mi avioncito con un piloto y dormía todas las noches en Madrid, en una suite, y eso me aliviaba para ir más descansado a la plaza, porque toreaba casi todos los días. Era mucha responsabilidad porque también había que cumplir con la gente, que iba a verte porque tú le dabas algo a cambio. Después estaba el traje de luces, que por dentro lleva una coraza de cartón que no deja pasar el aire y te vas cociendo como una batata. Te va quitando la grasa, la potencia. Al quitarte un pedazo de tu potencia empieza uno a perder el equilibrio. Todas estas cosas son muy importantes y requieren de mucha preparación. Por eso siempre cuando tenía un día libre me iba al campo, nunca me quedaba en el cemento, ahí me perdía un poco. Soy feliz en el campo, me alimenta lo que estoy haciendo.

–¿Mantiene ahora esa rutina del campo?

–Igual. Voy a Córdoba a algo y al campo. Yo nunca me he movido de estas tierras, no me he ido a hacer negocios fuera. Me he quedado aquí, en mi Córdoba y mi Palma y de aquí no me muevo. Aquí tengo mis raíces y aquí las voy a cumplir todas. Cuando llegas a un nivel muy alto, si no te anda bien la cabeza estás perdido. Hay muchas cosas en la vida para despistarte y aquí yo no me despisto nada.–El 2023 también le ha traído otro hito, el reencuentro con su hijo. Hace unos días le cortaba la coleta...–Ha sido una cosa tan grande. Era algo que tenía que llegar, pero las circunstancias de la vida no me habían dado esa oportunidad hasta ahora. Cuando la he tenido he hablado con mi hijo, ha venido a Villalobillos con su mujer e hijos, que son encantadores. Todo esto tenía que llegar algún día, porque él se lo merecía. Pero había que tener la oportunidad. Nos llevamos muy bien. Le he cortado la coleta, algo que ha sido una cosa muy grande para los dos, y ya estamos aquí. He recuperado a mi hijo y él a su padre.

–Ahora que sabe el resultado, ¿hubiera hecho las cosas de otra manera?

–Lo he hecho como he podido hacerlo y ha salido muy bien. Y como somos los dos muy jóvenes aquí estamos. ¡Para torear ya no!

Manuel Benítez El Cordobés durante la entrevista realizada en el restaurante San Luis de Almodóvar del Río Manuel Benítez El Cordobés durante la entrevista realizada en el restaurante San Luis de Almodóvar del Río

Manuel Benítez El Cordobés durante la entrevista realizada en el restaurante San Luis de Almodóvar del Río / Juan Ayala

–A principios de año vimos circular un vídeo suyo toreando en el campo que se volvió viral.

–Sí, pero era una vaquita, eso lo hago cuando quiera.

–¿Sigue toreando vaquillas?

–Sí. Si algún día hago falta para un festival benéfico, ahí estoy.

–Cumple 60 años de alternativa. Cuando echa la vista atrás, ¿qué ve?

–Que yo no sé ni cómo he sido torero, ni cómo he llegado donde lo he hecho. No tengo ni idea. Me metí en esta lucha sin saber nada. Nunca había visto una corrida, me metí a torear de noche mientras trabajaba y he llegado donde he llegado, todavía no lo comprendo. No me cabe en la cabeza cómo he podido moverme en este mundo sin saber nada de nada. Yo nunca toreé de salón. Si no veía el toro delante a mí eso no me decía nada, igual que no me dice nada torear a puerta cerrada en una finca. Necesito candela, el público. Yo no sé ni hablar de toros. Hay gente que sabe, yo no.

–Dice que necesita al público. Siempre lo ha tenido muy presente cuando estaba en el ruedo.

–Siempre. El público es el que me contrata, es el ganadero, el empresario. Si el público no va, no valen nada ni el toro ni el torero. Yo me fui dando cuenta, fui cogiendo un sitio, intentaba ir por delante de las reacciones del toro, muy pendiente de los cambios que iba pegando y buscarle las cosquillas. Y si al público no le gustaba lo que estaba haciendo había que cambiar un poco. Yo le mando al público rayos láser y ellos me los mandan a mí, si no me contestan, me digo “esto no interesa”.

"El reencuentro con mi hijo era algo que tenía que llegar, pero la vida no me había dado esa oportunidad hasta ahora”

–De la relación con el público parte esa forma tan peculiar de acercarse al toro.

–Se puede tener una forma que sea agradable, pero que sea natural, que encaje con el público, que sabe a qué va y lo que ve. Yo he sacado cosas nuevas y parte de la prensa decía que eso no era torear. Y yo pensaba: “Bueno, si esto no es torear el público no vendría, y viene a verme”. ¿Quién dice que el toreo es así o así? Como torero tienes que ser un creador y los creadores somos complicados, hasta que el público entra cuesta trabajo. Así que respecto a las críticas, yo las respeto, pero amigo, ponte aquí. El papel es muy socorrido, si te pones delante del bicho puedes hablar mejor. Y al final, mientras más me han criticado más gente me han llevado.

–El chiquillo que se metió a torear sin saber nada fue icono nacional en un momento en que el que la España de la dictadura intentaba abrirse al mundo, fue a la Casa Blanca, se relacionó con presidentes y artistas. ¿Cómo llevó esa fama?

–He estado en la Casa Blanca con el presidente, con Felipe González, con Franco de cacería, con el Rey, con todos los jefes de estado que me han llamado he ido. Kennedy, Ford. Si he andado por ahí es porque nos interesaba conocernos. Yo de política no hablo, echo mi voto y ya está. Pero siempre es bueno escuchar, siempre se aprende algo.

Manuel Benítez El Cordobés durante la entrevista realizada en Almodóvar del Río Manuel Benítez El Cordobés durante la entrevista realizada en Almodóvar del Río

Manuel Benítez El Cordobés durante la entrevista realizada en Almodóvar del Río / Juan Ayala

–¿Alguien que le marcase?

–Julio Iglesias, fui muy amigo de Mario Cantinflas, toreé en México 32 corridas en un mes.

–Tiene muchísimas tardes de toreo a sus espaldas...

–No las he contado. Belmonte tenía 109 y yo le batí el récord anual en 111 y luego a los dos años me puse en 121.

–… ¿cuáles recuerda especialmente?

–En Madrid en San Isidro corté en dos tardes ocho orejas. Un rabo en Sevilla. Y en México, seis orejas y rabo.

–Estamos hablando de otra época distinta, ahora la fiesta pasa por un momento complicado. ¿Cómo cree que puede evolucionar?

–Para hablar de esto tienes que ser un Séneca. Ya tiene muchas cosas en contra. Hay muchas personas a las que no les interesa el toro, a otros sí. Antes no era así pero si es así, así será, qué vamos a hacer. No puedo hablar de esto, no sé cómo se va a mantener. Yo estoy ya fuera de esto.

–Fuera del todo no, con su Fundación está apoyando a muchos jóvenes valores. ¿Hay relevo?

–La esperanza siempre está ahí. Tenemos a dos novilleros en Córdoba, son muy jóvenes y esto no es fácil, se da poco a poco, no de golpe y porrazo. La persona tiene que reunir muchas cosas, muchos valores, no solo valor, e ir acoplándolos para que no desviarse. Alguno de ellos tiene que romper. Tengo chavales en la escuela que apuntan, pero son muy tiernos. Todos van a su colegio, quien no siga sus estudios no cuenta conmigo.

"Como torero tienes que ser un creador y los creadores somos complicados, hasta que el público entra cuesta trabajo”

–Hacer un torero es difícil

–Lo importante es que no se desvíe por un lado o por otro. Cuando eres muy joven las mentes no están seguras. Puede haber cambios y ahí está el peligro para el torero y para la persona que lo lleva, se desconcierta todo. No es fácil, no. Pero hay que seguir para adelante con ellos.

–Del escalafón actual, ¿me diría sus preferencias?

–Son todos muy buenos (se ríe). De verdad, se arriman todos mucho, algunos destacan más pero van todos pegando el bocado a los toros. Solo torear lo pueden hacer muchos. Enganchar con el público es lo difícil y llegar a ser figura pesa más, tus pies siempre se están mirando.

–¿Ha empezado ya a escribir sus memorias?

–Todavía no, con el calor no he sido capaz.

–Hasta no hace mucho no quería escribirlas, ¿por qué se ha animado ahora?

–Hace un año por ahí o un poco menos empecé a pensar que había que dejar algo, para que el público, ya que ha venido a verme, hemos estado tantos años juntos, sepa lo que he luchado, mi historia. Ahora tengo tiempo, estoy relajado. Para escribir unas memorias hay que estar tranquilo y verlo todo claro. Voy a comprarme un aparato y grabarme, poco a poco, y ya vendrá una persona que sepa encajar esto. Tengo tiempo, soy muy joven.

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