Los entresijos de la poesía y la narrativa: "El encuentro con el lector es lo mejor que tiene la escritura"
Encuentros culturales
Pablo García Casado y Mercedes Guerrero reflexionan sobre su proceso creativo, las editoriales y las críticas en un diálogo organizado por 'El Día de Córdoba'
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Córdoba es una ciudad de poetas. Históricamente, la poesía ha sido la rama de la literatura que más y mejor se ha cultivado en tierras cordobesas. Lucano, Ibn Zaydun, Wallada, Góngora, el Duque de Rivas, Manuel Álvarez Ortega, el Grupo Cántico, Antorcha de Paja, Juana Castro o la Generación del 2000 son ejemplos de ello.
Esto no quiere decir que a lo largo de los años en la ciudad no hayan surgido dramaturgos y, sobre todo, novelistas que han enriquecido el panorama literario cordobés y que, en la actualidad, son figuras de la narrativa española e incluso han traspasado sus fronteras.
El poeta Pablo García Casado y la novelista Mercedes Guerrero cuentan en el segundo encuentro cultural organizado por El Día de Córdoba con motivo de su 25 aniversario sus experiencias en la literatura, cómo es su proceso creativo, las presiones internas y, a veces, externas que sienten y cómo se toman las críticas.
Estos dos escritores cordobeses han tenido un comienzo y unas trayectorias muy diferentes, pero que convergen en varios puntos, como la inquietud que sienten cuando acaban una obra, los nervios hasta que sale publicada y empieza a rodar y su relación con los lectores.
Los inicios en la escritura
Los inicios de Guerrero como escritora fueron tardíos, con 40 años. Ella es técnica de turismo y dirigía una agencia de viajes. A raíz de un cambio de horario en su trabajo, empezó a tener las tardes libres y entonces pudo plasmar en el papel las historias que desde siempre rondaban en su cabeza y que nunca tuvo tiempo de escribir.
Llegó un momento en el que decidió que escribir era "lo que realmente quería hacer" y se formó para ello. Desde entonces no ha parado: ha publicado siete novelas y ha escrito otra que saldrá el año que viene. "Aunque de forma tardía, descubrí una afición que he tenido la suerte de convertir en profesión", señala. Ha publicado, entre otras, La mujer que llegó del mar, Las sombras de la memoria, El baile de las marionetas y La sinfonía de Julia.
García Casado, sin embargo, empezó a escribir poesía "como cualquier adolescente, pero "hay un momento en el que pasas de escribir poemas a ser poeta". En su trayectoria "hay dos momentos". Por una parte, cuando se incorporó a los talleres de escritura de la Posada del Potro dirigidos por Pedro Roso. Por otra, cuando asumió socialmente que era poeta: "Es el momento en el que uno puede sentarse frente al espejo, incluso en las comidas con la familia política, y decir: soy poeta".
Después de varios años sin publicar poesía, este 2025 ha lanzado Cada uno es mucha gente (Visor). Las afueras, Dinero, Fuera de campo, García y La cámara te quiere son algunas de sus obras.
Vivir de la literatura
No siempre se puede vivir de la literatura, solo lo hacen unos pocos y, dependiendo del género, es más fácil o más complicado. Al respecto, García Casado recuerda a Vicente Aleixandre, que decía "que la poesía no da de comer, pero da de merendar. Y yo ya no meriendo, por edad", bromea él. En el caso de los poetas, "uno siempre tiene que llevar otra profesión". Por ejemplo, él trabaja en la Filmoteca de Andalucía, y también se refiere a grandes figuras como Luis García Montero, que fue profesor de universidad y ahora es director del Instituto Cervantes, y a Luis Alberto de Cuenca, que ha trabajado en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) hasta su jubilación.
"De alguna manera, ese trabajo me paga mi sueldo para poder vivir, pero también me alimenta otras inquietudes personales que invitan a poder escribir y poder pensar sobre la escritura", añade. Para él, "no supone ningún trauma" no poder dedicarse solo a la literatura.
El caso de la narrativa es muy diferente porque para escribir una novela se necesita mucho tiempo, mucha dedicación, y es difícil compaginar su escritura y el proceso de investigación que conlleva (dependiendo del género) con otro trabajo. "Digamos que la narrativa funciona más como un ejército y la poesía funciona más como un guerrillero, ¿no?", pregunta García Casado a Mercedes Guerrero sobre su forma de trabajar.
Efectivamente, Guerrero asegura que la escritura de una novela "implica muchas horas de trabajo", a lo que hay que sumar la lectura de otras obras y el trabajo de documentación porque sus novelas son históricas. "Sí, yo soy un ejército a tiempo completo y trabajando todos los días e incluso fines de semana", contesta la autora.
Aunque a ella no le pesa; al contrario, disfruta "investigando, leyendo, escribiendo, plasmando todo lo que voy conociendo y transformándolo en una historia de ficción que se desarrolla dentro de un contexto histórico".
La narrativa funciona más como un ejército y la poesía como un guerrillero", indica García Casado
Mercedes ya solo se dedica a la literatura, aunque explica que en sus primeros libros este trabajo no le daba para vivir. Sin embargo, gracias a su penúltima novela, El baile de las marionetas, dio el salto y empezó a vender incluso más en Estados Unidos y en Latinoamérica que en España.
"Hay varios niveles en los escritores: los que están en el top, que son muy pocos, por desgracia; después están los del término medio, como yo, y luego están los que escriben y reciben muy poquito al año", incide.
En su caso, si no hubiera podido vivir de la literatura, seguiría escribiendo porque "cuando conviertes una vocación en profesión, aunque no sea tan rentable como un trabajo remunerado, las satisfacciones que te da son muy grandes", reconoce.
La llamada de las editoriales
Pero para que todo el engranaje funcione es fundamental la labor de las editoriales y, sobre todo, que una de referencia se fije en ti. Al respecto, García Casado -que ha publicado sus últimas obras en Visor- incide en que esto influye en que el libro en cuestión tenga una mayor distribución y, por lo tanto, el público, esté donde esté, pueda conocerlo. "A partir de ahí viene todo: conferencias, bolos, entrevistas...", agrega.
Mercedes Guerrero, cuyas obras ha publicado el grupo Penguin Random House, apunta que "es importante y muy difícil que te publiquen, y cuando te abren la puerta tienes que aprovechar esa ocasión porque es única". Una vez dentro, "te tienes que mantener": "Ya no es solo que la editorial te publique y te distribuya. Si vende la primera edición y ya no hay demanda, aquí se acabó la novela".
Por eso, para ella es fundamental el "boca a boca" y así lo ha experimentado con el éxito de El baile de las marionetas, un libro que "nació en bolsillo, en tamaño grande, con una edición normalita, y yo iba comprobando que iba creciendo y no era porque hubiera promoción, era el boca a boca". Es decir, "que cuando un libro gusta, gusta, y es el lector el que te hace la promoción, más que la editorial".
Cuando un libro gusta, gusta, y es el lector el que te hace la promoción, más que la editorial", indica Guerrero
En ello coincide García Casado porque "tú puedes tener todo el apoyo mediático, pero es cierto que el lector tiene la última palabra". Es decir, que "un libro sabes cuándo nace, pero nunca sabes la vida que va a tener". Sobre ello, la novelista puntualiza que "cuando das a luz un libro" porque para ella es como un parto, "nunca sabes dónde va a terminar".
El proceso creativo
¿Piensan los autores en los lectores a la hora de escribir? La respuesta de ambos es un rotundo "sí", aunque "uno tiene que escribir para uno mismo, haciendo sus caminos literarios, tiene que ser coherente con lo que piensa, con su manera de entender la vida", manifiesta García Casado.
Con respecto a la poesía, explica que "el gremio ha vivido demasiado pendiente de sí mismo, con una idea demasiado yoísta de la vida, y hay que pensar que el poema, igual que la novela o el cuento, es una herramienta de comunicación que se tiene que poner encima de la mesa, que tienes que asumir tú, que tienes que leer tú y que te tiene que gustar a ti primero porque eres el primer lector, y cuando te leas a ti mismo tienes que sentir no solamente que no te avergüenzas, sino que te gusta". Porque, en el fondo, "uno escribe los libros que a uno le gustaría leer", confiesa el poeta.
Guerrero, por su parte, apunta que cuando escribe, intenta "disfrutar" de esa historia, y cuando más piensa en el lector es al terminar el libro, lo deja reposar varias semanas y lo aborda de nuevo como lectora. Es entonces cuando cambia, "corta y pega todo lo que haga falta". Tras esto, "terminas diciendo: a mí me gusta, y espero, deseo, ruego y lloro para que el público tenga mi misma opinión", asevera.
Pero luego, si algo "está mal, te va a perseguir, porque el libro no se puede cambiar", apostilla García Casado. También ocurre que, al releer una obra con el paso de los años, piensan que ciertas partes podían "haber sido mejorables". Al respecto, la escritora señala que la escritura es "un oficio" en el que se está "aprendiendo y evolucionando" contantemente.
La presión y los lectores
Tras publicar un libro, llega la presión: ¿Gustará a los lectores? ¿Qué comentarios están haciendo de él? Esas son las preguntas que rondan por la cabeza de cualquier autor que publique. "Después ya te vas tranquilizando", asegura Mercedes Guerrero. "El mismo libro, hay gente a la que le encanta y otra gente a la que no le llena" porque "no hay un lector igual, "cada lector es un mundo" y "no puedes tenerlos contentos a todos".
"Cuando uno publica un libro, es como si fuera la primera vez, estoy como un debutante, muerto de miedo" pero, "poco a poco te vas tranquilizando porque ves que el libro va llegando, va gustando", reconoce García Casado. Las críticas, agrega, hay que tomarlas "con cierta calma y a medio plazo" y siempre que sean "constructivas".
Al respecto, la novelista señala que "quizás sea por la edad", pero cuando lee una mala crítica piensa: "¿Tú te vas a hundir con una mala crítica teniendo al lado 40 buenas?".
Por otra parte, el encuentro con los lectores es "lo mejor que tiene la escritura, eso vale más que cualquier crítica", explica el poeta. En el caso de Mercedes Guerrero, muchos de estos encuentros son telemáticos con lectores de EEUU y Latinoamérica, de clubes de lectura de otras partes de España y también con colegios porque su libro El baile de las marionetas, que se desarrolla en la II Guerra Mundial, se ha convertido en un libro de lectura obligatoria en algunos centros. "Es muy interesante porque conoces a gente de todas edades", puntualiza.
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