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Humanidades en la Medicina

El día 10 es el Día de la Prevención del Suicidio. Más de 4.000 personas se quitaron la vida en España en 2022, dato que nos interpela como sociedad y nos obliga a una reflexión

La prevención del suicidio: cómo detectar las señales de alarma y los factores de riesgo

Prevención del suicidio
Prevención del suicidio / Rosell
Rafael Recio
- Médico traumatólogo

03 de septiembre 2023 - 06:15

Más de cuatro mil personas se quitaron la vida en España en 2022 (Fuente: INE), 2,3% más que año anterior, superando con creces las muertes por accidentes de tráfico.

Destacar que el segmento de menores de quince años duplica los casos del resto y que es la causa de muerte más frecuente en el tramo de 12 a 29 años; pero… aún más preocupante si cabe es que, además, la tasa de intentos de suicidio por parte de la población infantil y juvenil va in crescendo. Para tener una visión de conjunto deberíamos incluir los intentos y la ideación suicida, unos 20 intentos por cada suicidio (Fuente: OMS). En total, unos ochenta mil intentos, conseguidos o no, al año en nuestro país, más de doscientos casos cada día. Datos, sin duda, perturbadores, que nos interpelan como sociedad y nos obligan a hacer una profunda reflexión sobre sus causas.

Podemos y debemos considerar que es un mito que las personas que se suicidan tienen algún antecedente psiquiátrico o que sufren un trastorno mental no diagnosticado. Porque no podemos confundir un factor de riesgo (asociación estadística) y un factor explicativo (identificación de factores causales), con el peligro que ello conlleva, ya que se fomenta un mito: suicidio igual a enfermedad mental. Es como decir que la persona que padece un cáncer, en su desesperación tiene ideación suicida porque ha perdido toda esperanza, y por ello considerásemos un síntoma del cáncer el suicidio; nada más lejos.

El trastorno mental no es una condición necesaria ni suficiente para el suicidio. Deberíamos hablar entonces de Trastorno del comportamiento suicida. Su manifestación o síntoma fundamental y único sería el intento de suicidio.

Es innegable que la pobreza, la pérdida de seres queridos, el desempleo, la ruptura de relaciones, antecedentes familiares de suicidio, problemas jurídicos o laborales, el abuso de drogas, el aislamiento social, maltrato y determinados trastornos mentales como la depresión y la esquizofrenia, tienen gran influencia en numerosos suicidios.

Nos planteamos si el suicidio es un fracaso de la sociedad en su totalidad. ¿Qué está ocurriendo? ¿Se ponen los medios suficientes de la Administración? ¿Vamos todos a una o cada comunidad va por libre? Algunas de nuestras comunidades autónomas, en concreto ocho, cuentan con planes específicos de prevención del suicidio, algunas ligadas a las estrategias de salud mental. Andalucía cuenta con un Programa de Prevención de la Conducta Suicida desde el día 30/Junio/2023. Desde la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica (SEPB), entienden que estos planes de las regiones son “un buen ejemplo a seguir” para el resto de comunidades que quieran plantar cara y desarrollar la prevención del suicidio.

El Ministerio de Sanidad confeccionó una Guía de Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida (GPC). A pesar de estos Planes de Prevención las muertes siguen aumentando, por lo que ponemos en duda su eficiencia, ya que deben ir dirigidos a la prevención universal mediante medidas de sensibilización dirigidas a la población en general.

Es por ello que para la concienciación de la sociedad se proclame el día 10 de septiembre como Día Mundial de la Prevención del Suicidio. Uno de los objetivos de la Agenda 2030 es “reducir un tercio el riesgo de mortalidad prematura mediante la prevención, promoviendo la salud y el bienestar mental”.

En buena lógica, podríamos pensar que la visibilidad o invisibilidad en los medios de comunicación con respecto al suicidio y la salud mental puede influir en una u otra medida. En España, los libros de estilo de los medios de comunicación de cómo afrontar la información de los suicidios han apostado hasta la fecha por el silencio informativo para no precipitar el llamado efecto Werther o de imitación. El efecto contrario y que es el deseable es el efecto Papageno o de prevención, para que el presunto suicida desista de sus intenciones.

En nuestra opinión el silencio informativo no es una opción. Prensa amarilla o sensacionalismo, tampoco.

Efectivamente, según la Confederación Salud Mental España: “Los medios tienen un papel fundamental en la percepción que la sociedad tiene de la realidad y, por ello, tienen capacidad para luchar contra prejuicios y estereotipos; en el caso de suicidio, el trato responsable de la información reduce las tasas de casos. De esta forma lanza siete recomendaciones: evitar los sensacionalismos; sólo información relevante; aportar historias de superación; alternativas destinadas a la prevención; evitar generalizaciones; información útil para reconocer y ayudar a las personas que estén pensando en quitarse la vida, dotar de los recursos de ayuda y prevención disponibles.

Realmente el presunto suicida no desea morir, lo que desea es vivir mejor, desprenderse de esa angustia interior a la que no ha podido desalojar, ha estado buscando durante tiempo el sentido a la vida, cree que debe morir para vivir el descanso tan deseado. Víctor Frankl con su logoterapia ayudó y salvó a cientos de presos junto a él en los campos de concentración, al buscar un nuevo sentido a sus vidas, más allá de los límites donde se encontraban confinados, algo que plasmó en su intemporal libro El hombre en busca de sentido.

Pensemos que en las horas difíciles siempre hay alguien que nos observa: Un hijo, un progenitor, un amigo, un compañero, o alguien que, aunque no esté vivo, sigue muy presente en nuestra vida y a quien no querríamos decepcionar.

Recuerda que una muerte sin sentido no da sentido a la vida.

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