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Es la educación, es la sanidad

  • Política. Mientras que la Universidad y el Hospital demuestran con informes su aportación a la sociedad, además de lo que no se puede contabilizar, los partidos siguen haciendo campaña

El rector, en la presentación del estudio.

El rector, en la presentación del estudio. / jordi vidal

La Universidad de Córdoba (UCO) genera un impacto en la economía que supera los 300 millones de euros. Es uno de los motores de empleo en la provincia y genera una producción de más de 700 millones debido a todos los sectores secundarios que se activan con su actividad. Son datos extraídos de un estudio que presentó la institución esta semana y que reflejan que la Universidad devuelve a la sociedad más del doble de lo que gasta. Lo mismo hizo hace unas semanas el Hospital Universitario Reina Sofía, la principal empresa de la provincia, que genera un impacto económico de más de 600 millones, datos que también aportó conforme a un informe.

Son números para reivindicarse, que nunca está de más. Pero no se puede perder de vista que precisamente la educación y la sanidad aportan a la sociedad mucho más que números. Aportan valores intangibles que, por otra parte, deberían ser el verdadero motor de evolución de la sociedad y a los que no siempre se presta la atención adecuada, salvo si estamos en campaña y exigimos inversiones para colegios y hospitales. Lo mismo de siempre. Puede ser incluso peor. Puede que la educación entre en campaña para criticar que los niños andaluces llevan dos años de retraso con respecto a los de Castilla y León. Pero bueno, ya se ha hablado suficiente de este tema.

A los que tanto les gustan las encuestas sabrán ya que educación y sanidad -además de la economía- son las grandes preocupaciones de los ciudadanos y también de los cordobeses, según el último Estudio General de Opinión Pública de Andalucía (Egopa) con datos provinciales. Así de simple. Lo importante es llegar a fin de mes, tener salud -o un buen sistema sanitario para cuando se pasan malas épocas- y formar a niños y a jóvenes competentes y preparados para enfrentarse al mundo real. La educación y la sanidad, los dos pilares de un Estado de Derecho, han sido sin embargo los más castigados en una época de recortes que ha durado demasiado. El gobierno autonómico ha tenido serios problemas en su gestión y eso los ciudadanos lo han percibido con preocupación. No tiene nada que ver con el sentimiento de pertenencia que los cordobeses tienen hacia su hospital o sus colegios y su universidad, porque el capital humano está muy por encima de la gestión política.

En educación y sanidad ha pasado lo que en tantas y tantas empresas privadas durante la crisis, que han tenido que prestar los mismos servicios -o más- con menos personal. Y para hacer eso solo hay una manera posible: gracias a la vocación y entrega de los trabajadores. Ellos, que han sido los grandes olvidados en época de recortes, ahora se convertirán en temas estrella durante la campaña. Ahí se han dejado colar ya algunos mensajes de contratación de profesionales sanitarios y empiezan a filtrarse datos sobre las ofertas de personal docente o vienen promesas sobre becas universitarias. Pero estos temas deberían estar al margen de toda trifulca política, no sólo en el ámbito regional sino también estatal.

Nadie propone un pacto por la educación ni para blindar la sanidad pública porque entonces acabarían con una de las estrategias electorales más antiguas -quizá también de las más rentables-, no sólo para la oposición sino también para quien está en el gobierno. Unos utilizan el trabajo y los valores de los miles de empleados públicos para ponerse medallas y otros apelan a su precariedad para ofrecer promesas imposibles de cumplir.

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