Dos años de covid en Córdoba

José María Dueñas (intensivista): "No te acostumbras a ver pacientes perder la batalla con tanta facilidad"

José María Dueñas.

José María Dueñas. / El Día

"Los intensivistas tenemos una visión sesgada de toda la pandemia porque vemos la cara más amarga". José María Dueñas pertenece al grupo de profesionales sanitarios que ha tenido que lidiar con el covid-19 en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Reina Sofía, donde ha visto "lo peor" de una crisis sanitaria que ya ha experimentado seis oleadas, la mitad de ellas conviviendo con una vacuna que ha demostrado su eficacia, aunque en ocasiones ese escudo se haya roto.

"Veo gente con la pauta vacunal, aunque lo normal es que sea gente no vacunada o con patologías, pero también a personas aparentemente sanas que sufren estos problemas, y esa visión de que puede matar a todos... es minoritario, pero lo veo", señala Dueñas, consciente de que el coronavirus ha dejado "fallecimientos por encima de lo habitual... y a ver perder a los pacientes la batalla de la vida con tanta facilidad, no te acostumbras, y aumenta la frustración".

De hecho, el intensivista incide en que "ir a la batalla a pecho descubierto, sin saber a lo que te enfrentas, frustra". Y va un poco más allá, pues recuerda que "esta última ola dicen que no ha sido tan mala... para los que lo han pasado como un resfriado, pero no todos han sido así; jamás lo podré ver como una cosa leve, y estoy seguro que mi comportamiento en estos dos años no es normal".

Entre otras cosas porque él mismo ha resultado contagiado y, además, ha vivido de cerca episodios que para siempre quedarán en su retina, aunque si hay una imagen que se le viene a la cabeza casi de inmediato es "el cansancio y la sobrecarga, tal vez justificados por la tensión, que se reflejaba en el rostro de todos los compañeros; incluso el respeto, que no es el aire que normalmente respiramos en la UCI".

Una situación que no acababa en el Hospital, pues "hasta que llegó la vacuna no se sabía lo que podía pasar, pues tampoco estaban muy claros los mecanismos de transmisión, y esa tensión te la llevabas a casa para evitar contagiar. Recuerdo una tensión continua que era inaguantable y se ha ido relajando con la aparición de las evidencias científicas, las vacunas...". Es más, el intensivista incide en esa imagen de "sobrecarga continua de pacientes, con lugares improvisados para atender, sobre todo en las primeras olas, inaguantables laboralmente".

Pero si hay un momento crudo de verdad para José María Dueñas, ese fue cuando se le "quedó un compañero médico de familia; recuerdo cuando ingresó, que pedía que no nos acercáramos a él para no contagiarnos, esa conversación en la que sabíamos todos que podía ser la última. Fue el primer sanitario que murió y eso nos afectó muchísimo a toda la plantilla porque vimos que íbamos en desventaja en esta batalla con el virus".

Una situación, más veces repetida y afortunadamente con otro final, que rememora con lo ocurrido con "otro compañero que también estuvo muy mal, hasta el punto de que en varias ocasiones avisamos a la familia porque podíamos acercarnos al final, pero su fortaleza y el trabajo de todo el personal multidisciplinar hizo que saliera bien tras varios meses en la UCI; fue durísimo por los altibajos, pero fue bien, salió a planta, ya está en casa". "Cuando recibió el alta fue un momento dulce porque es una rabia contenida por ganar la batalla, con abrazos y momentos entre compañeros que se quedan de por vida".

Como también pide Dueñas que perdure en el tiempo "la confianza y apoyo a la ciencia, porque si algo ha quedado patente en la pandemia es que es fundamental". "Hay que apoyar en todas las facetas a la ciencia porque es clave para poder enfrentarnos a otras pandemias que vengan y afrontarlas y superarlas como estamos haciendo en esta", incide el intensivista, que a su quehacer en las UCI ha tenido que sumar su labor como coordinador sectorial de Córdoba y Jaén de trasplantes.

Un trabajo igualmente arduo para elaborar protocolos y nuevos procesos y circuitos, pero sobre todo porque "una de las zonas más sobrecargadas en la pandemia son las UCI, el lugar donde se generan el mayor número de donaciones, por lo que la sobrecarga de covid bajó la detección, la selección, el mantenimiento y bajó la posibilidad de hacer esos postoperatorios reducidos; solo trasplantamos de urgencia, tuvimos que priorizar". Y no solo eso, sino que los escenarios han sido "totalmente distintos" porque "en muchos casos la información se reducía a llamadas telefónicas, y cuando decías el fallecimiento y si querían ayudar... imagina el impacto; todo eso lo ha hecho más frío, más complejo y diferente, porque hemos tenido que cambiar sobre la marcha en una situación límite".

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