Sanidad

Medio centenar de personas ha donado plasma en Córdoba para tratar el covid-19

Una profesional del CTTC muestra una bolsa de plasma.

Una profesional del CTTC muestra una bolsa de plasma. / Juan Ayala

Medio centenar de personas ha donado ya plasma en Córdoba para tratar el covid-19 en pacientes hospitalizados que están sufriendo la enfermedad. El Centro de Transfusión, Tejidos y Células de Córdoba (CTTC) puso en marcha durante la primera ola de la pandemia esta iniciativa con el fin de ayudar a afectados por el coronavirus con plasma hiperinmune de otros que ya lo han superado.

En principio, cualquier persona que haya pasado esta enfermedad y que no tenga una patología asociada que le impida donar sangre o plasma es apta para colaborar. La directora médica del CTTC, Gema Fornés, sí advierte de que hay una serie de condiciones a cumplir, como que el paciente debe confirmar que ha estado libre de síntomas durante al menos 28 días o que haga 14 días de su última PCR negativa. "Por supuesto, también que se encuentre bien o en fase de recuperación de su reciente enfermedad", señala.

Cuando el donante se pone en contacto con el Centro de Transfusión y les dice que ha pasado el covid, le dan una cita y comprueban que la cantidad de anticuerpos que presenta es suficiente para convertirse en un plasma hiperinmune. Es decir, hacen un análisis para comprobar que tiene presencia de anticuerpos que son capaces de proteger al enfermo que lo recibe.

La plasmaféresis puede tardar entre 30 y 60 minutos y es similar a una donación de sangre

La mayoría de los ciudadanos que hasta ahora han realizado este acto solidario son habituales del CTTC, por lo tanto conocen a la perfección cómo es el sistema. Este consiste en el uso de una máquina de plasmaféresis que, en un procedimiento un poco más largo que una donación de sangre, extrae (separa) el plasma de la sangre del donante en una serie de ciclos de producción. El resto de componentes retorna al cuerpo.

Para los profesionales que trabajan en el Centro de Transfusión, Tejidos y Células de Córdoba la plasmaféresis es un procedimiento habitual. Incluso en las salidas que realizan para determinadas campañas -tanto en la capital como por toda la provincia- llevan las máquinas y "hay mucha gente que decide donar plasma en vez de sangre".

Se trata de un líquido transparente y ligeramente amarillento que representa en torno al 55% del volumen total de la sangre. Está formado por agua (90%), sales minerales y una gran cantidad de proteínas que velan por el buen funcionamiento del organismo (inmunoglobulinas o defensas, factores de coagulación y albúmina).

Gema Fornés, junto a una máquina de plasmaféresis. Gema Fornés, junto a una máquina de plasmaféresis.

Gema Fornés, junto a una máquina de plasmaféresis. / Juan Ayala

El volumen de plasma que hay en el cuerpo de una persona depende de varios factores como el peso, la altura o el hematocrito y por eso el tiempo de duración de la plasmaféresis puede oscilar entre los 40 y los 60 minutos.

"Es muy rico en muchos factores de trascendencia, entre ellos los anticuerpos del covid-19", indica Fornés. De hecho, "tiene una gran utilidad porque no solo necesitamos hematíes o plaquetas, sino que el plasma sirve para reponer factores de coagulación, para su fraccionamiento industrial y un montón de cosas"”, explica la directora médica del CTTC.

Por el momento, en España se están haciendo estudios preliminares sobre los beneficios del plasma hiperinmune en pacientes covid, por lo que aún no se pueden reportar resultados definitivos. "Lo que sí es cierto es que parece que los pacientes a los que se les pone de forma precoz tienen una evolución más favorable", aclara Fornés. Según las observaciones iniciales, se acorta su estancia media hospitalaria y parece que suaviza la gravedad de los síntomas.

La doctora incide en que este "no es un tratamiento que sustituya a los demás", sino "una estrategia adicional al tratamiento estándar que se está dando en los hospitales a pacientes con covid". Y tampoco todos reciben el plasma hiperinmune ya que la decisión la toma cada médico dependiendo del estado del afectado. Por lo tanto, "no es algo que demanden rutinariamente".

Varias bolsas de plasma guardadas en el Centro de Transfusión de Córdoba. Varias bolsas de plasma guardadas en el Centro de Transfusión de Córdoba.

Varias bolsas de plasma guardadas en el Centro de Transfusión de Córdoba. / Juan Ayala

A falta de vacuna o un tratamiento eficaz, este componente de la sangre sería una alternativa. El uso del plasma para tratar a enfermos no es nuevo. Fornés destaca que "se inició en el siglo pasado, e incluso se usaba a finales del XIX, intentando combatir algunas epidemias para las que no se conocía tratamiento ni había vacuna". La intención de la transfusión es dar una inmunidad pasiva al que lo recibe (la inmunidad activa se conseguiría con la vacuna) que intente frenar la reproducción de esas partículas virales.

La hematóloga explica que en el siglo XIX ya se hacía con métodos muy rudimentarios aunque no fue hasta mediados del XX cuando se conoció el fraccionamiento como lo conocemos ahora. Sin embargo, se intuía que la transfusión de pacientes que se habían recuperado de cierta enfermedad servía para tratar a otros enfermos. Se ha utilizado por ejemplo en el ébola, el sarampión, la rabia y "muchísimas enfermedades para las que hasta hace relativamente poco no hemos tenido tratamiento ni vacuna eficaz".

El estudio en el que participa el CTTC de Córdoba es multicéntrico y en él están implicados todos los centros de transfusión de Andalucía y las áreas hospitalarias que dependen de ellos.

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