Córdoba

Los desembalses mantienen el nivel de alerta en las parcelaciones inundables

  • Continúa el dispositivo policial en el Aeropuerto y Alcolea. Sólo una familia acude a solicitar ayuda a la oficina de información habilitada por el Ayuntamiento.

Los vecinos de las parcelaciones de la zona del Aeropuerto se mantuvieron ayer un día más en vilo. No llovió, pero los desembalses realizados por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) hicieron que el caudal permaneciera muy elevado, lo que obligó a la Junta de Andalucía a mantener activo el nivel 1 de emergencias. El Centro de Coordinación 112 confirmó la "tendencia ascendente" del Guadalquivir, que por la tarde rozaba los 1.400 metros cúbicos por segundo a su paso por la localidad de Villafranca, un nivel similar al de la noche del martes. En el azud de Alcolea -el punto de control más próximo al casco urbano- la lámina de agua alcanzó por la tarde los 5,07 metros de altura.

Los propietarios de las viviendas de Guadalvalle, junto el Aeropuerto, pasaron otro día de vértigo, en vilo por el nivel del río. En la noche del martes, varias familias desalojaron sus viviendas de la calle La Tórtola, la más próxima al Guadalquivir, por recomendación de la Policía Local. Sólo una de ellas -integrada por un matrimonio y su hijo adolescente- acudió a la oficina de asistencia habilitada por el Ayuntamiento en las dependencias de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA), aunque los afectados rechazaron finalmente pasar la noche en el centro de acogida. Fuentes de la Policía Local informaron de que, a última hora de la tarde, la lámina de agua había bajado un metro en Guadalvalle, aunque los agentes se mantenían desplegados en la zona.

"Hemos estado toda la noche en guardia, sin dormir", intentaba explicar, tras pasar la madrugada en vela, Andrés Martín, el residente del número 41 de la calle La Tórtola. El lodo empantanó el jardín y entró en la casa, a la que a mediodía aún no había vuelto a la espera del perito del seguro. "Nos han dicho que no toquemos nada", explicó Martín, que recordó los duros momentos vividos en 2010, cuando el vecindario sufrió dos anegaciones en poco tiempo. "Tenían que haber construido un dique para evitar más problemas", se lamentó.

A pocos pasos, en el número 39, Dolores del Pozo también pasó la noche en blanco, viendo cómo el agua iba devorando poco a poco el jardín. "Hemos pasado toda la noche en la calle, en los coches...", dijo Del Pozo, quien recordó que la primera riada de 2010 les "pilló en cueros". Que sea la tercera vez que viven una situación de este tipo, sin embargo, no atenúa el temor.

"Llevamos desde el martes pasado pendientes del río. Ya es el tercer día que dormimos en el coche", dijo Antonio Fresco, del número 34 de la misma calle, quien dijo sentirse "engañado" por la "escasa información disponible". "En ningún momento han sido claros. Por un lado nos dicen que los desembalses se están controlando para que no haya inundaciones, pero por otra parte vemos que el nivel del río sube y llega a las casas", dijo molesto. "Esto es una amargura", se quejó con impotencia el propietario, molesto por las críticas crecientes a los parcelistas. "Esto no me lo ha regalado nadie, me ha costado mucho trabajo construirlo y no nos pueden tratar como si no fuéramos nada", exclamó el propietario, quien dijo no entender por qué la Confederación ha permitido que algunos pantanos estén al mas del 95% de capacidad.

En la calle La Perdiz, paralela a la anterior, la noche del martes tampoco fue de tranquilidad. "Estuvimos con los muebles para arriba y para abajo, según la evolución del río. No hemos podido dormir en toda la noche", resumía Verónica Villalba, del número 6. "En estos momentos recuerdas todo lo que pasó en 2010", explicó la joven, cuya familia decidió dejar la ropa preparada en el coche "por si hubiera que salir corriendo".

"Todo el mundo ha estado en alerta, se han vivido otra vez situaciones complicadas", dijo el presidente de la asociación de vecinos La Altea, Julio Cortés, quien también pasó toda la noche "en vela". "He dormido dos horas", dijo. Por la mañana, el dirigente vecinal, que llevó a Pleno una propuesta para construir un paseo fluvial en el Guadalquivir para evitar riadas, acudió a Capitulares para interesarse por el protocolo que se utiliza para medir el riesgo de riada de las zonas próximas al cauce. "Se utiliza un mecanismo que se puso en marcha en el año 1929, y ahora tenemos medios tecnológicos mucho más avanzados. Habría que cambiar el protocolo y anticiparse", abogó el vecino.

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