Cuatro años de cárcel por abusar sexualmente de la compañera de piso de su novia en Córdoba

Tribunales

Sobre el acusado pesa también una orden de alejamiento de la víctima de ocho años

Miguel Ángel Pareja: "El juez tiene que estar conectado con la sociedad en la que vive"

Sede del TSJA en Granada.
Sede del TSJA en Granada. / E. P.
E. P.

Córdoba, 15 de diciembre 2025 - 16:34

El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ha confirmado una sentencia de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Córdoba que condena a cuatro años de cárcel a un hombre, además de ocho años de orden de alejamiento, desempeñar cualquier actividad, remunerada o no, que implique contacto regular y directo con menores de edad durante diez años y el pago de una indemnización a la perjudicada de 13.000 euros, acusado de un delito de abusos sexuales cometido sobre la compañera de piso de su novia, de unos 24 años, en la propia vivienda en la capital.

Según recoge la resolución, el Alto Tribunal andaluz ha desestimado el recurso de apelación interpuesto por el acusado y confirma la sentencia de la Audiencia de Córdoba, aunque cabe interponer recurso de casación ante el Tribunal Supremo (TS).

En concreto, se da por probado que en noviembre de 2019, la afectada contactó con el acusado a través de una aplicación de mensajería instantánea, sabedora de que la pareja "no mostraba interés por los mensajes que pudiera recibir en su propio terminal, y les hizo saber de su intención de salir alguna noche en que no volviera en el fin de semana a su localidad de origen". Tras varios intentos, por fin quedaron días después los tres junto a otros amigos para cenar, tomar alguna bebida y, posteriormente, salir por bares de copas de la ciudad, donde consumieron rondas de cerveza y 'chupitos' en varias ocasiones.

Sobre las 07:00, salieron de un establecimiento y la víctima "no manifestaba síntomas de intoxicación etílica que fuera especialmente intensa, manteniendo intacta su facultad de libre determinación sexual hasta el punto de que rechazó la proposición" de uno de los amigos de "pasar la noche juntos en su habitación en el momento de despedirse", lo que sucedió sobre las 07:30.

Como estaba inicialmente previsto, la pareja, la afectada y otra compañera dormían en el piso. Sin embargo, el acusado, "pretextando no tener sueño pese a lo intenso y extenso de la velada, decidió permanecer en el salón de la vivienda, mientras que su pareja se marchó a dormir, haciendo lo propio" la perjudicada.

"Sin consentimiento expreso o tácito"

Entre las 07:35 y las 07:45, el procesado remitió a la víctima, "de la que no consta que en toda la noche mantuviera actitud sugerente alguna respecto del primero", tres mensajes por móvil que "seguidamente borró"; "nueve y diez minutos más tarde, respectivamente, le hizo dos llamadas que resultaron inatendidas", y tras ello, nuevos mensajes.

"Ninguno de esos mensajes recibió respuesta y, sin que nada hiciera pensar que ella estuviese despierta, el acusado se introdujo en su dormitorio", donde "encontrándose esta al menos en un estado de semi inconsciencia", supuestamente llevó a cabo los abusos sexuales sobre ella, según relatan los jueces, todo ello "sin su consentimiento expreso o tácito".

En esa situación, la afectada "recuperó la consciencia suficiente para darse cuenta de lo que sucedía; sin embargo, no tuvo una percepción normal de la realidad, incapaz de distinguirla de lo que pudiera ser un sueño, de manera que el acusado terminó sin oposición aparente, para salir seguidamente de la habitación y acostarse en el sofá del salón".

Ya en torno a las 13:00, el acusado pidió a su pareja que bajara a una tienda a comprar algo de comida, momento que aprovechó para hacer una nueva visita a la víctima, a la que "pidió que no contara nada de lo sucedido, mostrando ella, aún en estado de shock, su preocupación".

Después de esto, el acusado y su pareja se marcharon. Sobre las 14:15, la perjudicada envió un mensaje a su otra compañera de piso, a la que requirió para hablar con ella. Cuando se entrevistaron, "esta notó el estado en que se encontraba su interlocutora y le dijo que se sentía mal porque algo le había pasado" con el procesado, "contándole lo que había sucedido en los términos en que se han narrado".

Pese a "las reticencias" de la afectada, "temerosa de no ser creída y de interferir en la relación entre su amiga y el acusado, su compañera consiguió convencerla para que fuera atendida en un centro sanitario"; y con ayuda de otra amiga, a la que avisaron y las trasladó en su vehículo, fueron al Hospital Universitario Reina Sofía, donde fue reconocida por el médico forense.

Como consecuencia de estos hechos, la víctima ha sido diagnosticada de "estrés postrautmático que perdura desde la fecha de su comisión hasta la actualidad en la que todavía precisa de tratamiento psicológico, experimentando síntomas como temores diversos, dificultades para relacionarse, baja autoestima, depresión y disfunciones sexuales en ocasiones". Por razón de ello, abandonó sus estudios en la capital y se marchó de ella, "experimentando temores en todas aquellas circunstancias de su vida que pudieran tener relación con el contexto de los

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