"La crispación actual es fruto de la falta de argumentos políticos"

Los mensajes hacen ahora más ruido pero tienen menos contenido, según los participantes en el debate · Los ciudadanos han perdido "mucho interés" por la vida pública y hay menos ilusión

José Miguel Salinas y Juan Ojeda escuchan a Luis Carlos Rejón durante el debate en presencia de Calvo Poyato, que aparece de espaldas.
F. J. D.

10 de febrero 2008 - 01:00

Los políticos han cambiado y las formas también. La crispación, la tensión, el elevado tono del debate político actual contrasta con las formas de antes, con las del periodo comprendido entre la Transición y hace apenas una década. "Entonces nos dábamos mucha leña, pero había más argumentos en el fondo del debate político". Los ex dirigentes políticos José Miguel Salinas (PSOE), Juan Ojeda (PP), Luis Carlos Rejón (IU) y José Calvo Poyato (PA), que participaron en el debate preelectoral organizado por el Día en el hotel Hospes Palacio del Bailío, sostienen que "la denominada crispación surge porque hay menos argumentos reales y hay que buscar la confrontación para llamar la atención de la gente". Todos coinciden, además, en la idea de que "se ha perdido mucho interés e ilusión por la política".

Distintas formas de elevar el tono político

El ex dirigente del PP Juan Ojeda critica que "hoy se tiende a realizar auténticas cargas de caballería dialéctica contra el adversario político porque hay mucha más dependencia del cargo y del partido para poder tener un modo de vida". Para el ex del PA José Calvo Poyato, "ahora es más complicado el consenso y la confrontación que antes aparecía de forma puntual es continua en estos tiempos". Rejón cree que "en política se trabaja cada vez menos y por eso es más fácil liar un follón a costa de Batasuna o del terrorismo que luchar por lo que realmente importa". Y es que los cuatro coinciden en que antes había verdaderos debates en los que el adversario se tiraba "a la yugular" y "tenías que estar preparado, con argumentos, que si no te machacaban". Cuenta Rejón: "Recuerdo que entre el 86 y el 94 hubo momentos durísimos en el Parlamento. Me chorreaba la sangre por los tuétanos de los huesos de lo horroroso que era el debate político entonces". Salinas añade: "Pero ese debate tenía un fondo, una línea, un interés por cambiar la realidad de entonces. Creo que la política ha perdido su efecto mágico para cambiar las cosas". El socialista cree que en los años 80, una decisión política o una movilización concreta cambiaba radicalmente el escenario, ahora se percibe eso menos entre la gente". Ojeda coincide con Salinas en que "ya no existe ese pulso de cambio que había hasta mediados o finales de los 90 incluso". "Ahora todo es más previsible", subraya Salinas en este contexto. Así, tanto Calvo Poyato como Rejón consideran que los ayuntamientos han jugado un papel vital para el desarrollo de la democracia por su cercanía. "Con presupuestos similares a los de franquismo se hacían muchas más cosas porque teníamos ilusión y la gente percibía la mejora, y si no se presentaba en el Ayuntamiento y te lo reprochaba. Ése fue el gran cambio de la decoración, que debería tener un debate propio", relata Calvo Poyato.

Profesional político o político profesional

"Antes se llegaba a la política después de una larga carrera profesional y ahora hay demasiados políticos de profesión, y eso no es bueno". Esta observación está suscrita por todos los participantes en el debate, que valoran que eso resta independencia a los participantes de la vida pública porque se ven amarrados al cargo para subsistir. Como muestra de estos puntos de vista, Salinas cuenta cómo "cuando se negoció la normativa del impuesto de transmisiones patrimoniales, de la que fui ponente, los tres participantes de UCD eran notarios". Calvo Poyato añade que "en mi partido llegan muchos jóvenes que lo primero que preguntan es: ¿y esto cómo va?, en referencia a lo que van a cobrar en un futuro". Más allá de la capacidad de la clase política de un tiempo o de otro, Rejón manifiesta que "quienes llegaron a la política en la Transición o en los 80 tenían ya muchas tareas hechas en sus profesiones, en la lucha contra el franquismo, y ahora hay que dar tiempo a que las nuevas generaciones vayan cumpliendo etapas para ver quiénes cuajan, aunque ahora no se trabaja como antes". Para Ojeda, los debates parlamentarios "se han convertido en algo muy aburrido" porque, según Calvo Poyato, "se va mucho a la descalificación y poco al argumento". Llega aquí el debate de la creciente crispación en la vida política. Salinas, por su parte, apunta que "creo que la televisión marca mucho la forma actual de hacer política y obliga a lanzar mensajes rápidos para aprovechar los cortes de los informativos". Y es que, según el ex dirigente socialista, "apenas tienen 12 segundos y los aprovechan para pegar leñazos rápidos, y eso genera confrontación porque se va al insulto más que al mensaje real".

Medios de comunicación y pactos de estado

Los ex dirigentes de PSOE, PP, IU y PA dicen que ahora hay menos cordialidad, menos cercanía en las relaciones de quienes se fajan a diario en la escena pública. "Se han creado trincheras", afirman. Y eso ocurre también en los medios de comunicación. Salinas entiende que "la crispación es algo que se percibe más en la prensa nacional o en la andaluza que en la provincial, donde se baja el nivel de la confrontación". Rejón coincide con esta lectura porque "en la prensa andaluza hay unos niveles de acidez que no se dan en la prensa cordobesa". Ojeda considera que "los medios buscan sus propios espacios sociológicos y después de los atentados del 11-M se han planteado dos realidades distintas; se tiende a mezclar opinión con información con mucha más frecuencia". Calvo Poyato alude a que"es cierto, hay dos realidades antagónicas". Aparte, los grandes temas de Estado: Educación, Sanidad y lucha anterrorista son los que más aparecen en la escena mediática y por ello se ha convertido en elementos desgaste al contrario, pero más allá de cualquier confrontación, los cuatro ex parlamentarios consideran que se debe buscar el consenso entre los dos grandes partidos para solucionar los desajustes de la Educación, que es la que más ha sufrido la falta de una política compacta y por encima de siglas en la democracia. "Ha habido acuerdos de Estado en Sanidad, en terrorismo, en las pensiones, pero nunca en Educación", coincidieron. Además, sostienen que el debate sobre la Educación "se ha centrado más en el nombre de las leyes que en su contenido".

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