Hace escasamente una semana, la ministra de Sanidad, Carolina Darias, dio por doblegada la curva de la sexta ola de la pandemia del coronavirus. Era el viernes 28 de enero y las declaraciones de la máxima responsable del ramo en el Gobierno de la nación refrendaban lo que venían reflejando los datos comunicados diariamente: caída de los contagios y, por tanto, de la incidencia; aumento de las altas médicas, normalmente en cifras más elevadas que los positivos, lo que dibuja una disminución de los casos activos, y ralentización o incluso mejoría de la presión hospitalaria. Lo único que no ha variado en estos días es la acumulación de muertes, provocando un inicio de año nuevamente negro.

Pero, ¿cómo ha evolucionado la pandemia en este primer mes y medio de invierno? ¿Guarda algún tipo de semejanza con lo ocurrido en el primero bajo los efectos del virus SARS-CoV-2, vivido un año antes? Los efectos de la variante ómicrom, como ha quedado evidenciado en todo este tiempo, han multiplicado los contagios, pero con unas consecuencias menos invasivas y letales que se han reflejado en la presión asistencial y el número de fallecidos, respectivamente. Pues si bien las cifras acumuladas en estos indicadores desde las vísperas de las fiestas navideñas no son buenas, quedan muy alejadas proporcionalmente de las sufridas en el arranque de 2021. En el conjunto de España y de Andalucía, pero también en Córdoba.

Desde el 21 de diciembre, fecha en la que entró oficialmente el invierno, la provincia ha acumulado 50.487 contagios (los últimos datos de la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía son del sábado), que dejan el total ligeramente por encima de los 131.000 en los casi dos años que ya van de crisis sanitaria; es decir, en estos 47 días se han notificado el 38,5% de los positivos. En el mismo periodo de un año antes, los positivos fueron solo 15.427, un 11,7% del total actualizado a día de hoy, lo que viene a ser menos de un tercio.

Pero curiosamente, los efectos de esas infecciones en los hospitales fue en una proporción incluso mayor. Porque en aquella tercera ola, los centros sanitarios registraron un total de 835 ingresos, de los que 124 requirieron atención en la Unidad de Cuidados Intensivos. Dicho de otra manera, el 5,41% de las personas que resultaba contagiada, lo que viene a ser una de cada 20, tuvo que ser ingresada y el 0,8% en la UCI. En esta sexta ola, por el contrario, y aunque el número de ingresos es ligeramente superior (877), la incidencia cae hasta el 1,73% en planta, y hasta el 0,12% en el área de críticos, donde se han contabilizado menos de la mitad de hospitalizaciones que entonces (59).

Esta diferencia, y huelga ya casi decirlo, es gracias al efecto de la campaña de vacunación, a pesar de que la aceptación de la llamada dosis de refuerzo anda aún muy lejos de la que tuvo hace un año la pauta completa aprobada (en Andalucía no llega al 50%, y en Córdoba pasa algo esa frontera). De hecho, hay un dato más irrefutable y es el que hace referencia directamente a la presión asistencial. En la tercera ola, el pico de ocupación de camas en los hospitales fue de 452 pacientes en planta y 82 en UCI; en la sexta que ya remite, el tope ha estado en 202 y 36, respectivamente, lo que supone quedarse en el 44,7% y el 43,9% de entonces, cuando llegó a verse de cerca la opción del colapso. En estos momentos, a datos del sábado, hay 175 cordobeses hospitalizados, 26 de ellos en críticos.

La menor invasividad del linaje ómicrom también ha tenido reflejo en la letalidad, si no en números globales, sí en datos porcentuales. En lo que va de invierno, en Córdoba han muerto 129 personas por consecuencias derivadas del covid, 94 de ellas en un enero que se ha convertido en el tercer mes más negro de la pandemia, tras febrero y enero de 2021, lo que visto en función de los contagios deja una tasa de apenas un 0,25%; un año antes, ese porcentaje era cinco veces mayor (1,29%), pues en aquel arranque triste del pasado año fallecieron 199 personas -la cifra creció luego aún más en los días finales de este segundo mes-, 70 más, pero con un tercio de los infectados de ahora.

La tasa, a punto de bajar de los 1.000 casos

Pero más allá de las comparativas, lo importante es que esta sexta ola ya tocó techo y ahora está en la fase de decrecimiento. La caída de los contagios, que han pasado de moverse en cifras en torno a los 2.000 diarios a hacerlo sobre los 650 o 700, lo que ha provocado que las altas médicas pasen a ser superiores de forma habitual, ha desplomado en la última semana la tasa de incidencia, hasta el punto de que esta semana bajará de los 1.000 casos tras mes y medio por encima de esa frontera.

En la última semana, la IA14 en la provincia ha pasado de 1.392,7 a 1.067 casos por cada 100.000 habitantes, con un descenso de 325,7 puntos, Un promedio mantenido en cada uno de los distritos sanitarios, que en su mayoría también caerán del millar en los próximos días: Córdoba queda con 1.282,9 al perder 355,9 puntos en siete días; el Sur se sitúa en 691,7 (menos 250,2), el Guadalquivir alcanza los 1.287,8 tras dejarse 307,6 puntos, y el Norte marca 1.061,9 (caída de 283,1 puntos).

Además, la tendencia es positiva, dado que la incidencia a siete días sigue siendo inferior a la que marcan las dos semanas, e igualmente se mantiene a la baja. En la última semana ha descendido 132,6 puntos, para situarse en 405,9 casos por 100.000 habitantes. Eso sí, en cuanto a los municipios, únicamente Zuheros y Conquista aparecen limpios de covid en los últimos 14 días, si bien Fuente-Tójar, Villaharta, Los Blázquez, Valsequillo y Villanueva del Rey caminan hacia esa situación al no haber contabilizado contagios en siete días.