Córdoba

"Los cordobeses tenemos que aprender a amar y a respetar nuestra ciudad"

  • En tan sólo ocho años ha convertido su galería en una de las más prestigiosas de Andalucía · Povedano, Brinkmann o Bujalance han sido algunos de los habituales en su sala

Carmen del Campo abrió su galería en la céntrica calle Conde de Robledo hace ahora casi ocho años. Desde entonces hasta hoy se ha convertido en un espacio imprescindible del arte contemporáneo cordobés, casi siempre olvidado por las administraciones y que cuenta todavía con escasos lugares de referencia en la ciudad. Del Campo aparenta ser una mujer optimista, realista y entusiasta que sabe manejarse bien con los más de 30 artistas con los que trabaja y que anhela que la Córdoba futura sea una ciudad más cívica y más culta.

-En Córdoba nos hemos acostumbrado a ver muchas empresas culturales que empiezan con ilusión pero que luego desaparecen al poco tiempo. Su galería, sin embargo, está próxima a cumplir una década y se ha consolidado. ¿Cuál ha sido la clave para mantenerse?

-Pues creo que influyó mucho que el momento en el que comencé, en el año 2001, era el idóneo. Yo tenía una larga trayectoria como diseñadora de interiores y conocía el gusto estético. En ese momento había ya una madurez en el público y se detectaba un interés por el arte contemporáneo, para el que apenas había espacios en Córdoba. Eso fue importante. También ha influido que desde el principio supe que iba a ser una tarea difícil y lo asumí como una inversión a largo plazo. Esa ha sido la base para que la galería se haya podido asentar, a lo que también hay que unir nuestra forma de trabajar: con una relación permanente y cercana con los artistas, la edición de catálogos o el fondo de 500 obras que tenemos. Tratamos de dar una oferta muy variada, con precios ajustados al mercado, flexibilidad en el pago y garantía. Somos una empresa pura y dura y trabajamos con sentido de futuro.

-¿Como es el público cordobés?

-Mire, una de las cosas de las que me siento más orgullosa es de que en estos años hemos creado nuevos coleccionistas. Yo sabía cuando abrimos que el número de coleccionistas de arte contemporáneo que había en Córdoba era muy limitado y que por tanto había que ampliarlo. Lo hemos ido consiguiendo con las exposiciones, a las que cada vez han ido acudiendo más personas y también más público inversor. En realidad, nuestro objetivo primordial es organizar buenas exposiciones y que la gente se interese por ellas. Este año, además, hemos comenzado a hacer talleres para niños en la galería, pues es importante que igual que se acercan al mundo del cine o al del teatro se inicien también en el del arte. Nos interesa sensibilizar y educar a largo plazo.

-¿Han apreciado en la galería una evolución del gusto estético de los cordobeses?

-Yo pienso que ha existido en Córdoba en estos años un avance muy importante, pues las galerías hemos ido modernizando al público, del mismo modo que también ha ocurrido en las tiendas de decoración de la ciudad o en los restaurantes, por ejemplo. Cuando muestras arte durante años y te esfuerzas al final creas una base. De hecho, han ido surgiendo nuevas empresas en la ciudad, pues cuando nosotros empezamos estábamos prácticamente solos.

-Supongo que el futuro centro de arte será de gran ayuda para los galeristas...

-Yo no es que sea importante para los galeristas, sino que es importante, vital, para la ciudad. Una ciudad actual tiene que contar con un museo de arte contemporáneo y mostrar la obra de los artistas de su tiempo, para los que es fundamental que existan este tipo de espacios. Ahora mismo, los cordobeses visitan museos cuando viajan pero no lo hacen cuando están en su ciudad. Eso hay que cambiarlo. Para las galerías, el centro de arte contemporáneo será muy útil si consiguen que sea un espacio abierto, que logre educar y formar al público.

-¿Cómo está afectando la crisis a su sector? ¿También los coleccionistas pliegan velas?

-La crisis la notamos todos, por supuesto, pero pienso que ahora de lo que se trata es de saber adaptarse y de tener muy claro que en ningún caso daremos marcha atrás. Por ahora, hemos reducido las exposiciones anuales de 11 a 8 y hemos traído más obra gráfica, que resulta económicamente más accesible. Además, en este mundo estamos acostumbrados a no conseguir una gran recompensa económica y no nos preocupamos tanto. Se vende más lento, pero se vende, y si alguien se enamora de una obra se la acaba llevando. Eso siempre es así.

-Sobre las a menudo tensas relaciones entre artistas y galeristas se ha escrito mucha literatura. ¿Cuál ha sido su experiencia?

-Pues mire, yo no he tenido apenas problemas y puedo hablar de que la relación con todos ellos ha sido en general agradable. Es cierto que ellos cuando crean tienen momentos en los que sufren mucho y otros más placenteros, pero son cosas que hay que entender. En algunos casos, sí he visto que con tal o cual artista no había un entendimiento, pero lo que he hecho es ser muy clara, no llegar a a cuerdos y en paz. En casi todos los casos, sin embargo, mantengo una relación de mucha unión, algo normal entre personas coherentes, pienso yo.

-¿Qué artistas cree que han sido fundamentales en la historia de su galería?

-Es difícil de decir. Mire, nosotros trabajamos tres segmentos: maestros, que son los artistas más veteranos; consagrados, que son los creadores de media edad y los que más producen; y jóvenes, gente que se está abriendo camino. Los maestros son los que transmiten más seguridad y yo he tenido en estos años una especial predilección por Antonio Povedano, que fue profesor mío y era más que nada un gran amigo, algo que también me pasa con Antonio Bujalance. Otro artista muy importante para la galería ha sido Enrique Brinkmann. Pero más allá de eso, yo creo que todos aportan, los veteranos y los jóvenes. Lo que yo persigo es que todos los artistas de la galería tengan un estilo muy definido, que sus obras sean inconfundibles. Eso es lo más difícil que hay.

-¿Pueden vivir los artistas del arte o aún se pasan penurias?

-Bueno, vivir del arte es muy difícil. Sí un artista trabaja para 3 ó 4 galerías tal vez pueda hacerlo, pero lo normal es que tengan que combinarlo con otros trabajos como la docencia. Mire, es más fácil que un galerista pueda vivir del arte que un artista, ya que nosotros tenemos más posibilidades. Eso lo tengo clarísimo y por eso me extraña cuando escucho quejarse a los compañeros de profesión. La vida del artista es muchísimo más difícil que la nuestra.

-Imagínese que la nombran alcaldesa de Córdoba...

-Uy, que horror (risas).

-Bueno, pues imagínese que la nombran concejala de Cultura. ¿Qué sería lo primero que haría?

-Es una pregunta difícil, que habría que prepararse (risas), pero lo que tengo claro es que lo fundamental es rodearse de buenos técnicos, de gente que sepa. Luego, pondría todo mi empeño en algo que considero que es ahora mismo lo primordial: que los cordobeses aprendan a amar y a respetar esta ciudad, que es maravillosa. Hay que educar más a la gente para que sea respetuosa con el patrimonio y mantenga su ciudad limpia. En cuanto a la oferta cultural, yo creo que ahora hay bastante, que se ha avanzado mucho en los últimos años desde la oferta privada, pero pienso que aún no es suficiente para una ciudad que pretende ser cultural. Yo dedicaría cada mes a alguna actividad, bien fuese teatro, arte, flamenco o cine... Que cada mes del año se identificase con algo y que esas propuestas tuviesen permanencia en el tiempo. Mi idea es que se deben hacer actividades muy abiertas, muy participativas, en la calle, para que todo el mundo disfrute y se involucre. Córdoba tiene un patrimonio y una cultura tradicional muy ricos y lo que hace falta es que eso se complete con una gran oferta de cultura contemporánea. Entre todos podríamos hacer una ciudad muy atractiva.

-¿Logrará Córdoba la Capitalidad Cultural en 2016?

-Bueno, ahora parece que al fin se ha elegido a la gerente, y eso ya es un paso. Los últimos tiempos, sin embargo, han sido desalentadores, porque los políticos de Córdoba han demostrado que están más pendientes del beneficio de los partidos que del beneficio de la ciudad. Sé que a algunos les molestará, pero es lo que ellos han dado a entender, no puedo decir otra cosa. Más allá de eso, mi opinión es que Córdoba conseguirá la Capitalidad, tengo la corazonada. Tenemos lo más difícil de tener, que es la historia y el patrimonio, y es cierto que nos faltan algunas infraestructuras, pero hasta 2016 se pueden realizar. Hay tiempo. Además, creo que el pasado de la ciudad y la coexistencia de las tres culturas son cuestiones muy relacionadas con la actualidad y que también nos benefician. En fin, que hay muchas candidatas buenas, pero que Córdoba es la mejor, aunque al final todo dependerá de una decisión política.

-Para finalizar, dígame que le gusta de Córdoba y qué le molesta...

-Pues me gusta que es una ciudad en la que hay mucha variedad de ambientes y de lugares, por lo que se pueden hacer muchas cosas diferentes con bastante comodidad. Además, me gusta el entorno, como la Sierra o la Campiña, también es hermoso y ofrece muchas posibilidades. Lo que menos me gusta, por contra, es que en el carácter de los cordobeses se aprecia una resistencia a todo lo que signifique evolucionar. Hay siempre muchas reticencias y dificultades para aceptar los cambios, y eso me desagrada.

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