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El Consejo del Movimiento Ciudadano exige que el nuevo mapa de ruido de Córdoba incluya el ocio nocturno

Varios grupos, en una terraza de Córdoba.

Varios grupos, en una terraza de Córdoba. / Juan Ayala

El Consejo del Movimiento Ciudadano ha trasladado al Ayuntamiento de Córdoba la necesidad de que el recién iniciado expediente de contratación de la actualización del Mapa Estratégico de Ruido de la Ciudad y su plan acción de la cuarta fase incluya las mediciones que provoca el ocio nocturno que, a nivel vecinal, es el origen de la mayoría de quejas existentes sobre ruido, junto al tráfico. Justamente, son también dos fuentes principales de la contaminación atmosférica y del aire.

El Consejo del Movimiento Ciudadano ya reiteró sus críticas al mapa que se desarrolló en el anterior mandato y que se ha mantenido en este, y se posicionó críticamente ante el plan de acción que se aprobó hace un año por no dar respuesta a las quejas ciudadanas sobre ruido al haberse elaborado sin contar con algunas de las fuentes de molestias más relevantes y hacerse además a través de simulaciones informáticas en vez de con mediciones reales.

Del mismo modo, el estudio debe incluir la periferia y el Casco Histórico como territorios diferenciados en nuestra ciudad. La periferia, a pesar de no ser una aglomeración urbana intensa, tiene que sufrir, por ejemplo, el ruido del transporte ferroviario al estar divididos Villarrubia, Alcolea o El Higuerón por las vías del tren y seguir huérfanos de pantallas acústicas suficientes e idóneas. La zona de Trassierra tiene que aguantar el ruido de motos y coches deportivos en numerosas ocasiones.

Por su parte, el Casco es la pieza más delicada de la ciudad y aparte del numeroso tráfico en sus estrechas calles, está invadido de actividad de ocio nocturno descontrolada, o de actos festivos, manifestaciones, procesiones y toda gala de actividades masivas que comprometen el ecosistema urbano que representa. Se nos olvida que la contemplación de nuestro patrimonio, el disfrute de nuestros patios y plazas, y, sobre todo, la vida residencial que aún perdura en sus barrios necesita de tranquilidad y calidad de vida suficientes.

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