Córdoba

La Ciencia en Córdoba también se resiente ante el coronavirus

  • Las medidas de confinamiento obligan a pausar algunos de los proyectos de la Universidad

  • Los investigadores reconocen que hacen falta medidas para ampliar los plazos de entrega

Investigadores de la UCO durante el desarrollo de un proyecto.

Investigadores de la UCO durante el desarrollo de un proyecto. / Juan Ayala

Una de las claves de la Universidad de Córdoba (UCO) es, sin duda, su alto potencial investigador. Prueba de ello es que lidera cada año numerosas clasificaciones internacionales en distintas ramas dado lo elevado de su nivel. Sin embargo, la pandemia del coronavirus también está afectando al lado científico de la UCO. Proyectos que no pueden seguir adelante, sobre todo los relacionados con las áreas de Agronomía o de Biología, plazos que llegan y para los que no hay resultados por la imposibilidad de continuar con los estudios… El panorama, a priori, puede resultar algo catastrófico para el conjunto de la ciencia en Córdoba hasta que se logre vencer al coronavirus y, de una vez por todas, se pueda volver a la normalidad.

Para conocer el impacto que el covid-19 tiene sobre los proyectos de investigación, el Día ha entrevistado a varios científicos de la UCO y también al vicerrector del ramo, Enrique Quesada, quien ante todo recuerda que dado el actual estado de alarma “todos los investigadores tienen que acogerse a las medidas del Gobierno”. A pesar de todas las limitaciones, continúa, “la comunidad científica está respondiendo de manera excepcional”.

No obstante, también reconoce todos los trabajos del área de Ciencias de la Vida son los que están registrando, hasta el momento, “una mayor incidencia y el mayor impacto”. Se trata de proyectos que “están sufriendo mucho porque no podemos saltarnos el estado de alarma”, insiste. A este problema se suma el que tampoco se hayan modificado los plazos de ejecución de los proyectos.

Como ejemplo, Quesada expone que el caso de un trabajo que tenga que concluirse en diciembre de este año, pero advierte de que “lo que no se haga en primavera, no se puede hacer luego”. A pesar de ello, el vicerrector de Investigación de la UCO confía en que se puedan introducir cambios para evitar esas fechas límites, si bien, reconoce que el estado de alarma por el coronavirus “está limitando el éxito científico y cumplir con los objetivos”.

A pesar de las estrictas medidas de confinamiento, hay aspectos de los proyectos de investigación que se tienen que seguir llevando a cabo, como el básico de alimentar a los animales que hay en el Campus de Rabanales o comprobar el estado de los cultivos. El doctor de Ingeniería Agronómica y responsable de la Finca Experimental de Rabanales, Francisco Márquez, es una de las personas que acude a este espacio de manera puntual porque, tal y como recuerda, “estamos en una situación de reclusión y se lleva a cabo el mantenimiento estrictamente necesario”.

Así, alude a un ensayo que se ha hecho sobre nuevas moléculas fertilizantes para mejorar la productividad de los cultivos y también hace referencia a, por ejemplo, el trabajo con los cereales de secano. La fecha de recolección está prevista para la segunda semana de junio, pero no se sabe aún qué va a pasar. A fin de cuentas, anota, “son proyectos europeos y no se trata sólo de la pérdida económica, ya que los estudios también tienen que aportar una capacidad para mejorar el rendimiento”. Márquez, además, hace un claro llamamiento a que se continúe apostando por la ciencia porque “si se abandona la investigación, la recuperación será más lenta”.

Cultivos en la finca experimental de Rabanales. Cultivos en la finca experimental de Rabanales.

Cultivos en la finca experimental de Rabanales. / El Día

Corderos, cabras o caballos son solo algunos de los animales, además de insectos, que viven en la granja experimental de Rabanales y a los que hay que dar de comer. Para ello, se acude a darles la alimentación y se guardan todas las medidas de seguridad precisa por parte del personal “para que no haya contagios cruzados”.

María José Polo es catedrática de Universidad en el área de Ingeniería Hidráulica de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y de Montes de la UCO y también ha visto como el coronavirus está limitando su actividad como investigadora. No obstante, reconoce que el trabajo que llevan a cabo en su grupo “tiene una gran componente de modelado y cálculo, lo cual se está manteniendo desde el trabajo en casa”. “Es cierto que se apoya de forma significativa en información de campo, meteorológica, hidrológica y otra más específica, pero gran parte de ella la obtenemos de redes de información pública y de nuestra red de registro continuo en las zonas de estudio, en la actualidad, Sierra Nevada y el Parque de Cardeña, que descargamos por conexión remota”, explica.

La catedrática de la UCO María José Polo durante una sesión de teletrabajo. La catedrática de la UCO María José Polo durante una sesión de teletrabajo.

La catedrática de la UCO María José Polo durante una sesión de teletrabajo. / El Día

Se trata de una gran ventaja respecto a otros compañeros de la UCO, ya que según cuenta, “nos ha permitido una adaptación rápida a las circunstancias de confinamiento, aunque algunas campañas de medida previstas antes de que finalice la temporada de nieve y alguna labor de mantenimiento de equipos en campo empiezan a tener cierto riesgo de no poder hacerse antes de que acabe la situación de alarma”. Por eso, continúa, “tendremos que plantear en ese caso el plan de previsto en los proyectos y, llegado el caso, solicitar autorización para acciones ineludibles”.

En la actualidad, el grupo que lidera desarrolla cuatro proyectos competitivos: dos internacionales, uno del Plan Estatal y otro de la convocatoria Feder de la UCO. Todos ellos están en marcha y están relacionados con servicios climáticos e hidrológicos en el caso de los internacionales y con el impacto de la variabilidad climática en zonas de montaña sobre el régimen de caudal en ríos en el proyecto Opera del Plan Estatal y, por otra parte, con la gestión de parques naturales y la interacción hidrología-vegetación en el caso del programa Feder-UCO.

Polo ofrece una visión más optimista ante el confinamiento y cómo enfrentarse a él. Así, destaca que “afortunadamente, hoy en día estas herramientas virtuales ya formaban parte de nuestra rutina, aunque en una proporción menor por supuesto”. Eso sí, “trabajar en casa exige, como en muchos otros trabajos, organización diaria para mantener la concentración mental en una situación que no es como llevarte trabajo a casa de la forma habitual que, al menos yo, solemos hacer”.

No obstante, da una de cal y otra de arena, porque también alerta de “el no poder realizar en condiciones adecuadas las visitas de campo, no ya imprescindibles, sino deseables en caso de que el confinamiento se prolongue mucho más de lo que ya se espera”. También subraya que “las condiciones administrativas a las que nos tenemos que someter durante este estado de alarma no me permiten gestionar adecuadamente las altas y el mantenimiento del personal necesario o la puesta en marcha de equipo de campo”.

En el caso de los plazos que manejan también juegan con suerte porque “los dos proyectos internacionales mencionados finalizan en verano, por lo que nuestros plazos se van a cumplir sin contingencias”. Eso sí, aclara que “estamos pendientes de decidir la forma de las reuniones finales de ambos proyectos, que serán virtuales, en todo caso”.

Polo también hace referencia a los objetivos y resultados y sostiene que “desde nuestro punto de vista ahora mismo no vislumbramos consecuencias a corto plazo, por el tipo de trabajo de nuestra línea de investigación”. No obstante, advierte de que aquella investigación en curso que requiera trabajo de laboratorio con equipamiento de altas prestaciones “no se puede realizar de forma remota”.

También el área de Humanidades se ve afectada por el coronavirus, algo que bien sabe la doctora del área de Historia Contemporánea de la UCO María José Ramos. En la actualidad trabaja en varios proyectos y reconoce que el covid-19 “nos ha dificultado nuestra investigación, ya que en estos momentos no podemos ir a archivos, ni a bibliotecas”. “Es cierto que, mucha de la documentación utilizada está digitalizada, pero en casa no tenemos ni el equipo ni la conexión a internet que tenemos en la Facultad de Filosofía y Letras”.

En este nuevo orden marcado por el coronavirus, “cualquier consulta va mucho más despacio”. De hecho, asegura que tiene que buscar las franjas horarias menos transitadas para hacer las búsquedas, como es a primerísima hora de la mañana, en la franja del mediodía y a la hora del homenaje “a nuestros sanitarios y personal que nos está haciendo el confinamiento más llevadero”.

A su juicio, sí que “es necesario ampliar plazos”. “No podemos concluir los trabajos con los centros de investigación cerrados. Nosotros necesitamos cotejar los datos y libros para poder redactar nuestros artículos y capítulos de libros”, subraya.

En este segundo cuatrimestre imparte tres asignaturas en distintas facultades. “Ha sido muy complicado adaptar una asignatura presencial a online. Se precisa la preparación de unos materiales que, es imposible improvisar”, resume y añade que otro handicap era la conexión a internet y los equipos informáticos. “No estábamos preparados ni el profesorado y el alumnado para esta situación”, considera.

A pesar de ello, Ramos subraya que este problema se está intentando solucionar, en parte. Así, alude que en esta semana desde el Vicerrectorado de Estudiantes están facilitándoles al alumnado que lo precise material para poder seguir la docencia a distancia y, “por ello, se está haciendo una excelente labor”.

Todos ellos confían en que se supere el coronavirus y que la ciencia en la UCO siga su senda.

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