Córdoba

Un catering improvisado

  • El centro de mayores del Guadalquivir se vio desbordado al mediodía y no pudo ofrecer comida a los vecinos, lo que obligó al Ayuntamiento a contratar a una empresa para los menús en tiempo récord

La jornada de ayer fue un cúmulo de improvisaciones, y a algunos vecinos les duró el mal trago incluso a la hora de comer. "Cuando llegamos a la residencia de mayores del Guadalquivir a mediodía nos dijeron que no se hacían cargo, que allí no podían atender a tanta gente", relató Juan Albalá, uno de los padres de familia evacuados en la Altea que acudió al centro habilitado por el Ayuntamiento. En la infraestructura del barrio Guadalquivir se vivieron momentos de tensión debido a que el centro se vio desbordado para asistir a tantos vecinos: "Nos dio la sensación de que íbamos a pedir limosna. Nos respondieron que aquello era un centro de ancianos y prácticamente nos echaron de allí", dijo.

Tras una reunión con los servicios sociales, el Consistorio ofreció una solución. La protesta de algunos de los ciudadanos afectados le llevó a contactar con una conocida empresa de catering de la ciudad (Sercolu) para que se encargara de preparar una treintena de platos de comida en tiempo récord. El centro de transeúntes municipal de Campo Madre de Dios, unas instalaciones a las que acuden a diario -e incluso viven- personas con escasos recursos económicos, fue el primer comedor al que acudieron los afectados. Un plato de sopa, carne con tomate y un yogur como postre fue el menú que ofreció Sercolu.

La elevada demanda en Campo Madre de Dios y la falta de planificación del Consistorio -hubo muchos que, tal vez desinformados, no acudieron a este centro- llevó a pensar en un lugar más amplio para suministrar la cena. En concreto, fue el polideportivo de Las Margaritas el enclave elegido para dar de comer a más de un centenar de personas, si bien en Alcolea también hubo que dar respuesta a otra treintena de personas que se habían quedado sin vivienda. El menú para cerrar el día fue arroz a la cubana, tortilla y ensalada.

Hasta las 22:30, apenas 26 vecinos afectados -de los cien previstos en un principio- decidieron cenar en esta instalación deportiva y de estos ninguno quiso quedarse a dormir. Para todos, Cruz Roja preparó un kit de aseo personal, prendas de intendencia y lo necesario para pasar la noche.

Por cierto, que tanto desde el Ayuntamiento, como desde la propia organización humanitaria no se facilitó el trabajo a los medios de comunicación que se desplazaron hasta el polideportivo para informar de lo sucedido. Bajo el argumento de que los vecinos están viviendo situaciones complicadas y que los propios informadores podían alterarlos con su presencia y sus preguntas, los responsables de prensa de ambas instituciones impidieron el trabajo de la prensa, que habló con los vecinos en la calle antes de que entrasen en la instalación deportiva. Lo único que facilitaron fueron varias fotos del centro a última hora de la noche.

Sin embargo, a los vecinos que aguardaban en la entrada a la espera de que el montaje estuviese listo no les importó contar, de nuevo, su situación. José Pérez, a quien no le quedó más remedio que ir hasta Las Margaritas para poder comer y cambiarse de ropa, lleva más de dos meses sin casa debido al desembalse. En todo este tiempo, José Pérez ha estado viviendo en el hostal Mariano y ayer iba sin calcetines. De su casa, apenas pudo sacar hace tres días lo imprescindible. "Teníamos algo y lo hemos perdido", aseguró y reconoció que el hecho de acudir a recibir ayuda no le suponía ningún problema. No obstante, "un plato de comida no soluciona nada", dijo.

Antonio Ribera es otro de los vecinos afectados y su petición fue clara, como la del resto de personas damnificadas. "Que el alcalde, Andrés Ocaña, vaya a la zona, vea las pérdidas que tenemos y se deje de hacer fotos", exclamó. Hace apenas seis años que Antonio Ribera dejó Bélgica debido a un accidente laboral. "Me vine aquí, hice la casa y lo he perdido todo", lamentó.

Gran parte de los vecinos acudieron a Las Margaritas en previsión de mantener una reunión para concretar sus peticiones, aunque la falta de gente hizo que el encuentro no se celebrase.

A última hora de la noche, el Ayuntamiento informó de que en la residencia del Guadalquivir iban a pasar la noche 24 afectados.

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